Ana Gómez Bernaus estudió en Elisava. En 2003 abrió su estudio y en 2009 se mudó a Nueva York. Empezó trabajando en ilustración, pero su interés por la tipografía le llevó a su pasión: el lettering. En sus letras dibujadas, Ana muestra un enfoque orgánico donde priman los detalles, rasgos de sus raíces barcelonesas. Si bien, tras su experiencia en la Gran Manzana, su visión del diseño ha ido evolucionado hacia la ‘practicidad’. Ana vive ahora en Los Ángeles donde trabaja como directora de arte en Signature Creative Inc., y lo que primero le ha picado la curiosidad es el mundo de motion graphics y títulos de crédito. Hoy nos habla de su trayectoria y sus influencias, de su pasión por el lettering y sus experiencias para abrirse paso fuera de España.
Nombre completo:
Ana Gómez Bernaus.
Año y ciudad de nacimiento:
1980, Barcelona.
¿Qué diseños recuerdas de tu infancia?
Más que diseños, recuerdo elementos artísticos que había en mi casa o en casa de mis abuelos. En casa hay tres cuadros que pintó mi tío. Son estudios de color y forma, abstractos, pero siempre me han atraído mucho. Una de mis abuelas bordaba y los cuadros con sus trabajos son maravillosos. Mi otra abuela siempre ha cosido y en su casa siempre había telas estampadas con las que nos hacía vestidos iguales a mi hermana y a mí. También recuerdo unos dibujos de los años de estudiante de mi abuelo, especialmente uno de la fachada de un edificio. Está hecho a lápiz y coloreado con lápices de colores, pero lo hizo con tanta paciencia que todos los colores son homogéneos, no se puede distinguir ningún trazo. De todos ellos aprendí, sin darme cuenta, la importancia de dedicarle tiempo al trabajo creativo.
De pequeña querías ser…
Quería ser pintora.
¿Cuándo decidiste dedicarte al diseño gráfico?
Siempre supe que me dedicaría a una profesión creativa, aún antes de empezar en el diseño siempre estaba dibujando. Durante un tiempo pensé que me dedicaría al diseño de interiores. Me pasaba horas dibujando habitaciones y amueblándolas, pero también tenía libretas llenas de palabras escritas con letras decoradas. Eran proyectos muy rudimentarios de lettering. En cuanto llegó el momento de decidir qué quería hacer, no tuve la menor duda de que quería ser diseñadora gráfica.
Diseñadora, ilustradora, artista/dibujante de lettering… ¿En qué campo te sientes más cómoda?
Creo que los tres campos tienen un punto en común, y que es en el que mi trabajo vive. El lettering no deja de ser, de alguna forma, tipografía ilustrada. Y cada proyecto de lettering necesita ser enfocado desde la perspectiva del diseño en términos de composición, estructura, color, etc.
¿Cómo definirías tu estilo?
Mis proyectos tienden a ser complejos. Disfruto cuando una pieza toma forma poco a poco, y cuando al trabajar en ella me puedo entretener en los detalles. Mi estilo se caracteriza por ese nivel de complejidad y, a la vez, por una atmósfera liviana. Me gusta que un diseño intrincado viva en un entorno relajado.
Y en respecto a tu método, ¿cuánto tiene de digital y cuánto de analógico?
Depende del proyecto. En general, diría que trabajo la mitad del tiempo analógicamente y la otra mitad, digitalmente. La mayoría de los proyectos empiezan por una ilustración a lápiz, que luego trabajo en digital. Algunos son 100% digitales, especialmente ahora que estoy trabajando con programas de 3D. Lo bueno del medio digital es que permite un control total sobre el proceso. El hecho de poder hacer, deshacer y rehacer de una forma tan rápida hace que un proyecto pueda ser explorado exhaustivamente hasta encontrar la solución óptima.
Por otro lado, siempre tengo conmigo una libreta en la que dibujo. Para mí es muy importante mantener mi mano activa en lo que a dibujo se refiere. Cuanto más dibujo, más control tengo, cosa que me permite crear piezas mejores, más armoniosas y con composiciones más equilibradas.
Un diseñador gráfico, un tipógrafo y un dibujante de lettering a quien admiras o es para ti un referente.
Siempre me ha gustado el trabajo de Paul Rand. Es icónico, conceptual y actual. Doyald Young es mi diseñador especializado en tipografía favorito. También me gusta el trabajo de Takenobu Igarashi, porque se puede ver a través de sus proyectos que disfruta con ellos y Seb Lebster por la elegancia de sus piezas. En el campo de la ilustración, siempre he admirado y me ha influenciado mucho Alphonse Mucha. Su trabajo me parece simplemente fascinante.
La frase o la petición más disparatada que te ha dicho algún cliente…
Un cliente me pidió que copiara uno de mis propios trabajos.
De Barcelona a NY y de NY a Los Ángeles… ¿Qué te motivó a dar el salto al continente americano? ¿Cómo ha sido tu evolución?
La verdad es que no lo planeé. En 2008 fui a San Francisco a visitar a una amiga. Al comprar el billete me puse en contacto con mi amigo Matias Corea con quien había trabajado años atrás y que por aquel entonces llevaba un par de años trabajando en su nuevo proyecto en Nueva York: Behance. Decidí ir a verle. Matias me sugirió que me fuera a vivir allí. No sé si fue su capacidad de convicción o que la ciudad me enamoró, pero al volver a Barcelona vi claro que tenía que mudarme. Así que, cerré mi empresa y me marché a la aventura. Ir a vivir a Nueva York es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
Hace casi un año conocí a Georgia Tribuiani, directora y diseñadora en Psyop LA. Entrar en contacto con ella y con el tipo de diseño que sale de Los Ángeles despertó en mí el interés por cambiar de costa.
Y lo más difícil, ¿cómo has logrado abrirte paso en un mundo tan competitivo y trabajar para Imaginary Forces, Prologue Films, JWT, Nike?
Trabajando duro. En Nueva York era la diseñadora de Richard Solomon Artists Representative, pero los fines de semana trabajaba para otros clientes, y cuando no tenía clientes, trabajaba en proyectos personales. Y lo sigo haciendo cuando tengo tiempo. Siempre estoy trabajando en algo, ya sea proyecto personal, colaboración o trabajo comercial. Para mí es fundamental practicar. Es la única manera de mejorar.
Observas mucha diferencia a la hora de trabajar con los clientes en España y Nueva York o Los Ángeles. ¿Existe algún salto cualitativo?
Por un lado creo que tanto Nueva York como Los Ángeles son ciudades donde el diseño es muy importante. Además, las empresas que viven o acuden a estas ciudades a contratar diseño suelen apreciar y respetar la profesión. En España tuve la suerte de trabajar para algunas empresas que compartían estas características, pero también tuve clientes que pretendían obtener todo por nada. A nivel cualitativo, creo que mi trabajo es mejor de lo que era, pero eso se debe a que llevo más tiempo haciéndolo y a que Nueva York ha sido una gran influencia a nivel gráfico que me ha ayudado a mejorar profesionalmente.
Actualmente, en Los Ángeles, los motion graphics centran tu atención. ¿Cómo se ha ido produciendo esa incursión?
Al conocer a Georgia, descubrí también su trabajo. Sus proyectos de diseño en motion graphics, cine y animación son francamente buenos y despertaron mi curiosidad por esta rama del diseño. También trabajar con Prologue e Imaginary Forces fue una oportunidad perfecta para empezar a hacer camino en este sector.
Por otro lado, entré en contacto con Signature Creative™, donde trabajo ahora como directora de arte. Signature Creative es una agencia digital especializada en proyectos de innovación en el campo interactivo, web y dispositivos móviles. Trabajamos para clientes como Qualcomm, Paramount Pictures, Disney, DreamWorks, etc. Al empezar a trabajar aquí me di cuenta del tremendo potencial que las nuevas tecnologías, con las que trabajamos a diario, tienen en el mundo del diseño. Los proyectos en los que trabajo ahora contienen elementos de ‘conciencia contextual’, reconocimiento de imagen y realidad aumentada, ya no se limitan a gráficos, infografías, imágenes y tipografía, sino que van más allá adquiriendo un carácter multidimensional. Siempre pienso que soy muy afortunada de poder trabajar como diseñadora en un momento y un lugar donde tantas cosas están cambiando. Es emocionante.
Antes de salir rumbo a EEUU, entre 2007 y 2009 también estuviste como docente impartiendo diseño gráfico en Barcelona. ¿Qué te aportó esta experiencia?
Trabajar en Seeway fue una experiencia maravillosa, no solo por la gente con la que trabajé y a la que enseñé, sino por los beneficios que enseñar me aportó. Como diseñadora, mi día a día consiste en, de una forma u otra, transmitir mensajes. Ya sea conceptual o estéticamente. Al tener que enseñar cómo diseñar y cómo conceptualizar tuve que examinar mi propio proceso y eso me proporcionó una visión más profunda del mismo.
¿Qué consideras que se debería enseñar en las escuelas de diseño y no se enseña?
Mirando atrás, a mis años en Elisava, quisiera haber tenido más clases fuera de la escuela, en museos o exposiciones. Es importante aprender las técnicas, pero la experiencia me ha enseñado que viendo lo que pasa alrededor de uno, ambos, a nivel creativo y no creativo, es básico para desarrollarse como diseñador. Cuanta más información me entra por los ojos, más elementos tengo con los que trabajar y experimentar. Es evidente que cada estudiante puede ir a museos en su tiempo libre, y de hecho me pasé horas y horas en el CCCB en Barcelona mientras estudié, pero no hubiese estado de más el tener este tipo de experiencias en clase.
Un trabajo que consideres decisivo en tu carrera o por el que sientes especial cariño…
Uno de mis proyectos que más me gusta es Winter Bugs. Además, la manera en la que di con él hace referencia a lo que he dicho antes sobre la importancia del diseñador de estar en contacto con su entorno, gráfico y no gráfico.
Este proyecto surgió de la conjunción de varios sucesos. Un fin de semana de invierno fuimos mi hermana y yo a unos viñedos cercanos a la casa de mi abuela. Tomé unas cuantas fotos con mi teléfono de los árboles sin hojas, de las hojas en el suelo, de los lagos con la niebla, y al llegar a casa las pasé a mi ordenador. Al cabo de unos días volví a esas fotografías y me puse a trabajar con las que tenían ramas de árbol desnudas. En cuanto tuve unas cuantas capas de ramas en pantalla las dupliqué y las giré y de repente apareció el primer Winter Bug ¡delante de mis ojos! Surgió de una experiencia totalmente aislada del proceso de diseño tradicional, nació de la curiosidad por las formas naturales y del interés por tomar fotos y volver a mirar esas imágenes con otros ojos.
En 2012 fuiste galardonada con un Certificate of Typographic Excellence en el apartado de trabajo de autopromo, uno de los premios más prestigiosos que otorga el Type Directors Club. ¿Qué ha significado este premio para ti? ¿Te ha servido para abrir nuevas puertas?
Ganar el Certificate of Typographic Excellence me ha ayudado en el sentido que refuerza mi portfolio tipográfico. Cuando una organización como el TDC avala tu trabajo, los clientes suelen reconocerlo. Pero más que el premio, lo que ha ayudado mucho a mi carrera es mantener mi portfolio siempre al día, tanto con proyectos comerciales como personales. Y en este punto, Behance ha sido un elemento básico. Todos los clientes con los que he trabajado como freelance antes de entrar como AD en Signature Creative me han contactado a través de Behance. Tener mi trabajo destacado ahí me ha asegurado siempre una audiencia global.
Lo más complicado en tu trabajo…
Cada vez que termino un proyecto, y pasan un par de meses, veo cosas que haría diferentes, que podría mejorar. La parte buena de esto es que en cada proyecto aprendo algo nuevo, que puedo aplicar al siguiente, en el que, de nuevo, aprendo algo nuevo. Algunas veces por casualidad, otras porque quiero hacer algo que no he hecho antes y me las tengo que arreglar para llevarlo a cabo. Cada diseñador es su peor crítico, pero este eterno ‘descontento’ con mi trabajo me hace esforzarme al máximo en cada nuevo proyecto. ¡No es que no me guste lo que he hecho hasta ahora! Para nada, estoy contenta, pero siempre hay una parte de mí que sabe que podría ser mejor. No hay mal que por bien no venga, ¿verdad?
Y lo más gratificante…
Ver a la gente disfrutar con mi trabajo. Cada vez que recibo un email de alguien que ha visto una de mis piezas y se ha tomado el tiempo de darme su opinión, pienso que he colaborado en hacer el mundo gráfico un poco más efectivo, funcional y atractivo.
El último proyecto en el que estás trabajando.
Una infografía para el film de Disney The Long Ranger que se estrena el próximo 3 de julio. En Signature Creative nos pidieron que representar visualmente las conexiones y relaciones entre los personajes y, al mismo tiempo, contar con hechos y citas de la película. Uno de los elementos centrales de la película es el tren, así que utilizamos las vías del tren representadas gráficamente para crear las conexiones entre los carácteres que se mueven alrededor de los bloques de información.
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+info: anenocena.com