Benidorm acaba de lanzar un concurso a nivel internacional a través de la plataforma de crowdsourcing Talents United para la creación del nuevo «logo turístico de la ciudad, un lema y una trama». La Fundación Visit Benidorm apuesta por una etapa nueva para reforzar el carácter internacional de la ciudad y consolidar tanto el «chic and cheap» como su prestigio turístico. #BenidormbyTalents es el hastag utilizado para darle visibilidad en las redes sociales.
Benidorm es la tercera ciudad con mayor atracción turística de España (ver datos económicos en Valencia Plaza) y la mejor manera que se les ha ocurrido a los que gestionan la marca-ciudad para revitalizar y mejorar la imagen de su valioso tesoro ha sido convocar un concurso para cambiar de «logo» a la ciudad. ¡Brillante! Y además hacerlo en el peor de los escenarios posibles, en una plataforma de crowdsourcing, o como lo llamamos nosotros ‘el mercado de saldo’.
Para mejorar la imagen de una ciudad turística a nivel mundial es necesario jugar con las mejores estrategias y los mejores recursos. No en vano, en otras latitudes se invierten muchos esfuerzos en relanzar marcas-país o marcas-ciudad. Si se quiere estar a la altura hay que jugar con los mejores profesionales como hacen los competidores de Benidorm que trabajan con enormes consultoras de branding y orquestan operaciones en las que se unen los mejores talentos profesionales.
Queda claro que no es el caso de Benidorm que ha optado por la connivencia con una web donde puede participar cualquiera. Y decimos cualquiera porque se puede participar teniendo conocimientos de diseño o sin ellos, con experiencia o sin ella. Los concursantes solo tienen que resolver el nimio briefing que indica que hay solucionar su propuesta de posicionamiento: «Benidorm ha de posicionarse como una de las playas más espectaculares del mundo» e indicar que la ciudad es «chic and cheap». La plataforma ya advierte que tiene más de 3.000 ‘artistas’ asociados de más de 40 países, que participan en todo tipo de propuestas. Hay medios que han querido vestir este dato de ‘amplia participación internacional’ como algo positivo –véase ABC–. Sin embargo, a nuestro entender es una visión muy pobre y sesgada.
El premio puede oscilar entre los 1.500 euros para la mejor trama (?) y el mejor eslogan y 3.000 euros para el mejor logo, un precio de concurso de cartelería de fiestas patronales. También habrá accésits, dos de 600 euros para logos y dos de 300 para trama y eslogan.
El jurado, como no podía ser de otro modo, está plagado de políticos pero también de un reconocido diseñador, profesor y divulgador del diseño, Wences Sanz. Las redes sociales ya han dado cuenta de los comentarios sobre el tema que van desde el enfado hasta el insulto (ver en #benidormbytalents).
La ADCV (Asociación de Diseñadores de la Comunidad Valenciana) ha emitido un comunicado en la que pide la retirada del concurso en la que se sorprende de que después de contactar con la Fundación Visit Benidorm «han afirmado que NO comparten totalmente nuestros criterios y que apuestan por esta fórmula porque dota de visibilidad a la ciudad y resulta un aglutinador de ideas».
¿Quién les persigue? Víctor Palau Concursos NO gracias. Para los que me conocen saben de mi animadversión por los concursos. También la cantidad de artículos que he escrito sobre el tema. Pero cada vez más cuando veo concursos como el de Benidorm mi cuerpo no se inmuta. Y no porque no me dé rabia, odio, hartazgo y ganas de salir en manifestación… sino porque veo que el problema no está en quién organiza los premios. Su ignorancia, como es el caso de Benidorm, es algo que no vamos a cambiar por mucho que lo intentemos. Es un problema de raíz. El primer culpable de mi ira son los propios diseñadores. No me siento aludido cuando llegan concursos a mi buzón, pero parece que hay mucho que sí. Y entre ellos los jóvenes aspirantes a quienes nadie les explica que participar en concursos es pan para hoy y hambre para mañana. Profesores que alientan a sus alumnos a presentarse a concursos deberían de darse cuenta que ellos son responsables de que esto ocurra. Lo hemos dicho miles de veces, si nadie se presenta no hay concurso. Pero los segundos y no menos importantes, las asociaciones de profesionales. Estas cosas solo ocurren porque nadie hace de Policía, como ya decía hace unos meses en ¿Quién hace de Policia del Diseño? Que un organismo haga un concurso como este que claramente está hecho porque, como ellos dicen, «dota de visibilidad a la ciudad y resulta un aglutinador de ideas». Pues tiene su lógica, la lógica política, pero no deja de ser lo mismo que si cualquiera de nosotros se salta un semáforo diciendo que ‘es que tenía prisa'. Se puede tener mil razones para excusar una conducta, pero no se puede excusar de ningún modo que aquellos que tienen que proteger los intereses de un colectivo no hagan uso de la fuerza legal y se limiten a escribir comunicados con buenas palabras. ¡No sirve de nada! Lo voy a volver a repetir: ¡No sirve de nada! A ver si nos enteramos de una vez. No se persigue a los malos con buenas palabras y con cartas. ‘Señor ladrón, por favor, ¿puede dejar de correr que tengo que hablar con usted?’ … ‘Perdone que le moleste señor, ¿puede usted devolver el dinero que se llevó? No está bien, ¿sabe usted?’ Igual que si nos saltamos un semáforo nos ponen una multa, es función de las asociaciones de diseñadores perseguir legalmente cualquier acción de este tipo. Menos fiestas, congresos, ferias, semanas de diseño y talleres para niños y más juzgados y titulares de prensa. Y si no saben hacerlo que cierren como algunas lo están haciendo, porque para ir a reuniones institucionales siempre se está, pero para incomodar al poder, eso nunca le apetece a nadie. Señores presidentes y juntas de asociación, dedíquense a perseguir legalmente a los que hacen tropelías del calibre de Benidorm. Si en unos años el panorama visual y de diseño nacional es un secarral gobernado por el mal gusto será, en mi opinión, culpa suya por no haber actuado a tiempo. A un político lo que más le incomoda son los titulares y las demandas y si estamos ahí vigilantes, poniendo multas a los que se saltan el semáforo, llega un momento que nadie se lo salta por miedo a la multa.
Actualizado 12/03/2015