Boke Bazán es el autor de la imagen para el 9 d’Octubre, día de la Comunidad Valenciana, o del País Valencià según el color con el que se mire. Un proyecto siempre polémico porque trata de posicionar una iconografía no muy asentada entre la sociedad valenciana.
¿Cómo recibiste el encargo de la nueva administración valenciana?
El encargo es por parte de Presidencia de la Generalitat Valenciana y nos da total libertad a la hora de plantear, interpretar o definir la imagen. El Ajuntament también se ha coordinado con Generalitat para su campaña, ya sabes eso de no tener dos imágenes diferentes, al menos en una misma ciudad. Algo por cierto sobre lo que en su día ya reflexionaste en un artículo.
¿Puedes hablarnos sobre la inspiración detrás del cartel que diseñaste para el Día de la Comunidad Valenciana y cómo decidiste incorporar, de nuevo, el número 9 como elemento central?
En 2015 la pieza de Gallén+Ibáñez me pareció genial por su gráfica y sobre todo por su planteamiento conceptual. Había que tomar decisiones; ¿el casco y escudo de Jaume I? me resulta una iconografía totalmente extemporánea; símbolos de realezas guerreras e invasoras. ¿mapa? nooooo ¿Bandera? Bueno, la senyera fue una opción finalista, que finalmente se incorporó al 9.
El número 9, aparte de su simplicidad, rotundidad visual y belleza, es un símbolo poderoso para representar equitativamente a las tres provincias valencianas y las diferentes sensibilidades políticas. Además, el 9 tiene una connotación contemporánea, conciliadora y libre, lo que encaja perfectamente con el mensaje que queríamos transmitir.
Entiendo que hay una estrategia detrás del diseño, con el concepto del 3 x 3 = 9 y la representación de las tres provincias con tres colores. ¿Puedes explicar un poco más sobre cómo surgió esta idea y qué significa para la comunidad?
Por supuesto. La idea del 3 x 3 = 9 es la multiplicación de las tres provincias valencianas y de los tres colores de la senyera. El rojo, oro y azul simbolizan a mi modo de ver la vida y la pasión, el sol y el mar mediterráneo respectivamente. Sin olvidarnos de las fusiones que derivan en naranjas, otro color identitario valenciano, y verdes, ya sabes; su montaña y cultivos.
¿Cómo abordaste el equilibrio entre la necesidad de transmitir un mensaje claro y directo para todos los ciudadanos y, al mismo tiempo, incorporar elementos simbólicos y conceptuales más profundos en el diseño?
Es una buena pregunta. Suelo ser crítico con la publicidad, sobre todo exterior, cuando cuesta entenderse o simplemente no se lee por exceso de información, texto mal colocado o demasiado pequeño.
No creo que se pueda hablar de profundidad pero sí de raíces, movimiento y energía. Mi enfoque fue intentar un equilibrio entre la simplicidad y la llamada de atención desde la expresividad. Quería que la imagen fuera directa, pregnante y comprensible por todas, de ahí la elección del 9 y el cromatismo identitario.
¿Cómo esperas que la gente perciba y reaccione ante este cartel? ¿Cuál es el mensaje que esperas transmitir a la comunidad valenciana?
Mi objetivo es que el público vea esta imagen como un símbolo de unidad y celebración desde la autoestima y el optimismo. No me interesan en absoluto los nacionalismos, me parecen excluyentes y frenos a la evolución social. Dicho esto, el País Valencià es un territorio privilegiado, precioso, de gente abierta, solidaria, alegre, festera… ¿Hay algún sitio mejor para vivir? ¿Ha habido un momento mejor?
Mi idea es conectar con su alegría, dinamismo y creatividad. Confío en que el cartel sume sentido de orgullo integrador y de pertenencia a la ciudadanía. No nos viene mal ser conscientes de lo privilegiadas que somos.
Cuando se crea una obra tan emblemática como el cartel para el Día de la Comunidad Valenciana, es común que surjan críticas y comparaciones. ¿Cómo manejas las críticas y los parecidos que han surgido?
Absolutamente. Las críticas son bienvenidas, de hecho las que están fundamentadas me interesan más que los halagos. Son parte del proceso creativo y sobre todo señal de que hay un interés por la imagen, que hay cada vez más gente sensible al escenario visual del espacio público. En verdad nunca los artistas gráficos tuvimos tanta notoriedad y repercusión mediática.
El ejercicio de las similitudes es legítimo y mola porque es participativo, incluso puede llegar a ser sorprendente por lo rebuscado; sigo esperando que alguien diga que si le das la vuelta se parece a un 6. Se están publicando varias bobadas clickbait en un medio (en teoría especializado en branding) que es de lo más divertido. Prefiero verlo con filosofía y deportividad. Viva la libertad de expresión.