BYG, así escrito, suena todavía más grande. Pero es la unión práctica y sencilla entre dos profesionales del diseño, de la ilustración, dos fervientes del collage y del muralismo.
La dupla valenciana a la que, en cambio, algunos llaman BIC o, dándole todavía más encanto, B y G. Es ahí cuando Bolinches y García, Patricia y Luis, sonríen. Que son BYG. Lo son porque vieron que, de esta unión experimental, podría salir lo mejor de lo que cada uno aportaba individualmente.
Ese vínculo se solidificó especialmente con el trabajo para el Centro Dramático Nacional. Una continuidad al trabajo de Isidro Ferrer, conjuntamente con él. «Todo un reto sacar 23 carteles con una misma línea gráfica y también trabajar durante todo un año a tres bandas con Isidro y cada uno en una punta (Madrid, Valencia, Huesca). Una experiencia brutal».
Los carteles para el CDN emanan dobles sentidos, guiños, personificaciones, la elegancia de un collage poderoso que parece poder frotarse para sentir infinidad de texturas. Las obras del Centro viviendo un preámbulo sobre la faz de sus carteles. La expresión pura de todo lo que puede contar un cartel.
Hablemos de esa prevalencia por el collage.
¿Por qué, BYG, esta actualización del collage? «Para nosotros es una técnica más para comunicar, pensamos que tiene la fuerza que otras no tienen porque descoloca al espectador, generar imágenes o historias no reales hace que nos fijemos más y eso nos gusta. Es habitual en nuestro trabajo y en parte la culpa la tiene el cliente que nos busca por como lo trabajamos, también es habitual porque nos gusta que nuestro trabajo cuente una historia, queremos hacer pensar al espectador y no dejarlo indiferente».
Detrás de cada cartel, de cada ilustración, hay episodios de viveza que muestran gestos de humor, una apelación tal vez a no tomarnos tan en serio: «Realmente es como somos, sale solo. La mayor complejidad es cuando no estamos de humor y hay que sacarlo».
BYG, sigamos el retrato robot, también es calle. Exaltan los intercambios que se producen en el entorno urbano y las derivads en acciones propias como el muralismo. «Es una manera de comunicar directa, sin filtros ni intermediarios. Es un soporte efímero, donde se puede decir o contar a todos los públicos y eso es brutal. El muralismo nos pone en cada proyecto a prueba intelectual, física y psicológica. Cada mural es un reto no solo por el espacio que tenemos y lo que queremos contar, también por como vamos a reaccionar con las inclemencias del tiempo y con los imprevistos (que siempre hay). Y esta manera de ponerse a prueba a nosotros nos engancha».
Hace dos años hicieron una suerte de gira en diez días. «Empezamos haciendo un mural en San Sebastián dentro de el evento ‘muros que hablan’ como Ciudad Europea de la Cultura, continuamos en Madrid con un taller para niños en Matadero en la Casa del Lector, para seguir con unas charlas en Huesca y acabamos con un workshop en Logroño. Parecíamos el baúl de la Piquer».
Otro de los rasgos identitarios de Patricia Bolinches y Luis García es la ilustración para prensa. Juntos y separados.
¿Un consejo final sobre cómo estar preparados para ilustrar en prensa? «Leer y observar prensa constantemente. Que intenten sintetizar lo máximo posible y así conseguirán llamar la atención del lector ya que el tiempo de atención sobre una ilustración en este medio es lo que se tarda en pasar una página».