La historieta en blanco y negro que Richard McGuire publicara en 1989 en la revista Raw se convierte en libro a todo color y nos vuelve a hacer reflexionar sobre el aquí y el ahora.
«Aquí». Una simple palabra que en estos tiempos de geolocalización y redes sociales omnipresentes interpretamos como un simbolito en una app de mapas. «Aquí» somos nosotros mismos, es nuestro entorno, nuestra familia, nuestra casa.
«Aquí» marca nuestras compras, nuestra tarjeta de crédito, nuestro restaurante preferido del que subimos fotos de platos primorosamente dispuestos a ser devorados, con una marca de coordenadas que indica al mundo qué es «aquí», dónde está «aquí».
En los tiempos de la globalización, «aquí» es un término que nos recuerda el calor de lo local, que nos saca del flujo avasallador de información para indicar algo próximo y cercano sin darnos cuenta de que lo licuamos en el todo cibernético con nuestro automatismo.
aquí es también ahora
Cuando el tiempo se mide en forma de avance de los likes de nuestras publicaciones, «aquí» es también un «ahora», un recuerdo guardado en la memoria de ordenadores de nubes electrónicas hundidas en el mar que nos da un retrato de otros tiempos tan lejanos como ayer.
Porque «ahora» y «aquí» se diluyen en su significado en un tiempo donde miles de imágenes reconstruyen una memoria fragmentada e infinita en el que las fechas son solo metadatos de un archivo. Ya no hay un ayer, un año pasado o una década atrás, las inteligencias artificiales nos bombardean con composiciones de fotos rescatadas de nuestro pasado en collages donde el tiempo ya no tiene sentido, solo los likes nostálgicos que nos traen.
«Aquí», que es también «ahora», es lo único que cuenta: ya no hay futuro que imaginar salvo el que subiremos dentro de diez minutos en nuestro timeline.
Hace más de treinta años, Richard McGuire tuvo una visión de ese futuro. En la vanguardista revista Raw publicó una sencilla historieta de seis páginas que en su momento revolucionaba el cómic sin darse cuenta de que estaba siendo profético.
una nueva forma de narrar
Aquí era una reflexión sobre el paso del tiempo y los espacios que rompía la secuencialidad canónica del cómic para recuperar un espacio desgajado del tiempo. Las viñetas ya no indicaban saltos secuenciales, sino una lectura en una nueva dirección que seguía la flecha del tiempo hacia el interior de ese recuadro gráfico, dejando el espacio como protagonista absoluto de nuestra vida.
El «aquí» lo era todo mientras las viñetas saltaban en el tiempo sin cesar, amalgamando pasado, presente y futuro en un punto estático en el espacio. Una narración que exprimía el lenguaje del cómic hasta su extremo máximo rompiendo las convenciones para descubrir que todavía existían nuevas narrativas que explorar.
Cinco lustros después, McGuire volvió a ese punto estático, a ese «aquí» que le permitía moverse libremente en la cuarta dimensión del tiempo para investigar lo efímero de la existencia humana, la extraña relación que mantenemos con unos espacios en los que habitamos sin darnos cuenta de que es nuestra única referencia a la que asirnos, ignorantes de que ese tiempo en el que pensamos navegar es un río que fluye sobre nosotros, abandonándonos en un suspiro sinapenas ser consciente de nuestra presencia.
Ese tiempo que Einstein ligó inexorablemente al espacio en las leyes de la Física, pero que sigue siendo elusivo en su comprensión para la ciencia, quizás porque estamos atados a esa percepción que solo nos deja ver el instante presente.
Veinticinco años más tarde, «Aquí» ya no es una profecía, es una catarata de preguntas.
A todo color y como novela gráfica, McGuire extendió la prospección del tiempo y el espacio de su historieta original manteniendo incólume el espíritu inicial, añadiendo matices pero con la misma fuerza reflexiva. Sin embargo, veinticinco años más tarde, Aquí ya no es una profecía, es una catarata de preguntas, de pensamientos sobre la realidad acelerada e inmediata que nos envuelve, sobre ese «aquí» que es «ahora», sobre cómo los espacios han dejado de tener sentido en una sociedad que vive en las indicaciones de Google Maps.
La humanidad como simple habitante temporal y fugaz de un espacio que no le pertenece, somos como ese fantasma de A Ghost Story (posiblemente la mejor adaptación de la obra de McGuire) que mira el paso del tiempo sin poder hacer nada, atado a su espacio, a su «aquí».
En su día, Aquí fue una obra revolucionaria, una demostración de las posibilidades del lenguaje de la historieta. En 2021, Aquí sigue siendo una propuesta agitadora que reflexiona sobre una realidad construida a golpe de «aquí» y de like. (No se olviden darle al like a este artículo, allí donde sea su «aquí»)
Aquí, de Richard McGuire está publicado por Salamandra Graphic y puedes comprarlo en el siguiente enlace.