El pensamiento es la mayor de las libertades que pueden existir y nunca deberíamos permitir que nos lo secuestren. A pesar de que la sociedad o nuestro entorno influyen directamente sobre ellos y la realidad a veces los silencie, está claro que son el motor de nuestras vidas y que los pensamientos que bailan en nuestra mente son los que marcan nuestros pasos.
En nuestra vida profesional, nuestros pensamientos son los pasos que marcarán nuestro baile. Por ello es vital que suenen bien y nos inciten a desmelenarnos en la pista. Aquí algunos que quizás te inciten a salir y ponerte a bailar.
1. El mundo es muy grande
Exactamente 149 millones de kilómetros cuadrados de grande. Lo cual nos da una extensión lo suficientemente amplia para movernos y poder trabajar. Tan solo tenemos que ser capaces de pensar sin ponernos barreras e investigar. Y a partir de ahí, ‘casar’ las opciones con nuestras realidades y posibilidades, pero también saber observar, ya que a veces ese ‘mundo grande’ no se halla separado por kilómetros sino que lo tenemos en nuestra misma ciudad o barrio.
2. Siempre puedo encontrar a alguien a quien le encaje lo que hago
Exacto. Del mismo modo que nos encontramos a personas que no comprenden lo que hacemos y no están dispuestas a apostar por ello, podemos encontrar a usuarios u organizaciones que sí lo valoren y comprendan. Por muy rocambolesco que nos resulte –incluso a nosotros– la idea o producto, siempre puede encajar en las necesidades de alguien. No hay más que mirar el mobiliario mega recargado que habita Qatar y que quizá nunca triunfaría en los países nórdicos.
3. […]
El artículo íntegro en el 2º número de la revista Gràffica.