Steve Jobs anuncia que lo deja y el mundo de la tecnología se pone a temblar. Se esperaba pero aun así no deja de sorprender. En un escueto comunicado Steve anuncia su dimisión al frente de la compañía. La reacción anoche en las redes sociales fue inmediata.
No se trata de una renuncia cualquiera. Jobs, el responsable de convertir a una compañía con problemas en una de las más influyentes del planeta, se va en el momento más dulce de la empresa. En la cumbre del negocio tecnológico. Su sustituto, como ya ocurrió durante sus bajas por enfermedad, será Tim Cook.
En la nota, Jobs reconoce no estar en condiciones para seguir al frente del gigante tecnológico: “Siempre he dicho que si llegaba el día en el que no podría hacer frente a mis obligaciones al frente de Apple como consejero delegado, sería el primero en hacéroslo saber”. De este modo comunicó su decisión, por carta, a la junta directiva de la empresa y a la comunidad de Apple. “Desafortunadamente, ese día ha llegado”, añadió.
Lo que sí son conocidos son los graves problemas médicos que ha tenido que afrontar. En 2004 superó un cáncer de páncreas y en 2009 fue sometido a un trasplante de hígado. Pese a dichos inconvenientes, el hasta ahora consejero delagado de la compañía de la manzana ha continuado activo en la toma de decisiones de la empresa. En febrero, por ejemplo, acudió a una reunión a puerta cerrada con el presidente estadounidense, Barack Obama.También fue el encargado de presentar el iPad 2 en marzo.
“Creo que los días más brillantes e innovadores de Apple aún están por llegar”, afirmó en la carta, “y espero seguir contemplando y contribuyendo a ese éxito desde una nueva posición”.
La marcha de Jobs supondrá una nueva etapa en la compañía plagada de dudas. Su liderazgo se antoja una losa difícil de cargar para Cook. También las dudas se ciernen sobre el propio Jobs, ya que su marcha no hace otra cosa que acentuar los rumores sobre su estado de salud.