Sergio del Puerto – Serial Cut: «Digo que no a muchos trabajos porque no cumplen con lo que a mí me gusta»

Sergio del Puerto no se considera ilustrador, sino image maker. Y a eso es a lo que se dedica desde 1999, a crear imágenes en Serial Cut, estudio madrileño especializado en llevar la dirección de arte hasta terrenos insólitos salpicados de ironía. Sergio del Puerto es el artista elegido para la nueva entrega de la Colección TEN de Fotolia. Su pieza Faux tiroirs estará disponible en PSD gratis este martes 10 de septiembre. Hoy nos habla acerca de su trayectoria, sus referentes, su estilo y sus trucos para impactar al espectador desde el primer momento.
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Sergio del Puerto, fundador del estudio Serial Cut

Diseño, ilustración digital, dirección de arte… ¿Cómo definirías tu trabajo Serial Cut? Nunca he sido ilustrador, somos image makers, nuestro eslogan es Image makers since 99 que en realidad es lo que hacemos. No hacemos imagen corporativa, no hacemos webs, hacemos sólo imagen, lo que más nos gusta. Una imagen te permite siempre mejorar, mejorar, mejorar. Una imagen nos impulsa a hacer algo que nos mueve más en el estudio. La evolución fue natural, empezamos con diseño gráfico, con ilustración, y poco a poco entramos más en publicidad. Nuestras imágenes al principio te pueden impactar, pero tienen también una segunda lectura con detalles donde fijarte. Y por eso también nos gusta.

Cuéntanos sobre tu formación, ¿de dónde surge tu interés por el diseño y a trabajar la imagen digital? Soy bastante autodidacta, empecé a interesarme un poco por el diseño mirando en la biblioteca, apuntándome a clases de arte… En fin, buscar recursos que me atraían. Y empecé a trabajar con el ordenador. Mis primeros trabajos fueron flyers para Madrid, para clubs de Madrid. A la vez conocí a Paloma Rincón, que eran compañera de clase. Ella empezó a, digamos, jugar con la fotografía. Entonces cada uno llevábamos diseño gráfico y fotografía, hasta que en el 2005 nos unimos. Siempre he estado en paralelo así que cuando me independicé, ya tenía clientes. Y nunca puse nada en el portfolio de otros estudios, solo lo que yo tenía de mi propio trabajo. Por eso también se genera un determinado estilo. Todo ha sido muy paulatino, poco a poco: mejores clientes, mejores trabajos, hace tiempo que empecé a colaborar con otro diseñador.

Profesionalmente, ¿a qué dice «no» Sergio del Puerto? ¿Por qué? Llega un momento en que tienes que apostar 100% por lo que tú haces y por todo. No trabajar para alguien que a lo mejor no entiende tu visión. Digo que no muchas veces, digo que no a muchos trabajos porque no veo que cumplan lo que a mí me gusta para trabajar. A veces es por un tema de creatividad, porque no es una creatividad muy buena; otras por temas de tiempo ya que es imposible hacerlo bien; y otras por presupuesto, porque están pidiendo un imposible por un presupuesto muy pequeño.

Tu principal inspiración e influencias… Tengo muchas influencias del mundo del arte; de la arquitectura, del diseño, claro. Pero lo que no intento es fijarme en lo que hacen ahora. Casi vuelvo más atrás y busco referencias más antiguas, como más clásicos. Lo que pasa es que luego los revisito, se actualizan. Me puede inspirar también un recuerdo de mi infancia. Siempre fui un niño que no jugaba con las figuras, yo lo que hacía era colocarlas y hacerles una foto. Eso para mí era lo divertido y no entendía por qué los niños jugaban a batallas: qué ridículo, qué sacas de esto… Yo lo que sacaba era una foto. Montaba un bodegón y sacaba mi foto. Cuando miro para atrás, me doy cuenta de que he estado haciendo lo mismo siempre.

¿Tienen tus influencias e inspiraciones un impacto directo en tu estilo y en tu trabajo? Sí, además es algo que no ocultamos. Si hacemos un homenaje a Monty Python, no lo ocultamos, porque nos inspira, es actualizado simplemente. Igual que Magritte, hay muchos trabajos donde se ve su influencia. Pero siempre desde nuestro prisma, con nuestro propio estilo.

¿Cómo definirías ese estilo? Alex Trochut, que es amigo nuestro, definió muy bien lo que éramos. Decía algo como una mezcla entre surrealismo, cultura pop y lujo al mismo tiempo. Yo añadiría con un punto irónico a veces en las imágenes.

¿Qué palabra o frase te define mejor? Buenos trabajos llaman a mejores trabajos. Siempre he luchado porque el portfolio sea lo mejor de lo mejor, lo más selecto, porque así vienen mejores trabajos. Es mejor pocos pero muy buenos que muchos pero regulares.



¿Tienes algún proceso a la hora de trabajar que pudieras describirnos paso a paso?
Depende del proyecto. Hay muchas veces que se boceta a lápiz, por ejemplo, para Fotolia. Luego a lo mejor se puede hacer un boceto Photoshop. Y luego se pasa a 3D. Va de lo más sencillo a lo más complicado. Casi no hago trabajos finales, ya lo hacen los chicos. Pero sí dirijo la idea, claro, e incluso hago mis sketches y todos nos reímos porque mis sketches son muy básicos, muy simples, pero ellos los saben interpretar y lo hacen mucho mejor. Eso en el caso de algo digital. En el caso de algo real, un still life, un bodegón, casi siempre es un boceto Photoshop que simula cómo va a quedar, para ver el efecto, los colores.

¿Con qué clientes prefieres trabajar? ¿Por qué? Casi todo es lo mismo. Siempre te puede tocar un cliente que sea más complicado en cuanto a feedbacks, en cuanto a manera de compartir ideas, pero al final es casi todo igual. No me gustan los clientes grandes, las grandes corporaciones, porque se pierde mucho en la comunicación, hay demasiados filtros, también se tarda mucho tiempo hasta que se aprueba todo. Así que prefiero un cliente medio que pueda digerir bien nuestro trabajo, los feedbacks son más directos y más sinceros.

¿Es importante para ti seguir trabajando en proyectos personales al margen de tus proyectos profesionales? ¿Por qué? ¡Siempre! Ahí se prueba mucho tu valía como diseñador y también es parte del proceso para disfrutar. Si no tienes proyectos propios es que a lo mejor no te gusta ser diseñador. Todos los diseñadores deberían tener proyectos propios, siempre. Aparte del trabajo con clientes, tiene que haber algo vocacional, un leitmotiv, tiene que hacer algo para él mismo, aunque luego lo comparta con la gente o se convierta en un business, en un negocio, pero es algo que sale de ti y eso siempre tiene que haber.

¿Por qué te uniste al proyecto TEN? Me pareció interesante, con proyección internacional. Eso me gusta, siempre me gusta. Y que haya otros diseñadores también. Y a los diseñadores que están aprendiendo, sé que les gusta y estoy contento de compartir con ellos el trabajo nuestro, que lo puedan ver, que lo puedan bajar.

Según tú, ¿cuáles son las características clave de un gran artista o diseñador gráfico? A primera vista, que tenga capacidad de impacto su trabajo. Y si tiene impacto, que sea por tema visual o por tema conceptual. Los trabajos tienen que ser muy potentes, las ideas muy diferenciadoras. Se tiene que ver un estilo muy marcado y también autentico, que es lo más difícil. Ya está todo inventado, pero a veces uno ve algo desde una perspectiva desde la que nadie lo ha visto y le parece novedoso.

Cuéntanos sobre tus herramientas favoritas: equipos, software… Yo con un ratón no puedo; así que Wacom ¡siempre! También uso un cuaderno siempre. Por ejemplo, para trabajar con los chicos del estudio, si veo una idea, y como no son españoles, tengo que explicarme en inglés. Si tengo un mal día, es necesario dibujarles para que entiendan la idea. Un cuaderno y un lápiz son súper importantes para comunicar una idea. Soy más de Photoshop que de Illustrator. No sé hacer 3D, quiero y no quiero saberlo, lo dejo a los chicos del estudio que son mejores, ellos hacen 3D.

¿Qué sentimientos o ideas intentas transmitir a través de tu obra? Me gusta impactar visualmente, el «wow effect» como dicen. Me gusta que la gente pase tiempo mirando una imagen y recreándose en ella y en los detalles. Y también que no sepan cómo está hecha, si es real o digital. Con la obra para TEN queríamos impactar y luego que hubiera una segunda lectura para ver todos los detalles. Es una escena donde hay movimientos, ocurren cosas, eso nos gusta porque cuenta una historia, muy simple, pero hay algo, hay conexiones.
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+info: serialcut.com

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