Una mujer que tuvo que dar a luz en su celda, una lesbiana que fue confinada a aislamiento, una prisionera a la que le permitieron mantener su melena para resultar más atractiva a sus violadores… Estas son algunas de las historias que recoge el cómic Cuerda de presas.
Esta iniciativa de Jorge García y Fidel Martínez pretende dar visibilidad a aquellas mujeres que fueron encarceladas durante el franquismo y que no han recibido la atención necesaria en la memoria histórica. El título Cuerda de presas hace referencia a un concepto que se utilizaba para denominar a un conjunto de prisioneras atadas en fila para su traslado.
Este cómic salió por primera vez al mercado hace 12 años, pero la editorial Astiberri lo ha reeditado con el objetivo de mejorar la primera entrega. Las principales modificaciones han sido el cambio de dimensiones, el paso al cartoné y cambiar la ilustración de la portada para darle un mejor acabado.
El estilo de las ilustraciones de este cómic pretende reflejar la dureza de los testimonios de la época. Para ello, utiliza un dibujo contrastado, duro, de corte expresionista y con influencias del cartelismo utilizado durante el franquismo para propaganda.
El guionista, Jorge García, cuenta que la idea del guion surgió en el año 2003, cuando estaba revolviendo una pila de CD de música de la Guerra Civil en una biblioteca pública de Salamanca. Uno de ellos se titulaba Dones del 36, del grupo Maquis, y recreaba un concierto clandestino en los baños de la prisión de mujeres de Ventas en 1948. Fue en este momento en el que se dio cuenta de que las mujeres que fueron prisioneras durante el franquismo no recibieron la visibilidad que merecían.
A pesar de que las historias son ficticias, se han podido ajustar bastante a la realidad que les tocó vivir a estas mujeres encarceladas gracias a la exhaustiva investigación que llevaron a cabo los autores Jorge García y Fidel Martínez. Partieron del ensayo Irredentas, de Ricard Vinyes, y siguieron con los testimonios de presas recogidos por Tomasa Cuevas durante los años 70 y 80. También consultaron una monografía sobre la cárcel de Ventas en Madrid, el libro Rojas de Mary Nash, la novela La voz dormida de Carmen Chacón y mucho más.