Democràcia, el reto valenciano de definir identidades locales

Los componentes del estudio valenciano Democràcia eran, hasta hace unos años, el estudio Quevieneelcoco. Justo al cumplir su primera década con esa denominación se toparon con la realidad de que ese punto naif ya no les representaba. «Nos considerábamos en un punto más evolucionado y maduro, con un equipo ampliado, con más trayectoria a nuestras espaldas». Era el momento de transformar su nombre.

El equipo de Democràcia.

«Nuestra visión de la comunicación y el diseño es que su éxito está en que sea entendible por toda la sociedad, queríamos quitarle esa parte exclusiva o elitista que te relega a un gueto y te aleja de la realidad», explica uno de sus representantes, Pablo Llobell. «Fue un brainstorminglargo. Queríamos una palabra fácil de pronunciar, con un significado muy potente, que nos definiera y que cualquier persona pudiera pronunciar sin problema. Además de que fuera entendible en cualquier idioma. “democràcia” es simplemente una palabra bonita, potente y con carga. El diseño gráfico es una de las disciplinas en diseño más buenas para poder democratizar. Sensibilizar y crear una sociedad crítica al buen diseño es algo que en el futuro hará mucho bien al sector. Pero nada de colores, ni banderas, ¡esto no va por ahí!». Así nació Democràcia. 

El estudio —«en el que menos siempre es más»— se define en una buena parte por cómo ha logrado sonsacar las virtudes territoriales para, gracias a ello, incrementar la implicación social. Sus últimos ejemplos han sido:

La tarea ante cada proyecto donde hay un afán de mostrar políticas públicas o distinciones locales pasa, definen, por «ser capaces de reflejar una realidad, destacando las singularidades que definen cada territorio, sin caer en el tópico, como trabajamos los briefings de cualquier cliente, solo que en estos casos somos nosotros los que solemos desarrollar el briefing. Simplemente eso».

¿Qué es lo más satisfactorio y lo más problemático de esa relación con las instituciones públicas?, les lanzamos.

«Estos últimos años prácticamente todo se hace por Llamada a proyecto (bien y mal pagado, eso sí), supervisada por la ADCV, ComunitAD y otros colectivos profesionales de la comunicación y el diseño. Si te interesa, te presentas; si les gusta lo que has hecho hasta ahora, te seleccionan, y si hay varios finalistas y sabes dar buenos argumentos, ideas y les gusta tu forma de trabajar, lo ganas. Así de simple. Así empezamos. Aunque es verdad que ahora intentamos vender proyectos directamente a instituciones públicas cuando tenemos una idea que creemos que puede encajar en un planteamiento de ciudad, comunidad o simplemente por sensibilizar sobre algún tema que pueda estar en el tintero».

«Luego viene el trabajo de campo. Normalmente lo más sencillo es que saben lo que quieren pero no ‘cómo’ lo quieren, en ese sentido son bastante flexibles y te dan bastante vía libre».

«Lo más difícil es que normalmente cuando haces la primera propuesta no suelen quedarse con lo que objetivamente les muestras, sino que la ideología política juega un papel importante. ‘Ese color no, no porque no nos guste sino porque van a pensar que somos otro partido’. Y eso francamente es una putada, así de claro, todavía falta mucho por “democratizar”. A pesar de todo, la verdad es que últimamente trabajar con instituciones públicas es un trabajo bastante agradecido». 

Aunque lo verdaderamente complicado fue lanzar su nuevo nombre. «Sin duda fue complejo planear el lanzamiento de la campaña del nuevo nombre para el mes de septiembre de 2017. Aprovechamos para ‘hacer ruido’ justo cuando las empresas vienen de las vacaciones con las pilas a tope y con ganas de poner en marcha nuevos proyectos. Y, sin quererlo, coincidimos con el referéndum de Catalunya. Todo muy político. Menudo jardín en el que nos metimos en el mejor momento (risas). Pero a nosotros nos va la caña (risas)».

«Eso nos abrió un largo debate con la gente, opiniones o críticas. Pero afortunadamente comunica tanto lo que se dice, como lo que se calla». 

Tras transcurrir todo ese tiempo hasta aquí la pretensión sigue siendo idéntica: «sencillamente que cuando una persona de la calle vea una de nuestros trabajos pueda entenderlo con claridad, que mentalmente piense ‘woow’, solo así habremos conseguido el objetivo que busca el cliente.  Acercarnos a la gente y provocar, eso nos gusta. Pero, sobre todo, crear sensibilización en la sociedad, con esa idea de democratizar el diseño y que todos seamos sensibles a diferenciar lo bueno de lo malo o lo bonito de lo feo». 

democraciaestudio.com

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