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Los diseñadores somos muy egocéntricos y cuando un ayuntamiento, una comunidad autónoma o una diputación nos llama para diseñarles algo se nos ponen los pelos de punta. Somos los elegidos. ¡Uau!
Con el cambio político, con la nueva política, hay muchos organismos públicos que piensan que lo mejor es cambiar las cortinas que otros dejaron viejas, sucias y polvorientas por unas nuevas, aunque sean de Ikea, pero nuevas. Se trata de no dejar huella de lo que hicieron otros y con el pretexto de nuevos tiempos, nuevas formas y nuevas ideas pues a encargar diseño.
En la mayoría de ocasiones es necesario y es una buena noticia para los diseñadores pero antes de alegrarse y aceptar el encargo hay que tener algunas cosas claras antes de ponerse a diseñar sin más no sea cosa que metamos la pata y hagamos el ridículo.
1. No lo sabemos todo. Por mucho que pensemos que somos capaces de hacer un buen logo, un buen cartel o una buena campaña nuestro trabajo no debe limitarse solo al apartado estético. Nuestro trabajo tiene consecuencias económicas y multilaterales. Así que sí no sabemos hacer algo o no tenemos la experiencia suficiente mejor no aceptar porque igual que vuestra reputación puede aumentar, puede caer en picado si la cagáis.
2. No hagáis nada solos. Por mucho que sepamos contad con más ojos y más mentes pensando, será beneficioso para el proyecto. Contad con otros creativos pero también con otros profesionales que conocen otras disciplinas: sociólogos, psicólogos, publicistas, expertos en marketing, tipógrafos, fotógrafos… Al menos pedidles consejo, pero de verdad, no eso que solemos hacer de ¿te gusta?. Que participen activamente.
3. La estética no lo es todo. Diseñar es algo más que poner un bonito color y escoger una buena tipografía. Nuestro trabajo tiene repercusiones económicas así que será mejor tener en cuenta otras cuestiones, sobre todo que lo que hagamos se entienda. Y si no me crees a mi cree a Paul Rand: «El diseñador debe ser consciente de que sus trabajos no son piezas de museo. La gente debe entender qué diablos intentas venderle»
4. No es vuestro proyecto. En la mayoría de ocasiones solemos anteponer nuestros gustos y preferencias y nos molesta que nos lo cambien simplemente porque es nuestro logo, nuestro cartel, o nuestra web, cuando en realidad es el logo de todos, el cartel para que todos se enteren de algo o una web donde accederán todos.
5. No trabajas para ellos. Trabajas para todos. Un proyecto gráfico para la administración pública no debe tratar de cumplir con lo que el político de turno quiera sino con lo que el organismo público necesita. Aceptar todo lo que se nos pida no es nuestra trabajo. Ver a un diseñador decir: «Es lo que me pidieron» es como ver a un policía decir: «cumplía ordenes», una mala noticia cuando se trata de temas públicos. Decir no y exigir ciertos mínimos es, en ocasiones, el mejor camino y lo mejor para que toda la sociedad tenga la mejor solución y así todos ganemos.
Los políticos no son personas intocables. Y mucho menos nuestros amigos. En el momento que se convierten en representares públicos son los que nos cobran los impuestos y las multas. No lo olvides.
6. No es un trabajo para aumentar el portfolio. Hacer trabajos para la administración pública no es algo que sea bueno solo para engordar nuestro currículum. Es bueno porque servirá a más personas. Si no queda todo lo bonito que queremos y no lo podemos poner en el portfolio no pasa nada, se trata de encontrar soluciones y obtener beneficios no de hacer cosas para aumentar nuestro enorme ego.
7. Exige datos. Normalmente no recibimos un buen briefing. Si no podemos exigirlo hazlo tu mismo. Inclúyelo en el presupuesto si hace falta pero no hagas nada sin datos. Estudios de mercado, comparativas, auditorias, informes, encuestas… Todo lo que hagáis antes será de enorme utilidad para sustentar vuestro trabajo y demostrar que lo que hacéis no es por capricho sino porque es lo que recomiendan los datos. Hacer las cosas solo por intuición no es una buena opción.
8. Presenta las cosas para que todo el mundo lo entienda. Cuando presentéis vuestro trabajo, tanto al cliente como a los medios no lo hagáis desde el punto de vista del diseñador. Estamos hartos de ver presentaciones de diseñadores para diseñadores. A la gente no les interesa para nada tus bocetos, ni cómo se llama la tipografía que habéis utilizado ni si el color es un matiz del pelo del concejal. Lo que nos interesa a los ciudadanos es porqué es realmente bueno lo que habéis hecho, qué beneficios reportará, dónde nos colocará en el futuro. El diseño es una actividad económica no estética, si lo que quieres es decir, «mirad que bonito es lo que he hecho» igual lo mejor sería dedicarse a otra cosa.
9. Dinero público. Es importante tener presente que estamos tratando con dinero público y no con dinero ilimitado. Tal vez es tentador pensar que podemos cobrar una cantidad importante de dinero pero cada euro que cobréis es dinero que todos los demás hemos aportado con nuestros impuestos así que será mejor que esté justificado lo que cobramos.
Con eso en la retina ni se os ocurra trabajar gratis para la administración pública. Ni asesorar, ni coger el teléfono para responder a unas preguntitas, ni ser jurado por la cara, ni hacer de correveidile como hacen las asociaciones de profesionales, ni regalar nuestro trabajo simplemente porque es en beneficio de todos. Si ellos no nos perdonan ni un solo impuesto, ¿por qué debemos hacerlo nosotros?. Si nosotros no valoramos nuestro tiempo y conocimientos nadie más lo hará.
10. Tienes que estar preparado para las críticas. Hacer proyectos públicos significa estar expuesto a la opinión pública y eso conlleva críticas y opiniones. Ten preparado un plan de comunicación y notas de prensa para explicar lo que has hecho y lo que no. Una mala comunicación puede arruinar todo tu trabajo. Y no te escudes solo en aquello de «es que no se enteran» porque cuando llueven las críticas igual es que el que no se entera eres tú.