Ronald Shakespear: «El diseño ha sido mi esclavitud. La fotografía la libertad»

Ronald Shakespear es todo un personaje y uno de los grandes maestros del diseño argentino. Han pasado 5 décadas desde que este rosarino fundara su estudio, Diseño Shakespear, especializado en señalética y diseño de marca. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos reconocimientos: el Lápiz de Plata al Diseñador del Año, el Premio Konex, el Premio Klaukol-Cayc a la Trayectoria y el Golden Brain. También ha sido reconocido con el Fellow Award de la Society of Enviromental Graphic Design en Estados Unidos que por primera vez se otorga a un latinoamericano. Su último libro Señal de Diseño, Memoria de la Práctica acaba de ser re-editado por Paidós. Shakespear ha dado el relevo a sus hijos Lorenzo y Juan; ahora él dedica su tiempo a su otra gran pasión, la fotografía y a dictar conferencias. Hoy responde a las preguntas de nuestro Fotomatón.

Nombre completo: Ronald Shakespear, mis amigos me llaman Rolan.

Fecha y lugar de nacimiento: Rosario de Santa Fe. 18 de septiembre 1941, la patria chica de Ernesto Guevara Linch, el Che.

De pequeño querías ser… Jugador de fútbol en Newell’s Old Boys, (la Lepra). La cuna del Tata Martino, Leo Messi y Batistuta.

Tu apellido tiene unas connotaciones muy literarias. Siempre nos ha llamado la atención, Shakespear, ¿de dónde procede? De Gran Bretaña. Se escribe sin la «e» final. El apellido del Bardo estaba mal escrito. Shake (blandir) spear (lanza). Sorry Willy. Mi bisabuelo John Talbot Shakespear llegó a Rosario a fines de 1900. Mi abuelo Juan nació en Rosario y se casó con la piamontesa Emilia Bessone. Tuvieron dos hijos, mi papá don Lorenzo Guillermo y Alwin. Luego me casé con la piamontesa Elena Peyron, una acuarelista notable que me regaló cinco hijos: Lorenzo, Bárbara, Juan, María y Sofía. Después llegaron siete nietos: Dylan, Maiu, Valentina, Milton, Camila, July y Elenita.

Formación y estudios… No terminé la escuela. Me aplazaron en geometría. Medio burro el chico. Mi maestro de las Escuelas Raggio le dijo a mi padre, sáquelo Don Lorenzo, no puede dibujar una manzana. En los noventa vino a mi muestra en el Museo de Bellas Artes y lo vi lagrimear como un niño. Cuando me otorgaron mi Cátedra de la UBA, el Decano dijo «es la primera vez que nombramos a un analfabeto».

¿Cómo y cuándo decidiste dedicarte al diseño gráfico? Me lo dijo mi papá cuando cumplí 13. Gracias viejo por ayudarme a ganar el pan.

La mayor dificultad cuando empezaste a trabajar, ¿cuál fue? Limpiar los pinceles de Rómulo Macció y Juan Carlos Distéfano, en una agencia donde yo era el cadete.

Hoy, parece que sin internet, ni Facebook, ni Twitter… es imposible trabajar. ¿cuál era tu método para contactar con los clientes? ¿Cómo recuerdas aquella época? Nunca tuve método alguno. Solo trabajar 18 horas diarias. Los clientes se contactaban conmigo. Hoy estoy francamente retirado de mi estudio que dirige mi hijo Juan. Una máquina sensible de producir. Lorenzo, una pantera, trabajó con nosotros 25 años, hace poco formó su propio búnker.

¿Cuántas personas componen actualmente Diseño Shakespear? Diez profesionales que hacen maravillas.

Diseño gráfico es… Según Jorge Frascara el diseño es producir respuestas. Para mí también.

Un buen diseñador es aquel que… tiene una oreja grande para escuchar a la gente.

Dentro del diseño gráfico, tu especialidad son los proyectos de identidad visual y señalización. ¿Cómo llegaste a este campo? Por pura casualidad, en 1971 cuando hicimos el Plan Visual de Buenos Aires.

Un diseñador de señalización y señalética que consideras un referente… Lance Wyman, Massimo Vignelli, Alan Fletcher, Jorge Frascara.

Muchas veces, tus trabajos son ‘megaproyectos’, como el plan visual de la ciudad de Buenos Aires, la señalización del Subte –de este último, acabas de retomar el proyecto con la señalización interior de los vagones–. ¿Qué significan esos proyectos para ti? La única manera de sentirme útil a la sociedad.

En los últimos 50 años has diseñado 1.600 marcas. ¿Las recuerdas todas? Trato de no acordarme.

De estos proyectos, ¿cuál consideras ha sido decisivo en tu carrera? Uno que todavía no hice.

 Cómo es un día cualquiera de Ronald Shakespear… Me levanto a las cuatro de la mañana, escucho a Mozart con café bien cargado acompañado de mi perro Tarzán mientras leo a Peter Bogdanovich sobre sus conversaciones con Orson Welles. En 1964 lo visité a Orson en Madrid, que vivía frente a Juan Perón para hacer su retrato. Como llegué sin cita previa, toqué timbre y entré. Le pedí disculpas y me dijo: «Nunca pidas permiso, nunca», que es el título de mi nuevo libro y mi charla en TED.

Lo que más te atrae del diseño como profesión y como disciplina… A esta altura de mis 72, casi nada.

Y lo que menos te gusta… Lo mismo.

Hablemos de clientes… ¿Crees que a lo largo de tu trayectoria profesional se ha producido un cambio en la relación con los clientes? Por supuesto. Antes me llamaban unos señores que empezaban diciendo Buenos días. Ahora llaman unos chicos cuasi analfabetos que no entienden por qué me llaman.

¿Qué haces cuando un cliente te dice: «Este diseño no me gusta»? Trato de ilustrarlo educadamente sin que se dé cuenta.

La frase más disparatada que te ha dicho un cliente… Dígame don Chespier, ¿por qué hay tantas letras? ¿Hacen falta?

En los 80 fuiste presidente de la Asociación de Diseñadores Gráficos (ADG) de Buenos Aires. ¿Crees que es necesario el asociacionismo?
Si quieres masacrarte a costa de tus colegas, puede que sea necesario.

En un mundo global como en el que vivimos inmersos, en el que aparentemente la creatividad se mezcla sin distinguir nacionalidades, ¿crees que el diseño argentino o en Sudamérica guarda alguna particularidad o algún rasgo identitario especial? Yo no sé que quiere decir ‘creatividad’, por lo menos dentro del diseño. Creo que es un eufemismo antidemocrático y discriminatorio que privilegia a ciertas personas en detrimento de las demás.

¿Cómo ves el futuro de la profesión? Negro como el futuro del mundo.

¿Qué consideras que se debería enseñar en las escuelas de diseño y no se enseña? A escuchar al otro.

Además del diseño, también eres una apasionado de la fotografía. Si pusiéramos en una balanza estas dos disciplinas, ¿hacia dónde se inclinaría? ¿Cómo se complementan ambos aspectos en tu trabajo? El diseño ha sido mi esclavitud. La fotografía la libertad.

El último libro que has leído… Operación Masacre, de Rodolfo Walsh.

La última película que has visto… Conspiracy, de Frank Pierson con Kenneth Branagh y Stanley Tucci.

El nombre de un diseñador gráfico, un director de arte y un fotógrafo con quien te gustaría trabajar… Con Lorenzo y Juan Shakespear, como siempre.

Una recomendación para los jóvenes que quieren dedicarse a esta profesión… Si no hay más remedio que dedicarse a este oficio, que lo hagan sin narcisismo, pensando en la gente.
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+info: shakespearweb.com

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