En nuestra visita a Brandsummit, el estudio liderado por David Baldoví, especializados en la construcción de marcas para de alimentación y bebida, tuvimos la oportunidad de hablar en profundidad sobre el estado actual del branding en España.
Desde su oficina, que respira creatividad y estrategia en cada rincón, Baldoví nos ofreció una perspectiva única sobre cómo han conseguido, durante más de una década, llevar el diseño estratégico a marcas que necesitan mucho más que un logotipo o un buen packaging. Aprovechamos la ocasión para hablar sobre la evolución del diseño en España, las oportunidades y desafíos que plantea la inteligencia artificial, y la importancia de herramientas como el monitor BenQ PD3225U, clave en la precisión de color para proyectos de branding.
Cuéntame un poco qué hacéis en BrandSummit. ¿Cuál es vuestra función y cómo os especializáis en alimentación? No es muy común especializarse en algo tan concreto dentro del sector del diseño.
Nosotros empezamos en enero de 2014 y desde entonces hemos estado enfocados completamente en alimentación y bebidas. Nos definimos como un estudio de diseño estratégico especializado en la construcción de marcas de alimentación y bebidas. Nuestro trabajo no es solo crear logotipos o packaging, sino construir marcas completas. Esto requiere un proceso meticuloso de análisis, coherencia y consistencia en cada decisión que tomamos. Por eso nuestro lema ‘Somos un estudio de diseño estratégico’ con una especialización muy clara en construcción de marcas.
Nosotros no nos limitamos a diseñar logotipos, aunque obviamente las marcas que construimos tienen su logotipo y su packaging cuando es necesario. Nuestro trabajo es crear marcas completas, y eso implica un proceso profundo, con una metodología que requiere mucha reflexión y análisis. Nos enfocamos en asegurar que cada decisión que tomamos sea coherente y consistente a lo largo de todo el desarrollo de la marca.
Muchas personas, tanto profesionales como empresas, piensan que hacer branding es hacer un logo o un packaging… Esta claro que al final la marca acaba en un soporte, pack o restaurante, pero hay una idea central…
Es cierto que el packaging puede ser uno de los puntos de contacto más evidentes de una marca, pero hoy en día rara vez una marca o producto tiene un único punto de contacto. Ahora se requiere que la marca esté presente en un lineal, en una tienda online, o que tenga su packaging bien definido, pero también debe comunicar su identidad a través de redes sociales, estar en puntos de venta con acciones comerciales, organizar eventos y tener una presencia sólida en la web. Es decir, una marca no puede limitarse solo a su envase, hay mucho más alrededor: desde a qué público se dirige, hasta en qué canales se va a vender y cómo se van a gestionar todos esos puntos de contacto.
Incluso en los proyectos gastronómicos hacéis retail, es decir, el interiorísmo de un restaurante…
Claro, sí. En estos proyectos, comenzamos definiendo todo desde la base estratégica. El primer paso es conocer muy bien al cliente y entender la idea que tiene en mente para el proyecto. A partir de ahí, desarrollamos una estrategia o un posicionamiento de marca que debe ser coherente en todos los puntos de contacto.
Cuando trabajamos en alimentación y bebidas, nos encontramos con dos tipos de públicos. Por un lado, las marcas que tienen productos alimenticios que deben venderse en puntos de distribución, ya sea online o en tiendas físicas. Y por otro lado, están los locales gastronómicos, como restaurantes, donde también trabajamos el interiorismo.
Aquí es donde definimos la distribución del espacio, según el tipo de experiencia que queremos ofrecer al consumidor. Por ejemplo, si necesitamos barras con taburetes altos y mesas para una estancia más corta, o mesas más grandes si buscamos que los grupos se queden más tiempo. Todo depende del tipo de marca que estamos creando, el público al que queremos atraer y cómo queremos que sea la experiencia dentro del restaurante.
Vosotros no os limitáis únicamente al diseño gráfico o a la imagen visual de la marca, sino que también trabajáis en la creación de la experiencia, ya sea en un local físico o en el proceso de compra. ¿Cómo conseguís que los clientes comprendan todo ese proceso integral? Porque, para los diseñadores, lo que hablamos puede parecer obvio, pero ¿cómo lográis que los clientes entiendan que hay un universo mucho más amplio en juego dentro de su empresa?
Sí, a ver, creo que es algo que te ganas incluso antes del primer contacto verbal con el cliente. Diría que empieza desde el momento en que alguien entra en nuestra web, mira nuestro portfolio o revisa nuestras redes sociales. Ya desde ahí puede percibir el tipo de empresa o estudio que somos y el tipo de trabajo que realizamos. Creo que es algo que respira la marca, y desde ese primer contacto ya se empieza a generar una idea de lo que hacemos.
Y luego, claro, cuando nos ponemos a trabajar con el cliente, lo hacemos con una estrategia muy clara desde el principio. Es fundamental. A veces, pueden pasar dos o tres meses de trabajo antes de que mostremos la primera pincelada, el primer diseño en pantalla de uno de los compañeros. Pero durante esos dos o tres meses ha habido mucho más: un proceso profundo de estrategia, de conocer bien al cliente, entender su mercado, estudiar a sus competidores, y saber muy bien qué tipo de público es el que queremos alcanzar.
Todo este trabajo inicial consiste en hablar mucho y, sobre todo, en pensar. De hecho, nuestro lema es “Food Design Thinking” porque realmente nos dedicamos a pensar sobre el diseño, a analizar y conceptualizar, especialmente cuando trabajamos en el sector de la alimentación. Es un proceso en el que la estrategia y el análisis son fundamentales antes de llegar al diseño final, y eso es lo que tratamos de transmitirle al cliente desde el principio.
¿Y todo esto los clientes lo integran de forma natural, o a veces os habéis encontrado en situaciones donde, después de varios meses trabajando juntos, sentís que todavía hay ciertas dificultades para que comprendan el valor de este proceso más estratégico?
Nosotros tenemos una metodología de trabajo bastante definida. Vengo de formación en ingeniería industrial, y lo que he hecho ha sido aplicar sistemas de medición y tiempos, que son comunes en empresas de producción, a una empresa creativa. Con este proceso, tenemos muy bien medidos todos los entregables que realizamos para el cliente.
Obviamente, en las negociaciones previas a la contratación, lo explicamos todo con mucho detalle. Además, tenemos una forma particular de hacerlo: siempre lo explicamos de manera verbal, sin presentaciones visuales. A menudo, la propuesta al cliente se la indico de forma numérica y verbalmente, y hasta que no está aceptada, no dedicamos tiempo a preparar una propuesta física.
Esto lo hacemos por dos razones: primero, por un tema de recursos, y segundo, porque genera una tensión positiva de expectativas con el cliente. Así, conseguimos que el cliente valore el trabajo desde el principio. Y para mí, como empresario, este proceso es igual de importante que el trabajo creativo en sí. No más ni menos, pero en el mismo nivel de importancia.
Esto nos ayuda a fijar muy bien las expectativas del cliente. Luego, cuando empezamos a trabajar, todo sigue una estructura muy clara, lo que permite que la creatividad fluya dentro de esa estructura que hemos creado. Pero esa misma estructura, que puede parecer rígida, es lo que nos da la libertad para trabajar de manera más eficiente y creativa. El cliente debe entender esto desde el principio, y si no lo hace, probablemente no sea el cliente adecuado para nosotros. No es nuestro cliente.
La gestión del color puede ser muy compleja, especialmente cuando hay que adaptar los tonos a diferentes materiales y sistemas de impresión. ¿Cómo manejáis la expectativa del cliente cuando el color que ven en pantalla no coincide con el resultado final en el producto físico, y qué pasos seguís para asegurar que las diferencias se mantengan dentro de un margen aceptable?
La gestión del color es uno de los desafíos más complejos a los que nos enfrentamos en el diseño, especialmente cuando trabajamos en proyectos de packaging. El color cambia mucho según el soporte y el sistema de impresión. Diseñamos pensando en el aspecto visual que queremos que el color transmita, pero luego, cuando llevamos el diseño a impresión, siempre tenemos que hacer ajustes y pruebas para definir el color de manera precisa.
Es curioso porque mucha gente no entiende que un color en pantalla no se verá igual en un envase. Los colores en Pantone, CMYK o RGB son distintos, y las conversiones automáticas que se hacen en línea no son precisas, porque la manera en que se mezclan las tintas y los colores en pantalla es completamente diferente. Nosotros, que trabajamos mucho con packaging, siempre hacemos pruebas de color para validar el resultado final. Por ejemplo, si un producto de comida preparada tiene varios envases —flexibles, transparentes o blancos—, la densidad del color varía en función del material y del tipo de tinta.
Lo que es complicado de gestionar es que el cliente muchas veces no comprende estas variaciones. El color que ven en su monitor no será el mismo que en el envase físico, y no es posible igualarlo al 100%. Es necesario tener un margen de error aceptable, y por eso validamos siempre con pruebas físicas de producto.
Y como os ha ayudado el monitor BenQ PD3225U ¿Qué aspectos destacaríais de su rendimiento en vuestro flujo de trabajo diario, especialmente en proyectos de branding y packaging donde la precisión del color es tan importante?
La precisión del color es absolutamente crucial en nuestro trabajo diario, especialmente en proyectos de branding y packaging. Como mencionábamos antes, la gestión del color es uno de los aspectos más complejos en cualquier proyecto de impresión, ya que el color en pantalla nunca se verá igual que en el producto final debido a variaciones en los materiales y sistemas de impresión. El monitor ya viene calibrado de fábrica y eso nos ayuda mucho. Nos ha sorprendido en este sentido, ya que ofrece una precisión de color que nos ha permitido trabajar con mayor confianza. Sabemos que lo que estamos viendo en pantalla es lo más cercano a lo que el cliente verá impreso. En resumen, nos ayuda a reducir esa diferencia entre el color que visualizamos y el que finalmente se imprime, lo que es vital para la coherencia de la marca.
El monitor BenQ PD3225U está diseñado pensando en creativos y diseñadores, con características como la cobertura del 99% del espacio sRGB y el 98% del DCI-P3 y un Delta E ≤ 2 ¿Cómo valoráis la importancia de estas herramientas en la fidelidad visual de vuestros proyectos y la satisfacción del cliente?
La cobertura del del espacio sRGB y del DCI-P3 son herramientas clave para garantizar la fidelidad visual en nuestros proyectos. La percepción del color es extremadamente delicada, y como decíamos antes, es complicado mantener la consistencia cuando pasamos de pantalla a impresión, ya que los colores nunca son exactamente los mismos en diferentes soportes. Sin embargo, estas características del BenQ PD3225U nos permiten mantener una mayor precisión en los colores que manejamos en la pantalla. Esto no solo facilita nuestro trabajo, sino que también aumenta la satisfacción del cliente al ver que lo que aprueban en pantalla es fiel a lo que reciben en el producto final.
El monitor incluye opciones de conectividad avanzadas como Thunderbolt 3 y USB-C. Dado que trabajáis en una mesa compartida todo el equipo, ¿cómo ha mejorado esto vuestro flujo de trabajo diario en términos de organización y eficiencia?
Es un punto clave para nosotros, ya que no solo simplifica el espacio de trabajo, sino que mejora la eficiencia de todo el equipo. Poder transmitir imágenes, vídeos y otros datos de alta resolución, mientras se carga un dispositivo móvil o un portátil con un solo cable, es una gran ventaja. Esto nos permite mantener el escritorio despejado y reducir el número de cables y dispositivos que antes saturaban el espacio. Además, la compatibilidad con USB-C garantiza que podamos conectar todos nuestros dispositivos sin problemas, lo que agiliza el flujo de trabajo diario. La capacidad de Thunderbolt 3 para transferir grandes volúmenes de datos rápidamente también es crucial cuando trabajamos en proyectos pesados, como el diseño de packaging de alta resolución o la edición de vídeos promocionales. Nos ayuda a evitar demoras y nos da una mayor seguridad de que todo el proceso se realiza de manera fluida y sin interrupciones.
Además la compatibilidad con Mac es absoluta. Aquí todos trabajamos con MacBooks y el modo M-Book es perfecto. El modo M-book realiza una correspondencia de color precisa cuando se desea una pantalla más grande que tenga el mismo color y es particularmente útil para el uso de dos monitores, donde la pantalla del MacBook y el monitor externo funcionan juntos.
¿Cómo habéis encontrado la sincronización de perfiles de color entre dispositivos, especialmente con la función ICCsync de Display Pilot 2 que sincroniza automáticamente los perfiles ICC al cambiar de modo de color o entre Mac y el monitor BenQ?
La función ICCSync de Display Pilot 2 ha sido clave para asegurar que los perfiles de color se mantengan consistentes entre nuestros dispositivos, especialmente al trabajar entre Mac y el monitor BenQ. Gracias a esta sincronización automática de perfiles ICC, el cambio de modos de color o ajustes se realiza sin necesidad de intervención manual, lo que nos ahorra mucho tiempo y asegura una precisión cromática constante. Esta integración directa con Display Pilot 2 nos permite trabajar con mayor eficiencia y confianza, sabiendo que lo que vemos en pantalla es fiel a lo que se producirá en otros medios.
El monitor incluye diferentes modos de visualización especializados, como el Modo CAD/CAM y el Modo Animación. ¿Habéis utilizado estas funcionalidades en vuestros proyectos? ¿Cómo han mejorado vuestro flujo de trabajo?
Hemos probado estos modos, y especialmente en trabajos técnicos o que requieren precisión, como el Modo CAD/CAM, han resultado muy útiles. Como mencionábamos antes, la gestión del color y la definición de detalles en diferentes soportes son retos constantes, y estos modos nos permiten trabajar con mayor precisión en áreas específicas del diseño. Al cambiar entre modos de visualización, podemos adaptar la pantalla a lo que necesitamos en ese momento, lo que nos ahorra tiempo y mejora el flujo de trabajo al permitirnos trabajar con mayor exactitud desde el principio.
El monitor BenQ PD3225U incorpora tecnología Eye-Care para reducir la fatiga visual durante largas jornadas de trabajo. ¿Habéis notado un impacto positivo en el bienestar y la productividad del equipo tras usar este monitor?
Sin duda, la tecnología Eye-Care ha tenido un impacto positivo en el equipo. Como comentábamos antes, la fatiga visual es un problema cuando trabajas durante horas frente a la pantalla, sobre todo cuando necesitas una precisión de color tan alta. El hecho de que el monitor incluya esta tecnología ha ayudado a reducir ese cansancio visual, permitiéndonos trabajar durante más tiempo sin sentir tanta fatiga. Al final, todo esto se traduce en una mejor productividad y un mayor bienestar para el equipo, algo fundamental en proyectos que requieren largas jornadas.
¿Cómo ves el panorama del diseño en España actualmente? ¿Crees que el nivel ha ido mejorando con el tiempo? ¿En qué punto estamos ahora? ¿Estamos en un buen momento o todavía queda margen de mejora?
Bueno, siempre hay margen de mejora, la mejora continua es algo necesario. Pero creo que estamos en un buen momento a nivel nacional, y también en Valencia. Todo el tema de la Capitalidad del Diseño ha generado mucho ruido mediático, y aunque hay cosas que seguro podrían gestionarse mejor, ese ruido crea una dinámica de diseño en la ciudad, que de una manera u otra termina extendiéndose por toda España.
En general, creo que en España cada vez hay más cultura del diseño, y también más respeto hacia nuestra profesión. Hay dos aspectos importantes: uno es el trabajo que hacemos los diseñadores y estudios, y otro es el apoyo de las instituciones públicas al diseño. Ambos son esenciales.
Cada vez es más evidente la necesidad de contratar diseñadores, y las marcas están en un momento en el que no pueden permitirse ignorar el valor del diseño. Aunque quizá el público general aún no lo perciba completamente, las marcas saben que para destacar en el mercado es fundamental invertir en diseño.
Es cierto que el público general a veces no comprende completamente el valor del diseño, pero los productores sí lo saben. ¿Cómo percibes esta diferencia? Por ejemplo, cuando sales a la calle y preguntas a la gente, muchos pueden no entender lo que significa el diseño de un producto, pero cuando van al supermercado, cada vez son más exigentes y buscan más calidad en los productos que compran. ¿Crees que los productores están cada vez más conscientes de que sin una buena historia detrás y un diseño sólido, sus productos no pueden competir?
Sí, es exactamente así. Puedes tener un producto que no sea tan bueno, pero si tiene una marca atractiva y una buena presentación, quizás lo vendas una vez. Pero si no tienes todas las piezas bien ensambladas—un buen producto, una buena historia detrás, y un diseño que lo acompañe—no podrás sostener las ventas a largo plazo.
Esto ha sido un proceso, como pasó en su momento con la Revolución Industrial. Las empresas fueron dando pasos: primero industrializarse les dio un gran impulso, y después llegaron los certificados de calidad, que eran cruciales en su momento. Ahora, estamos en la era del branding. De la misma forma en que la industrialización y los certificados fueron determinantes en el pasado, hoy lo es tener una marca bien construida. Y las empresas que lo entienden son las que realmente pueden destacar en el mercado.
¿Cómo está evolucionando la industria de la alimentación, especialmente en el sector de supermercados y consumo? Cuando viajamos a otros países, como Inglaterra –lo vemos en los Pentawards–, vemos que hay una diferencia notable. Por ejemplo, cuando voy a ciertos supermercados en Londres, siento que están a otro nivel, como si estuvieran mucho más avanzados. Luego, cuando regreso a España, noto que todavía queda un margen de mejora en algunos aspectos. ¿Crees que aquí en España estamos adaptándonos a las nuevas realidades del mercado o seguimos unos pasos por detrás en comparación con otros países?
Sí, exactamente. En España siempre nos ha costado un poco más. Históricamente, hemos sido un país productor, no un país vendedor, y eso ha marcado nuestra manera de hacer las cosas. Siempre se ha dicho que el aceite italiano, en realidad, es español, pero vestido por un italiano, y esto define muy bien lo que pasa en España. Lo mismo sucede con el vino: aunque hemos avanzado, ya no estamos como hace 20 o 30 años, pero todavía no hemos alcanzado el nivel en cuanto a la comercialización y branding que tienen otros países.
Somos mucho más agricultores y productores que vendedores, y eso se refleja en nuestra mentalidad y en nuestra cultura. Tenemos menos tradición en el diseño, lo que afecta también al envasado, a la creación de marcas y a la digitalización de todo el proceso. Pero, a pesar de esto, estamos avanzando, aunque todavía hay margen de mejora en muchos aspectos.
Aunque hemos mejorado mucho en los últimos 20 años, todavía tenemos un margen de mejora en cuanto al público. Aún hay muchas capas de consumidores que no valoran el diseño como deberían. ¿Cómo crees que podemos superar esa barrera para que el público en general comience a entender y valorar más el diseño?
Bueno, quizás, desde su opinión, los consumidores no valoran el diseño como deberían. Pero si supieran los números que hay detrás del desarrollo de una marca, se sorprenderían. Por ejemplo, vas a un lineal de supermercado y ves un producto que ha costado entre 30 y 50 mil euros en diseño y desarrollo, y piensas: “¿Cómo es posible, si lo estoy comprando por 1,20 o 5 euros?”. Es algo que seguramente los dejaría asombrados, pero es parte de la falta de cultura de diseño que tenemos.
Nosotros, como estudio, rara vez analizamos marcas competidoras nacionales en busca de inspiración. Lo que solemos hacer es mirar marcas internacionales. Al final, si buscas inspiración, te vas a Noruega, a centro europa, o incluso Asia. Personalmente, miramos mucho a México, que tiene un nivel de diseño espectacular. Son muy atrevidos, pero todo está muy bien conceptualizado y orientado al público que buscan atraer.
Es una inspiración natural, aunque por supuesto también hay grandes diseños aquí que admiramos. Pero a nivel general, en España, todavía nos queda camino por recorrer en términos de cultura del diseño.
Y, ¿cómo ves este tema tan actual que nos afecta a todos, la inteligencia artificial? ¿La miras con distancia, recelo, o con buenos ojos? ¿La estáis utilizando en vuestro trabajo?
Sí, la inteligencia artificial es simplemente otra herramienta más. Recuerdo que hace un par de años, cuando empezó a hacerse más presente, nos sentamos a analizarla con calma y pensamos: “Esto es una herramienta más, vamos a probarla, a ver qué tiene y cómo podemos utilizarla”. No la vimos como algo negativo ni como una amenaza, sino como una herramienta que podía ayudar.
De hecho, en una campaña reciente para un cliente, utilizamos la IA para generar algunas imágenes que luego se usaron en redes sociales. Las imágenes fueron creadas por inteligencia artificial y funcionaron bien, pero fue más un apoyo en la parte operativa, en los procesos de automatización, que en la parte creativa.
En los últimos meses, he tenido varias sesiones con un especialista en inteligencia artificial, que es amigo mío y trabaja en una universidad en Italia. Estamos explorando más profundamente cómo esta tecnología puede seguir ayudándonos en ciertos aspectos, aunque por ahora la estamos usando principalmente en procesos más técnicos y no tanto en la creación artística pura.
¿Utilizáis IA generativa o de texto como chat GPT?
Principalmente la usamos en la parte más técnica, como en la gestión de webs, donde la inteligencia artificial nos permite automatizar procesos sin necesidad de tocar mucho código. En esas áreas operativas, es donde más partido le estamos sacando.
En cuanto a la parte creativa, hemos probado la IA en algunas ocasiones, pero la verdad es que nos hemos llevado algunas decepciones. A pesar de que la IA está avanzando a un ritmo exponencial y cada día ofrece mejores resultados, aún nos cuesta encontrarle una utilidad sólida en lo que es el diseño gráfico o la creación de imágenes. Por otro lado, en la parte de copywriting sí que está comenzando a ser más útil, pero en lo que respecta al diseño puro, preferimos seguir partiendo de un folio en blanco. Dicho esto, la IA es, sin duda, una herramienta con mucho potencial, y no dejamos de explorar cómo integrarla mejor en nuestro proceso.
Creo que la IA nos seguirá ayudando en algún momento, pero lo importante es aprender a utilizarla correctamente, que esté de nuestro lado. Esto significa entender que, aunque aún no existan ciertas herramientas específicas, no hay duda de que lo harán pronto. Es similar a lo que hacemos cuando buscamos inspiración en plataformas como Pinterest, donde entramos a ver por dónde van las tendencias…
Claro, sí, exactamente. La IA es una herramienta que te acelera un proceso que, de otra manera, te llevaría días o incluso semanas de trabajo. Lo que antes podía costarte tres, cinco días o hasta una semana, ahora lo puedes resolver en una hora. Y eso es lo mejor de todo.
Hace poco hicimos una campaña en la que las gráficas que se subieron a la cuenta de Instagram del cliente eran generadas por inteligencia artificial. Eran imágenes estilo sketch o de tipo plumilla, y el presupuesto inicial no era muy elevado, unos cientos de euros por imagen. Al final, dijimos: “No os preocupéis, vamos a buscar una solución con IA”. Eso representó una revolución en cuanto a costes para nosotros y para el cliente.
Lo que nunca vamos a hacer es engañar a un cliente diciendo que hemos contratado a un especialista cuando en realidad lo hemos hecho con IA. Me parece algo muy poco ético y oscuro. Pero, en nuestro caso, nuestros clientes confían plenamente en nuestra metodología desde el principio. Nunca ponen en duda cómo trabajamos, ya que les transmitimos mucha transparencia desde el primer momento.
La honestidad forma parte de nuestro trabajo…
Sí, en cuanto al tema operativo, se trata principalmente de productividad. Nosotros, en una de las fases de nuestro proceso, incluimos un momento en el que buscamos inspiración. Esto lo hacemos para visualizar posibles caminos y estrategias de diseño. A veces es complicado definir esa dirección desde el principio, así que desarrollamos dos o tres caminos diferentes que podrían encajar con la idea que estamos trabajando.
Lo que hacemos es mostrarle al cliente estos dos o tres caminos, cada uno con enfoques totalmente distintos. De esa manera, cuando nos ponemos a diseñar, ya sabemos hacia dónde debemos dirigirnos, porque hemos alineado las expectativas desde el principio. Es un proceso muy útil tanto para el equipo como para el cliente.
Lo que ocurre, que es curioso, es que ahora les tenemos que decir a los clientes que utilizamos una herramienta cuando antes no les decíamos que utilizábamos Photoshop o Ilustrator… o Pinterest. ¿Crees que llegará el día en que no tendremos que explicarles o contarle esto al cliente?
Sí totalmente, antes trabajábamos con Freehand y luego nos pasamos a Illustrator y al cliente le dio igual y nadie tuvo que contarlo. Pasará igual seguramente.
Hay una creciente preocupación sobre el futuro del sector. Las grandes empresas están internalizando el diseño y los pequeños encargos están siendo cubiertos por herramientas accesibles como Canva. Esto deja en crisis al segmento intermedio, donde los clientes con presupuestos limitados buscan soluciones más asequibles. ¿Crees que el sector se está dividiendo entre grandes consultoras y freelancers con bajos ingresos, o la situación no es tan grave?
Nosotros estamos justo en ese espacio intermedio del que hablas. Podríamos desdibujarnos, pero uno de nuestros puntos fuertes es el valor que aportamos en la construcción de marcas. En España, la cultura del diseño está creciendo, pero aún nos falta en comparación con otros países, especialmente en términos de cultura de marca, posicionamiento y estrategia de marca. Es ahí donde encontramos un buen equilibrio.
Las grandes consultoras cobran muchísimo dinero, tienen estudios creativos integrados y estructuras gigantes, con más de 150 empleados. Nosotros no podemos competir en recursos a ese nivel, su tamaño es 20 veces el nuestro, pero encontramos un punto medio muy bueno. No somos un estudio económico, pero tampoco extremadamente caro en relación al valor que ofrecemos.
Nuestro enfoque es trabajar con ese cliente medio que quiere invertir en la creación de una marca, con presupuestos de unos 20.000 euros o más. No es un presupuesto pequeño, pero sigue siendo accesible para muchas empresas que necesitan una estrategia sólida y no tienen el capital para acudir a grandes consultoras. Este es el nicho que ocupamos, y nos ha funcionado bien.
Creo que especializarse en una técnica muy concreta, como una ilustración específica o un tipo de lettering, puede ser difícil si no estás integrado en un ecosistema más grande. Las grandes consultoras operan en otro nivel, pero todavía hay espacio para marcas más pequeñas y especializadas que buscan algo más cultural o auténtico.
¿Qué vais a hacer para el futuro en Brandsummit?
Ahora mismo estamos muy satisfechos con el posicionamiento que hemos trabajado durante estos 10 años y medio. El objetivo principal es seguir fortaleciendo este posicionamiento, basado en la seriedad y profesionalidad con la que afrontamos cada proyecto. Nuestra creatividad es importante, claro, pero lo que realmente nos define es cómo combinamos creatividad con un enfoque estratégico y consistente, algo que no siempre es común en el sector.
Para el futuro, nuestra intención es mantenernos fieles a nuestro ADN, que es la construcción de marcas dentro del sector de la alimentación y bebidas. No tenemos planes de salirnos de ese camino, porque ahí es donde está nuestra especialización y lo que nos hace fuertes. Es como si una marca de zapatillas decidiera empezar a hacer coches, no tendría sentido para nosotros desviarnos de lo que mejor sabemos hacer.
Nuestro plan es seguir mejorando nuestra metodología, seguir perfeccionando nuestros procesos y continuar colaborando con otros profesionales del sector. Además, es clave estar presentes en eventos y ferias relacionados con packaging, gastronomía y el sector alimentario. Mantenernos actualizados y en contacto con las últimas tendencias nos permite seguir ofreciendo un servicio de calidad, siempre enfocados en el cliente y en la innovación dentro de nuestro sector.