Salvar vidas, la función social de la tipografía

Dos proyectos altruistas que combaten dos de las peores lacras de nuestra sociedad —el cáncer y las crisis de refugiados— armados con tipografía social y toneladas de optimismo. 

Altruismo, procurar el bien de otros sin esperar nada a cambio, desinteresadamente, solo porque sentimos que debemos hacerlo. Tal vez suene ingenuo hoy en día, época de egoísmos desatados e individualismos hipervitaminados. Por fortuna, hay personas que todavía piensan que ser altruistas y generosos es necesario, que todavía hay resquicios para la bondad, que, sea cual sea nuestra posición personal o profesional y los recursos con los que contemos, merece la pena intervenir en la vida común para intentar mejorarla. Un ejemplo sería el poder de darle una función social al arte: diseño, tipografía, pintura, …

Seamos diseñadores, tipógrafos, ilustradores, redactores… ante todo somos ciudadanos, lo que sin duda conlleva una responsabilidad para con la sociedad de la que formamos parte. Recordemos el legado intelectual del genial Milton Glaser, su compromiso con la realidad social, política, cultural de su tiempo y cómo comprendió que, con las herramientas del diseñador, se puede —y se debe— intervenir de manera positiva en la sociedad civil. El valor del compromiso.  

Por todo ello, proyectos como Buy fonts save lives y Solitype merecen especial atención.

buy fonts save lives 

Paul Harpin es diseñador y director creativo de London Type y la experiencia de vivir de cerca la devastación provocada por el cáncer —su sobrina Laura falleció de cáncer con tan solo 26 años— le llevó a plantearse la necesidad de hacer lo que estuviera a su alcance para luchar contra esta espantosa lacra. De modo que creó Buy fonts save lives, una plataforma de venta de fuentes tipográficas cuyos beneficios se destinan íntegramente a Cancer Research UK y MacMillan Cancer Support, dos entidades benéficas británicas dedicadas a brindar ayuda médica especializada y apoyo financiero a personas enfermas de cáncer, además de a la investigación y concienciación social sobre la enfermedad. 

Buy fonts save lives ofrece un interesante abanico de fuentes entre las que caben destacar las donadas por Matt Willey, el que fuera director de arte durante cinco años de The New York Times Magazine y actual socio de Pentagram (https://mattwilley.co.uk/Home) quien además ha diseñado la web del proyecto. Entre ellas se encuentran Mfred, diseñada para Elephant Magazine y usada en Port Magazine y Timmons NY, diseñada para el suplemento Walking New York, de The New York Times Magazine.

Mención especial a Laura, diseñada por el propio Paul Harpin, con la colaboración de Paul Hickson, desenfadada grotesca de aspecto condensado con dos estilos, regular y display, de inspiración manual, sobre todo la display, con acabados que rememoran el trazo del pincel. Esta tipografía rinde un emocionante homenaje a la joven prematuramente desaparecida. 

solitype

Por su parte, Solitype una inciativa de las diseñadoras tipográficas y artistas Vivien Hoffmann y Charlotte Rohde, es un proyecto tipográfico que busca recaudar fondos para apoyar a las personas que actualmente viven en circunstancias de gran dureza e inseguridad en los campos de refugiados europeos. Sí, has leído bien: campos de refugiados en plena Europa.

Solitype, en sus dos primeras acciones, ha ofrecido licencias tipográficas a cambio de donaciones a dos asociaciones benéficas Leave no one behind y y No name kitchen que intenta prestar ayuda a los miles de refugiados sin hogar, a expensas de las inclemencias de la intemperie y de la pandemia, proveyéndoles de alimento y recursos para cubrir, aunque sea mínimamente y de manera parcial, sus inmediatas necesidades básicas. 

Esto nos da a entender la función social que puede adoptar un arte como la tipografía. Dos ejemplos, tal vez modestos, pero sin duda elocuentes, de cómo la industria de la comunicación gráfica se implica con su entorno para procurar, en la medida de sus posibilidades, transformar para mejor la realidad. Seamos un poco idealistas, en el fondo no cuesta tanto.  

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