David Szauder es un artista visual húngaro que ha hecho del error, la memoria y la inteligencia artificial un territorio fértil para crear universos tan inquietantes como poéticos. Desde Berlín, su obra conecta historia del arte, cultura digital y tecnología experimental, moviéndose entre la instalación inmersiva, el collage y la imagen generada por IA.

Nacido en 1976 en Hungría, David Szauder comenzó su camino en el arte desde una base sólida en historia y teoría. Estudió Historia del Arte en la Universidad Eötvös Loránd y amplió su formación en Intermedia en la Academia de Bellas Artes de Budapest. Aquella doble perspectiva —la investigación histórica y la práctica experimental— marcó para siempre la naturaleza híbrida de su obra.
Su curiosidad por los cruces entre imagen y tecnología le llevó a Finlandia, donde participó en un programa de intercambio en la Universidad Aalto de Helsinki. Poco después, se estableció en Berlín, una ciudad que ofrecía el ecosistema perfecto para un artista que buscaba moverse entre la tradición y la vanguardia digital. Entre 2009 y 2014 trabajó como curador en el Instituto Cultural Húngaro de Berlín, un puesto que no solo le permitió acercarse a la gestión cultural, sino que amplió su visión sobre la creación contemporánea en un contexto internacional.
En paralelo, David Szauder empezó a desarrollar un lenguaje propio que absorbía influencias de la historia del arte, el cine experimental, el glitch digital y la estética de los errores tecnológicos. Esta exploración se ha mantenido como uno de los ejes centrales de su producción, donde el “fallo” se convierte en un recurso expresivo cargado de sentido.

Series y proyectos: del glitch a la inteligencia artificial
La obra de David Szauder se despliega en series temáticas que funcionan como laboratorios visuales. Entre ellas destaca Bestiarium, una colección de retratos que hibridan rasgos humanos con formas animales, generando criaturas que parecen surgir de un bestiario medieval reinterpretado con herramientas de inteligencia artificial. Más allá de lo estético, la serie plantea preguntas sobre la identidad, la transformación y la relación entre lo natural y lo artificial.
Otra línea de trabajo relevante son sus Anatomy Sweaters, piezas que mezclan moda y biología para vestir el cuerpo humano con patrones inspirados en órganos y tejidos. El resultado es a la vez inquietante y atractivo, un juego visual que expone lo que normalmente permanece oculto bajo la piel.
En Mondrian Studies, Szauder recupera películas Super 8 grabadas por su abuelo y las reinterpreta bajo una estética fragmentada, casi delirante. Aquí, la memoria personal se funde con un tratamiento visual que recuerda a la abstracción geométrica, uniendo pasado íntimo y lenguajes formales de la modernidad.
En su trabajo más reciente, la inteligencia artificial ocupa un papel central. Szauder no la utiliza como un mero generador de imágenes, sino como una herramienta de diálogo con el azar y el error. El artista ha colaborado con plataformas de IA para crear entornos inmersivos y secuencias narrativas que evolucionan en tiempo real, como en el proyecto Tango in Wonderland, presentado en festivales internacionales como Ars Electronica.
David Szauder: Entre la enseñanza y la experimentación
Además de su labor como creador, David Szauder ha desarrollado una intensa actividad docente. Ha sido profesor invitado en la Academia de Cine de Potsdam y, desde 2023, imparte clases sobre inteligencia artificial en la Universidad Moholy-Nagy de Arte y Diseño en Budapest. Su enfoque combina la reflexión crítica sobre el impacto de la tecnología en la creación artística con una enseñanza práctica que invita a sus estudiantes a explorar las posibilidades y limitaciones de las herramientas digitales.
Su trayectoria también incluye la curaduría de exposiciones en distintas instituciones y la participación en proyectos editoriales, desde colaboraciones con medios como The Washington Post hasta su presencia en bienales de diseño e ilustración. Esta faceta más institucional le ha permitido conectar a creadores emergentes con audiencias internacionales, ampliando así el alcance de la experimentación digital.
En redes sociales, Szauder mantiene una presencia activa, compartiendo fragmentos de obras y textos breves que funcionan como microrrelatos poéticos. Una de sus publicaciones recientes, titulada Wondralis, ilustra bien su capacidad para condensar en pocas líneas una atmósfera narrativa que luego se expande visualmente en sus piezas.
Un lenguaje entre el pasado y el futuro
Lo que hace singular la obra de David Szauder es su capacidad para unir referencias históricas con recursos propios de la cultura digital. Sus imágenes están cargadas de simbolismo, pero también de un cierto desarraigo temporal: parecen postales enviadas desde un pasado que nunca existió o visiones de un futuro que se reconstruye con materiales del presente.
El uso del glitch, de la distorsión y de las texturas digitales no es un simple efecto visual. En manos de Szauder, estos elementos se convierten en metáforas de la fragilidad de la memoria, de la manera en que la tecnología filtra y altera nuestra percepción del mundo. En lugar de aspirar a la perfección técnica, el artista abraza lo imperfecto como vehículo de significado.
En un contexto en el que la inteligencia artificial amenaza con homogeneizar la estética visual, David Szauder demuestra que la tecnología puede ser una aliada para mantener una voz propia. Sus obras no se limitan a reproducir patrones, sino que buscan romperlos, introduciendo imprevistos que devuelven a la imagen un pulso humano.
Su producción, expuesta en museos, festivales y galerías internacionales, confirma que el arte digital no es solo una extensión de la técnica, sino también un espacio para la reflexión sobre la propia condición humana. En las manos de Szauder, la IA, el collage y la instalación se convierten en instrumentos para explorar lo que somos y lo que podríamos llegar a ser.
Actualizado 21/08/2025