Buffalo es un universo en forma de revista que nace cuando puede y existe para siempre. Buffalo #2 (Madrid y Londres, 2013) son dos volúmenes que dialogan entre sí. Creadores más que artistas y sus obras se confunden en una única historia, la de la propia existencia. La adolescencia, los amigos, el sexo y la sexualidad, la importancia de las cosas, el arte sin galería y el estilo sin estilista. Desconocidos con mucho que contar y el street style en sentido literal. Adrián González y David Uzquiza, directores de arte, nos hablan de cómo se ha ido gestando esta publicación anárquica, arriesgada y de estética fanzinera.
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Buffalo es una publicación experimental, de formato grande y a todo color basada en la estética, el arte, y la auto-expresión. En Buffalo #2 se encuentran las criaturas de la noche con las mujeres de The Raincoats, Larry Clark habla de tarot y el pintor de Michael Jackson dice que no es tan guay como parece. Los contenidos se presentan con tanta realidad que se convierten en inmortales, como el último hogar de Kurt Cobain o fotografiar a Salem en una piscina.
«Yo quería que la revista tuviese muchas hojas y un papel muy fino. Como revistuchas especializadas de los 70 o la revista Time. Como el Pronto. Con mucho blanco y negro y sin importancia estética, muy simple pero a la vez muy papel y muy físico al mismo tiempo», explica Adrián González, coeditor y codirector de arte de Buffalo junto con David Uzquiza. «Pensé en las revistas que tenía mi abuela en el revistero desde hace años, con las hojas que empiezan a amarillear por zonas».
Adrián confiesa que le encanta ese diseño gráfico «aburrido de cuadros de texto y mucho blanco y negro», de forma que al final casi quería cambiar todo a blanco y negro. «Te hace pensar en la redacción de esas revistas y en quién escribe eso, de alguna forma te acerca como lector al redactor porque no hay un lenguaje gráfico muy producido. Es más crudo».
De ahí, meter guiños de la estética fanzinera y punk de los años 80. El concepto era desarrollar una revista «anárquica», con temas entremezclados y editados. Como si fuera random. Sin embargo, todo este caos en Buffalo está bastante pensado. Incluso los errores tipográficos en algunos titulares. «Sé que serán polémico, ¡pero son totalmente a propósito! –dice Adrián–. Yo quería un caos agradable de ver, que pareciera que llevábamos a imprimir la revista y se nos cayó y la recogimos como pudimos y así quedó… pero que quedase bien y no fuera difícil de leer y comprensible».
Buffalo tiene un carácter «humilde, espontáneo, salpicado de arrebatos, correcciones, notas a pie de página y errores tipográficos», apunta David Uzquiza, segundo miembro del tándem en la dirección de arte. El proceso de creación ha sido «muy intuitivo», lo que provoca un elemento sorpresa al ver el resultado final. «Como si la hubiéramos hecho en 1982 con una fotocopiadora, unos rotuladores y una barra de pegamento, antes del PC y del Mac, cuando las revistas tenían ese estilo gráfico tan crudo y cercano».
Dentro de esta estética trash, Buffalo tiene bocadillos pintados por encima de las fotografías y guiños absurdos al lector en castellano: “Ya era hora de que hicieran una revista para nosotras…”. La maquetación es muy simple y básica, con un catálogo tipográfico como Helvetica y Times New Roman. «Y sobre todo: un formato de revista efímera y barata, dos volúmenes unidos por una goma elástica impresos en un papel muy fino, como de usar y tirar, y que en realidad quiere ser atemporal y dice: ‘Consérvame’», explica David.
Este proyecto anárquico no tiene prevista fecha para su próximo número.
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+info: buffalozine.com
BuffaloMix from David G. Uzquiza on Vimeo.