Actualizado 30/04/2021
¿Diseñarías la marca del PP a pesar de que sus principios esten totalmente en contra de los tuyos? ¿O la del PSOE? ¿Le harías la campaña de publicidad a una empresa que vende un remedio para la calvicie, sabiendo que no es verdad? ¿O los folletos a una guardería que no cumple con las medidas de seguridad e higiene?
Estas preguntas y algunas más salieron a la luz hace unos meses en una reunión informal con otros diseñadores. Al final de la discusión [muy divertida, por cierto], casi todo el mundo acaba teniendo un precio por su moral. Hay que poner en juego una mezcla de varios elementos para acabar sucumbiendo a ello. Sobre este tema me gustaría hablar otro día, pero no antes de haber leído este libro, 13,99 euros.
Frédéric Beigbeder, es actualmente l’enfant terrible de la literatura francesa, pero antes de que esto sucediera Frédéric fue durante un tiempo un brillante creativo de publicidad, [Young & Rubicam y autor de la campaña de Eva Herzigova para Wonderbra -“Mirame a los ojos, he dicho a los ojos”-]. De esos que, como él dice, tiene una cadena hi-fi Bang & Olufsen, viaja en Business Class, con lo que los billetes le cuestan 10.000 euros, el mejor frigorífico del mercado, un BMW Z3 en su plaza de parking, fotos junto a Inés Sastré, David Lynch, Gerard Depardieu, un iMac de color rosa, zapatos de 600 euros (cada uno), veinte camisas de Prada… entre otras muchas cosas. Pero, escribió 13,99 euros (99 francos en la edición francesa) y fue automáticamente despedido por plantearse la dudosa moral de su oficio y publicarla en un libro que fue considerado una auténtica revolución de la literatura francesa.
Con frases como «No hay alternativa al mundo actual» o «La diferencia entre ricos y pobres es que los pobres venden droga para comprarse unas Nike, y los ricos venden sus Nike para comprarse droga», no resulta nada difícil engancharse al relato. Ahí va un pequeño texto:
Me llamo Octave y llevo ropa APC. Soy publicista: eso es, contamino el universo. Soy el tío que os vende mierda. Que os hace soñar con esas cosas que nunca tendréis. Cielo eternamente azul, tías que nunca son feas, una felicidad perfecta, retocada con el Photoshop. Imágenes relaminadas, músicas pegadizas. Cuando, a fuerza de ahorrar, logréis comprar el coche de vuestros sueños, el que lancé en mi última campaña, yo ya habré conseguido que esté pasado de moda. Os llevo 3 tres temporadas de ventaja, y siempre me las apaño para que os sintáis frustrados. El Glamour es el país al que nunca se consigue llegar. Os drogo con novedad, y la ventaja de lo nuevo es que nunca lo es durante mucho tiempo. Siempre hay una nueva novedad para lograr que la anterior envejezca. Hacer que se os caiga la baba, ése es mi sacerdocio. En mi profesión, nadie desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume.
Es muy recomendable también su posterior novela Windows on the World, que relata a modo de vidas cruzadas, el trancurso del día en un restaurante situado en el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001.
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