La curiosidad de Pedro J. Saavedra es la que le lleva a los lugares que fotografía. Ha ido a Irán a vivir la Ashura, a conocer a los zapatistas a Chiapas, a Albania, a visitar uno de los barrios más conflictivos de Panamá, El Chorrillo, y para este trabajo el lugar escogido ha sido Corea del Norte. Siempre que ha viajado ha querido comprobar con sus propios ojos si lo que realmente se hablaba del lugar era verdad o mentira. En Corea del Norte quería saber qué hay de mito o de realidad. A través de sus fotografías Saavedra nos muestra un mundo un tanto diferente a lo que el público está acostumbrado. Hoy, nos cuenta cómo fue su experiencia en el país coreano.
Aunque a Pedro J. Saavedra no le gusta que le llamen fotógrafo, realiza fotografías aprovechando sus múltiples viajes. Para él, viajar es lo que le hace vivir el presente; estar totalmente atento a lo que pasa, atento al ‘aquí’ y al ‘ahora’, algo que, según él, necesita y le cuesta tanto.
«Realmente me gusta viajar y hacer fotos de los lugares que voy conociendo, aunque en un orden de prioridades no es lo más importante. Lo más importante para mí es viajar. Viajo, hago fotos, y entre foto y foto hago vídeo. Mis fotografías van por otro sitio, o eso creo yo –y me gustaría–, aunque no descarto considerarme una persona que le gusta hacer fotos de viajes, no tiene nada de malo…», nos explica Saavedra.
En sus fotografías, según nos cuenta, Pedro J. Saavedra no piensa antes de realizar una fotografía. Simplemente ve la foto y dispara. Es de la opinión de que «hay que fluir, sentir el pellizco». Sobre todo, lo que busca en sus composiciones es fotografiar territorios, a ser posible donde habiten personas, donde se perciba cómo éstas transforman el lugar dejando su impronta y cómo crean su propia arquitectura y su propio arte sin saberlo. Busca lugares en los que con una fotografía pueda imaginarse qué ocurrió allí; qué pasó antes y después, lo que que pasa a izquierda y derecha, atrás… «Me gusta el misterio del lugar, jugar con la imaginación cuando vemos la foto y reforzarla con el recuerdo de la foto vista».
Y es exactamente esto lo que ha sucedido con la serie de fotografías que ha realizado en Corea del Norte. Con su curiosidad, con su Canon 5D Mark II –con un objetivo Sigma 35 mm / F 1,4 DG HSM–, con un Canon 50 mm 1.4 y una FujiFilm Xt1 –con un 50 mm 1.4–, ha ido en busca de la belleza norcoreana.
A pesar de que Saavedra no contaba con financiación externa (invirtió más de 1.700€ entre las cuatro noches en Corea del Norte, vuelos y la estancia en China – único lugar desde donde los turista pueden entrar a Corea del Norte), decidió viajar a allí para buscar la belleza del país que desmontara la imagen que los medios de comunicación transmiten al mundo.
«Quería buscar la belleza en un lugar en el que lo que acostumbramos encontrar es totalmente lo contrario por lo que nos cuentan. Quería demostrar que en cualquier lugar puede existir la belleza. Estamos habituados a que continuamente nos bombardeen con información terrorífica sobre este país, curiosamente casi siempre por agencias de noticias de Corea del Sur –su fiel enemigo– por lo que yo pretendía salir de eso; de lo sencillo; de lo vendible… Creo que la gente quedó bloqueada al ver algo contrario a lo que está acostumbrada», nos comenta.
A lo largo de sus estancia y durante el proceso de realización fotográfica, Pedro J. Saavedra tuvo que seguir unas normas que le establecieron, consistentes en la prohibición de fotografiar ciertos elementos.
«No tuve ningún problema pero sí que tuve que cumplir ciertas reglas, como no hacer fotografías a los guardias, policías, soldados, militares, tampoco a zonas militares, y esto, por cierto, es lo que no tenía pensado hacerle fotos porque no me interesaba lo más mínimo. Si hay una foto que no me dejaron hacer, es la de un edificio que se estaba construyendo (con lo que supone esa imagen de vigas, y cemento…). Sí, es absurdo, pero tiene sentido: ellos temen que puedas utilizar las fotografías para manipular información y dar una mala imagen de su país».
Su proyecto fotográfico sobre Corea del Norte, además de estar compuesto por la serie de fotografías, también contempla un vídeo documental con el que refuerza el mensaje de que existe otra faceta, más amable y bella, del país. Según nos cuenta Saavedra, aunque el vídeo en un principio tenía un carácter secundario, fue la pieza que más impactó en el público cuando publicó su trabajo. La pieza audiovisual se hizo viral, llegando a aparecer incluso en la BBC.
Los protagonistas de este vídeo son la gente del país, su arquitectura, sus monumentos, su compañero de viaje y los guías. Lo que sale en el vídeo es lo que vio y lo que le dejaron ver, sin truco.
Este proyecto ha sido fruto de un largo proceso de trabajo. Estuvo cinco días en Corea del Norte en los que pudo fotografiar y filmar. Después estuvo unos meses seleccionando fotografías y montando la pieza audiovisual. Con todo ello, el balance de Saavedra es muy positivo, de hecho recomienda a quienes pretendan viajar a Corea del Norte con la finalidad de retratarla, que viajen al país ya que es una experiencia única y surrealista.
«Les recomendaría que vieran por sus propios ojos que no es tan complicado como nos cuentan, ni entrar ni hacer fotos. Sí hay cosas, evidentemente, que no comparto ni me gustan. Pero por lo demás, algo resistible. Más peligroso es cualquier ciudad de Sudamérica o cualquier barrio de cualquier ciudad de España», afirma Saavedra.