Abrir las puertas de un nuevo estudio de diseño suele ser una opción que tenemos en mente y nos seduce en algún momento de nuestro recorrido profesional, ya sea por estar cansado de trabajar para otro, por la dificultad de volver a encontrar trabajo tras un fin de contrato o porque sabemos que hemos nacido para ello. Es interesante tener algunos aspectos en cuenta ya que es cierto que con ganas y dedicación se pueden obtener buenos resultados. También es igual de cierto que a veces cometemos errores de base que son fáciles de solucionar si se saben ver a tiempo. Aquí algunas reflexiones.
1. Mejor con experiencia
Si te vas a lanzar a desarrollar cualquier experiencia profesional es bueno empezar aprendiendo de alguien, tanto de lo positivo como de lo negativo… Y de paso, compruebas si eso es lo tuyo. El trabajar en otro sitio te dará una idea de qué tipo de estudio te gustaría tener y te ayudará a conocer aspectos de gestión, relación con el cliente, precios, etc. Aspectos que, al fin y al cabo, sí o sí conllevan tener un estudio propio, además de diseñar.
2. Búscate buena compañía
En las aulas, siempre me encuentro alumnos que tienen en mente crear su propio estudio y cuando llegamos al tema de los componentes de la empresa casi siempre encuentro el mismo modelo: dos diseñadores, tres ilustradores, cuatro programadores… Es normal, ya que éstas son las personas que forman parte de nuestro entorno, compañeros de clase, amigos, etc. Pero esto que a priori parece una buena idea a medio plazo puede ser contraproducente. Suele ser mucho más interesante que la unión la compongan profesionales de diferentes disciplinas que se complementen (programador+diseñador, diseñador+marketing+periodista, gestor+diseñador+arquitecto). También es necesario que alguno de los componentes del estudio tenga formación en temas de gestión empresarial o bien adquiera nociones. El hecho de contar con perfiles diferentes nos llevará a lugares diferentes. Si la razón de la unión es tan solo compartir gastos y estudio, los coworking son una excelente idea. ¿Qué sentido tendría un restaurante que lo formasen tan solo cinco cocineros? Si el proyecto va bien, siempre estamos a tiempo de duplicar disciplinas.
3. Piensa estratégicamente
En general nos dejamos arrastrar por la corriente de las modas y por lo que hacen los demás, pero es mucho más interesante dedicar tiempo a descubrir qué es lo que se nos da bien y qué es aquello con lo que nos sentimos cómodos y después ‘buscar un hueco’. Ejemplo: Si lo tuyo es la ilustración y decides montar un estudio de ilustración es mucho mejor especializarse en ilustración científica que optar por la ilustración infantil. De ese modo es fácil encontrar proyectos que encajen perfectamente. Del mismo modo que es importante acertar en el ‘qué’ es igual o casi más importante acertar en el ‘cómo’. Para ello, investiga, pregunta, infórmate de cómo funciona lo que quieras llevar a cabo, no te lances al vacío.
Luego el tiempo te ayudará a ver si la elección era la acertada. Y en caso de que no lo sea, paciencia… Vuelta a comenzar.
4. Cuida tu marca
En ocasiones se destinan muchas energías a cuidar la marca del cliente y nos olvidamos de la nuestra. Es importante cuidarla, comunicar lo que somos, promocionarla de la manera adecuada, en los lugares adecuados… Al fin y al cabo, este es uno de los trabajos en los que ‘otro’ trabajo comienza una vez terminado el trabajo. En ocasiones derivamos tiempo a mostrar nuestros trabajos en el perfil de Facebook donde nos verán solo los amigos. Bien, pero intenta compartirlo en sitios con proyección internacional. Utiliza redes mundiales como Behance o webs como Gràffica.
5. Piensa en global
No se trata de que emigres, pero en estos momentos en los que es muy fácil conectarse con cualquiera al otro lado del planeta hay muchas oportunidades que a veces obviamos. Intenta pensar siempre a nivel global. Nos sorprenderá saber lo que se esconde al otro lado del mapa. ¿Esto que estoy haciendo, lo necesitan solo en mi ciudad o en todo el mundo?
Está claro que además de estos cinco aspectos hay otros muchos más. En todo caso, estos consejos no deben apartarnos de lo más importante: hacer un trabajo excelente. Y aunque hay cientos de ejemplos que seguro contradirán estas recomendaciones, la mejor de todas es hacer el trabajo al más alto nivel.
Si estás en ello, ¡suerte en la aventura!