Como cada año nos vamos del Blanc llenos de energía y buenos propósitos. Este festival tiene la virtud de reunir a todo un sector bajo un mismo techo e inevitablemente se generan conexiones profesionales y personales. Y este año ha habido lleno total. Tres días en los que había momentos que resultaba difícil encontrar asiento, a pesar de la lluvia torrencial que cayó.
Este año no vuelve a demostrar que es sino el mejor, uno de los mejores, eventos de diseño mezclando acertadamente ocio y profesión. La campaña de imagen de este año es brillante, poniendo el acento en todas las fobias y enfermedades relacionadas con la profesión. “Del diseño se sale” con terapia y medicamentos. Ver en cada descanso grupos de desintoxicación y terapia ha sido muy fructífero y sanador para muchos, más allá de la diversión de hacernos pasar por adictos o enfermos
Han habido momentos memorables como el homenaje a Josep Maria Mir como Mestre del Blanc. Lo diremos mil veces, solo por este acto el Blanc tiene todo el reconocimiento posible. Acordarse de nuestros predecesores de una forma tan bonita, preocuparse por los demás antes que por uno mismo, es tan loable que todos deberíamos apoyarlo sin excepción.
También por la variedad de propuestas, y maneras de ver la profesión. Gráfico, interacción, IA, gestión, análisis, estudios pequeños, incluso pequeñísimos, estudiantes, agencias… No es solo es reconfortante ver tanto talento sino también ver opciones de todo tipo a los que tener como referentes. Incluso un joven diseñador con su proyecto final, finalista del Brut, que ganó con su proyecto sobre sardanas, donde mezcla está música tradicional catalana con ritmos más actuales. Nos enamoró a todos.
Y a muchos nos dejó boquiabiertos las posibilidades de la IA, que estuvo presente en casi todas las conferencias, pero sobre todo la de The Clueless, el estudio que está desarrollando avatares para marcas tan realistas que simplemente no se diferencian de los modelos reales. Y los sorteos Locos, que son el ADN del Blanc. Divertirse por encima de todo.
Hubo un momentazo el sábado cuando Rubio&delAmo presentaron su propuesta para la Agencia Espacial Española. Que un estudio guarde celosamente ese proyecto para mostrarlo precisamente en el Blanc, dice mucho de la importancia del evento. Se muestra en el foro y el momento adecuado, delante de la comunidad y de los amigos y profesionales. Y ahí saltó la ovación para demostrar que era un proyecto brillante, fantástico, y que auguramos se convertirá en la verdadera marca ‘no oficial’ como símbolo de muchas cosas que le pasan a la profesión.
Muchos de los que allí asisten, y es de las cosas más bonitas e interesantes, se ponen cara y pueden compartir conversaciones y disertaciones de sobremesa, de café y cigarro, en las que conectar, compartir y debatir sobre cualquier cosa relacionada con la profesión… o no.
Como dijimos el año pasado Blanc es casa y seguirá siéndolo gracias a su equipo y a David D’Eboli. Su honestidad y trabajo es de una dimensión extraordinaria y eso siempre se nota. Los eventos son las personas que están detrás.
Y esta energía la van a trasladar a Madrid el próximo 16 de mayo de 2025. Una fórmula consolidada y eficaz que seguro se convertirá en otro punto de encuentro de muchos diseñadores que Vilanova les pilla lejos y que Madrid les resultará más fácil acceder. Aunque visto la procedencia de los asistentes de este año (Costa Rica, México, Argentina… ) no parece ser un problema. Si algo mola se va y punto.
Hemos repetido durante estos 15 años de vida del Blanc que si eres diseñador gráfico (o todo lo que hay alrededor de eso) tienes que ir al Blanc al menos una vez en tu vida…
Gracia Blanc por tanto. Nos vemos en Madrid y el año que viene en Vilanova.