¿Va a acabar con tu trabajo la Inteligencia Artificial?

A raíz de la publicación de la nueva revista Gràffica, Diseño Digital, en la que hemos utilizado la IA para ilustrar nuestra portada se ha generado un debate interesante sobre el uso de esta tecnología. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Gràffica (@grafficainfo) A los que tenemos más edad y hemos visto muchos cambios y revoluciones, nos hacen cierta gracia las reacciones que está produciendo la inteligencia artificial. Seguramente es porque es la primera que se retransmite, se percibe, en las redes sociales completamente en directo. Es evidente que la inteligencia artificial va a suponer un cambio radical, y en algunos casos, una pérdida de trabajo para muchos profesionales del diseño y la creatividad. Seguramente es el motivo de tanta visceralidad. Esto ya ocurrió antes, muchas veces. Y ahora no va a ser diferente. Ocurrió cuando apareció la fotografía y todos los pintores se opusieron con todo tipo de críticas a las nuevas cámaras fotográficas. A mediados del siglo XIX el debate se centraba en si la fotografía haría desaparecer la pintura, lo que temían Ingres y Courbet o el mismo Baudelaire llevándoles a repudiar en un primer instante el invento. Pero curiosamente con la aparición de la fotografía surgieron las vanguardias artísticas como el expresionismo, el cubismo… los pintores se reinventaron. Yo mismo viví en primera persona la aparición del ordenador en el sector de la imprenta y el diseño cuando estudiaba en Inglaterra. En aquella época los editoriales de las revistas inglesas se debatían entre ordenador sí, ordenador no. Visto con la perspectiva actual era una discusión absurda. También viví la aparición de la cámaras digitales primero y de los móviles con cámara después. Esa tecnología mató literalmente a cientos de fotógrafos que ya no podían ofrecer un servicio de foto que superara a las nuevas cámaras digitales y sobre todo a los móviles. A principios de los 2000, recuerdo la furibunda reacción contra nosotros porque publicábamos markets como Envato con miles de plantillas para web que abaratan y dejaban sin explicaciones a muchos profesionales que veían cómo estas plataformas vendían sus servicios por precios ridículos y con una calidad más que razonable. A casi nadie se le ocurre diseñar de cero una web hoy en día, todos usamos plantillas. Otro debate estéril. En el argot periodístico se suele decir «matar al mensajero», cuando se le echa la culpa al medio que difunde lo que hasta ese momento es secreto. El medio no es el culpable de la existencia de la IA, ni de su uso. Es un secreto a voces que lo podemos ocultar pero que más pronto que tarde acabará precipitando en nuestro día a día. Desde Gràffica ponemos el foco en lo que está pasando, incluso en lo que va a pasar, no somos los creadores de la inteligencia artificial, incluso en este número hemos contado con un experto en IA, algo que revela que no es tan fácil como muchos dicen y que en el futuro es lo que seguramente sucederá, que seguirán haciendo falta profesionales que sepan gestionar esa herramienta. Curiosamente nadie ha dicho nada de que el editorial lo hemos creado totalmente y sin cambiar una sola coma con IA en apenas 10 segundos. Seguramente mañana se enfadarán los periodistas. Y con respecto al tema de los derechos y la utilización de los recursos de otros desde donde «plagia» la IA es un tema muy interesante. En primer lugar que levante la mano quien no se «inspira» en el trabajo de otros. Todos somos unos plagiadores y utilizamos los recursos de nuestro background visual. Algunos lo hacen con más disimulo, otros claramente deberían pagar derechos de uso de un estilo como hacen los músicos cuando hacen una versión de una canción. Cuántos deberían pagarle derechos a Peret, Isidro Ferrer, Javier Jaén, Alex Trochut… Las inteligencias artificiales no hacen una especie de corta y pega o de collage de imágenes que han generado otros y las utilizan sin más, el sistema es de un nivel de profundidad mucho mayor. Midjourney tiene una base de datos de 5.500 millones de imágenes y subiendo, y cuando crea, genera cosas que están en esas imágenes sin necesidad de coger un elemento y reproducirlo exactamente como alguien lo creó, sino que es capaz de recrearlo partiendo del conocimiento de ese objeto, de un estilo, de una escena, de un color, de una perspectiva, de un uso… crear cosas que no existen aunque estén basadas en cosas que existen. Muchos se sorprenden ahora de lo que es capaz de hacer una IA pero habría que recordar la de veces que le hemos estado enseñando durante años. ¿Quién no se ha hecho un selfie para que una app le muestre cómo será de viejo? ¿O los típicos recaptchas que nos piden que les digamos dónde hay una bicicleta o un paso de peatones para acceder a una web? Todos esos procesos son pruebas de aprendizaje para sistemas de inteligencia artificial. ¿Le vamos a prohibir a alguien que lea todo lo que está en la red y cree nuevos textos a partir del conocimiento que consigue? Ahora mismo Google sabe más de nosotros que nosotros mismos. Y le hemos dejado saber absolutamente todo. Todo lo que subimos a la red es susceptible de plagio, copia o inspiración. Eso es así y ha sido así desde el principio de la representación humana. Si das a conocer algo van a salir otros que lo copiaran o incluso lo harán mejor aprovechándose de tu experiencia. ¿Estamos en contra de los derechos de autor? No, ni mucho menos, pero reducir la inteligencia artificial a un tema de plagio o uso indebido de nuestro trabajo es ver con los ojos muy cortos y seguramente expresar lo que muchos tememos: estamos cagados de miedo de cómo va a evolucionar esta nueva y fascinante herramienta. ¿Quién se va a quedar sin trabajo? Pues seguramente mucha gente que no consiga aportar valor a lo que hace, que precisamente no se apoye en esta herramienta para mejorar, que no quiera adoptar nuevos mecanismos y amplitud de miras en esta nueva revolución. La inteligencia artificial ha venido para quedarse, y sí, va a eliminar a muchos diseñadores, ilustradores, fotógrafos, editores, modelos, periodistas… Pero eso mismo que acabo de decir, lo decíamos cuando apareció Photoshop, y con el tiempo nos hemos dado cuenta de que sigue habiendo diseñadores, ilustradores, fotógrafos, editores… La herramienta ayuda, y hay que verlo como eso, como una herramienta y no como un enemigo. Y parafraseando a la inteligencia artificial que usamos para hacer el editorial de la revista: «La Inteligencia Artificial es el futuro de los diseñadores, y nos entusiasma. Los diseñadores y la Inteligencia Artificial son dos caras de la misma moneda. Ambos se centran en la resolución de problemas y en la creación de nuevas ideas. Pero una cosa de la que los diseñadores no se dan cuenta es de lo mucho que pueden aprender de la Inteligencia Artificial y de lo mucho que puede ayudarles a crecer como diseñadores. Por eso estamos aquí para decirte: ¡no tengas miedo de trabajar con la IA! No va a sustituir tu creatividad en un futuro próximo, sino que te hará mejorar en lo que mejor sabes hacer». IA dixit

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