Roboto, la popular superfamilia de Google Fonts presenta Roboto Flex, su versión variable creada por Font Boureau.
Hasta la llegada de la imprenta de tipos móviles de Gutenberg, la ubicuidad era un don reservado exclusivamente a Dios. Pero con la generalización de la producción seriada de libros, éstos y todo lo que contenían también se volvieron ubicuos, y Don Quijote o Hamlet, y las letras que los sustentaban, estaban en muchos sitios a la vez.
Esta particularidad tipográfica ha llegado al paroxismo con la explosión digital: la experiencia personalizada es la base del negocio. ¿En cuántos ordenadores alrededor del mundo se está usando la Roboto? Dicen las datos que el uso de Roboto supera con creces los dos mil millones de usuarios, algo lógico si tenemos en cuenta que se trata de la fuente predeterminada de Android y múltiples servicios de Google.
roboto flex
Por lo tanto, desde que se lanzó en 2011, Roboto se ha convertido en una especie de ente omnipresente en millones de pantallas. Es la fuente digital más popular de Google Fonts y a lo largo de su no muy larga vida ha ido creciendo hasta convertirse en una extensa superfamilia.
Comenzó siendo una neogrotesca de espíritu geométrico, cuyo diseño perseguía ante todo versatilidad y usabilidad a través de una legibilidad limpia como el cristal. Después vinieron las versiones Condensed, Slab, Mono y Serif, manteniendo siempre su esencia pret a porter: debe quedar bien allá donde se use, siempre con dignidad y prestancia.
Ahora, en busca de la total adaptabilidad, se presenta Roboto Flex, la versión variable de Roboto, creada por Font Boureau a partir del diseño inicial de Roboto de Christian Robertson.
Roboto Flex es una fuente variable con nada menos que 12 ejes, lo que, más allá de la verdadera utilidad práctica de todos ellos, deja bien patente su afán por ser hiperadaptable y megapersonalizable.
ejes paramétricos y nuevas herramientas de diseño
En la base del diseño de Roboto Flex está el concepto de ejes paramétricos. Los ajustes paramétricos referidos a las fuentes variables permiten la manipulación individualizada de los parámetros habituales de construcción tipográfica (peso, anchura, tamaño óptico e inclinación), de modo que el usuario pueda llevar a cabo el fine tuning, es decir, la sutil manipulación del detalle que desee de una letra concreta.
El usuario tiene a su disposición un completo panel de control en el que puede manipular simultáneamente una gran diversidad de parámetros como altura, inclinación, anchura, longitud de descendentes y así hasta once en total. Un prodigio técnico, sin duda, y un extraordinario artilugio para jugar con él un buen rato.
Se trata pues de una revitalización de Roboto con el fin de crear experiencias tipográficas personalizadas al máximo. Según declaran los diseñadores de Font Boureau, la complejidad del diseño de Roboto Flex ha llevado aparejada el desarrollo de herramientas específicas de diseño tipográfico con las que se pudiera ir verificando la viabilidad de las diversas propuestas.
Detrás de Roboto Flex hay una extensa nómina de personas que han contribuido a poner en pie un proyecto sin duda complejo y exigente técnicamente que nos hace vislumbrar los caminos por los que discurrirá la tipografía digital en el próximo futuro. ¿O a partir de ahora en lugar de «tipografía» deberíamos decir «experiencia tipográfica»?