1.000 m2 de deseo. Arquitectura y sexualidad en el CCCB

¿Cómo se han proyectado, construido e imaginado los espacios para el sexo en la sociedad occidental desde el s. XVIII hasta nuestros días? Este es el objeto de análisis de la exposición 1.000 m² de deseo. Arquitectura y sexualidad que se puede visitar en el CCCB de Barcelona hasta el 19 de marzo. 


A través de unas 250 piezas, entre dibujos y maquetas de arquitectura, instalaciones artísticas, audiovisuales, libros y otros materiales, la exposición explora el poder que ejercen los espacios como motor del deseo y muestra cómo la arquitectura ha contribuido al control de los comportamientos y a la creación de los estereotipos de género en nuestra sociedad patriarcal.

La muestra 1.000 m² de deseo. Arquitectura y sexualidad presenta algunos de los proyectos que se han distinguido por subvertir los modelos tradicionales y postular utopías de convivencia sexual o espacios privados concebidos exclusivamente para el placer. Revisa las propuestas de Claude-Nicolas Ledoux, Charles Fourier, Sade, Guy Debord, la arquitectura radical de los años sesenta y setenta, Carlo Mollino, Adolf Loos, Nicolas Schöffer, Wilhelm Reich, la arquitectura de Playboy y la obra de arquitectos y artistas contemporáneos.

L’Appel, 1944. Paul Delvaux. Colección Telefónica. © Fernando Maquieira.

1.000 m² de deseo. Arquitectura y sexualidad sostiene la necesidad de revisar la vigencia e interés de algunos proyectos especulativos radicales que parecen hablarnos directamente desde una distancia, en algunos casos, de más de dos siglos. Invita a considerar cómo se construyen las sexualidades de acuerdo a determinados códigos culturales sujetos a normas corporales y discursivas, y cuál es el espacio del deseo y el placer en nuestra sociedad.

La exposición pone de manifiesto cómo la creación de ciertos paréntesis de resistencia a lo normativo nacen sobre todo de la arquitectura informal y de la apropiación de lugares. Evidencia cómo la práctica de la arquitectura ha estado dominada hasta muy recientemente por hombres y que, en consecuencia, los espacios propuestos para el placer se imaginan desde un deseo y una fantasía masculinos.

Ull reflectint l’interior del Teatre de Besançon, 1784. Ojo reflejando el interior del Teatro de Besançon, 1784. Claude Nicolas Ledoux. Cortesía Musée Ledoux, Saline Royale, Arc et Senant.

La arquitectura, como diseño físico del espacio y como atmósfera, forma parte sustancial de nuestras fantasías. Muchos de los espacios expuestos no se han realizado nunca, solo han sido imaginados y se han construido a través del lenguaje o la imagen proyectada.

La propuesta se desarrolla en tres capítulos temáticos: Utopías sexuales, Refugios libertinos y Sexografías, e incluye varios espacios autónomos que funcionan como «miniexposiciones», comisariados, cada uno de ellos, por diferentes especialistas: una reproducción del Centro de Entretenimientos Sexuales de Nicolas Schöffer (Eléonore de Lanvandeyra Schöffer y Guillaume Richard), un gabinete de lectura de ficción libertina (Marie-Françoise Quignard), una instalación dedicada a la arquitectura y a la revista Playboy (Beatriz Colomina y Pep Avilés) y una sala de cine porno a la manera de las de los años setenta (Esther Fernández).

También presenta la instalación de nueva creación Right Into Her Arms, de William Kentridge, que el artista sudafricano ha realizado en el marco de su puesta en escena de la ópera Lulú, de Alban Berg.
→ www.cccb.org

Atti Fondamentali. Amore: la Macchina innamoratrice, 1971 – 1973. Archivo Superstudio. © Superstudio.
Salir de la versión móvil