Conseguir un blanco opaco en impresión sin tener que recurrir a la serigrafía o a las múltiples pasadas del blanco cubriente, siempre ha sido uno de los principales objetivos de la tecnología en las artes gráficas. Y desde hace unos años, este objetivo se ha alcanzado.
Para muchos diseñadores e impresores, el concepto de tinta blanca en sistemas de impresión indirecta todavía les resulta algo extraño. Hasta hace poco si se quería llevar a cabo un proyecto con elementos diseñados en blanco sobre una superficie oscura, se optaba por imprimir en serigrafía o incluso se llegaba a rediseñar la pieza para sustituir el color blanco por acabados como el stamping o el gofrado. Pero, ¿qué hacer en las ocasiones en las que es fundamental imprimir en blanco, sobre grandes formatos y en largas tiradas?. Por suerte, hoy en día tenemos una buena respuesta a esta pregunta.
Actualmente, la tinta blanca ya no es exclusiva de la serigrafía; con el sistema de impresión offset también pueden imprimirse documentos en los que hay masas de color en blanco. Esta reciente tecnología permite aunar en un documento impreso la alta calidad que ofrece el sistema de impresión offset y el abaratamiento de costes en tiradas largas.
Con la tinta blanca en offset las posibilidades creativas en un diseño aumentan. No solo es posible imprimir zonas de un color blanco opaco en superficies oscuras, sino que además es posible realizar innumerables efectos combinando materiales como por ejemplo aplicando el blanco sobre papeles especiales: papeles transparentes, texturados, traslúcidos, metalizados, etc. De ahí que cualquier tipo de soporte sea susceptible de convertirse en el ideal para la aplicación de tinta blanca en offset.
Os dejamos con este precioso trabajo de la diseñadora estadounidense Nancy McCabe, quien ha realizado un mapamundi tipográfico imprimiendo con tinta blanca offset sobre papel negro.
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