Carlos Cruz-Diez (Caracas, 1923 — París, 2019) es un artista imprescindible en la definición del Op Art, el arte cinético de los siglos XX y XXI, y un investigador insaciable del comportamiento del color. El artista franco-venezolano falleció este sábado 27 de julio en París a los 95 años. Logró demostrar que el color, en interacción con el observador, se convierte en una realidad autónoma que existe sin ayuda de la forma o necesidad de un soporte. Su extensa trayectoria profesional queda recogida en un importante legado repartido entre las colecciones museísticas de máxima referencia en el arte moderno: MoMA (NY), Centro Pompidou (París), Tate Modern (Londres), Wallraf-Richartz (Colonia), Museum of Fine Arts (Houston), entre otros.
Se inició en 1944 como ilustrador y diseñador gráfico de la revista El Farol de la Creole Petroleum Corporation en Venezuela, e ilustra también para otras publicaciones. En paralelo, realiza cómics para diversos periódicos venezolanos. En 1946 es director creativo de la agencia publicitaria McCann-Erickson Venezuela y años después, en 1953, pasa a ser ilustrador del periódico El Nacional.
Sin embargo, es en los años 50 cuando el proyecto artístico de Carlos Cruz-Diez da un giro con el inicio mediados de la década de diversas investigaciones en torno al color como acontecimiento, como situación inestable sujeta a los condicionantes del tiempo y el espacio. Su aproximación al comportamiento del color combina la óptica científica y la práctica artística, con el físico Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) y el artista Josef Albers (1888-1976) como dos de sus referentes indiscutibles. La investigación de Cruz-Diez activó el color en el espacio de un modo independiente de la materialidad pictórica y fuera del soporte físico, lo sacó del marco bidimensional y lo trasladó a la arquitectura, al espacio público e incluso al espacio escénico.
Sus investigaciones lo revelan como uno de los pensadores más significativos del color del siglo XX.El discurso plástico de Carlos Cruz-Diez gravita alrededor del fenómeno cromático concebido como una realidad autónoma que evoluciona en el espacio y en el tiempo, sin ayuda de la forma ni del soporte, en un presente continuo.
«En mis obras, el color aparece y desaparece en el transcurso del diálogo que se genera con el espacio y el tiempo real. Simultáneamente, aparece de forma incuestionable el hecho de que la información adquirida, así como los conocimientos memorizados en el transcurso de nuestra experiencia vital, no son, probablemente, ciertos… al menos parcialmente».
Carlos Cruz-Diez
Tras un breve tiempo en España, en la década de los 60 Carlos Cruz-Diez se instaló en París donde ha mantenido activo su taller prácticamente hasta su fallecimiento. La vanguardia europea de aquellos años le ayudó a reforzar su posicionamiento sobre la inestabilidad del color y le conectó con algunos de los grandes artistas del momento. En 1965 formó parte de la mítica exposición The Responsive Eye (El ojo sensible) en el MoMA de Nueva York que consagró el Op Art como una de las corrientes artísticas fundamentales de los años 60. En 1969 instaló por primera vez Labyrinthe de Chromosaturation en el Boulevard Saint-Germain de París y el año siguiente representó con una exposición personal a Venezuela en la XXXV Bienal de Venecia.
En 1986 Cruz-Diez fue nombrado Oficial de la Orden de las Artes y las Letras en París; en 1997 inauguró el Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez en Caracas y en 2007 fue nombrado Miembro de Honor de la Academia Venezolana de la Lengua. En 2012 fue nombrado Oficial de la Orden Nacional de la Legión de Honor, uno de los máximos reconocimientos del estado francés. Sus obras forman parte de las más prestigiosas colecciones públicas y privadas de todo el mundo. Entra sus últimas exposiciones en España, se pudo visitar su obra en el Museo Würth La Rioja dentro de la exposición Todo es movimiento, Op Art y Arte Cinético.
Sus investigaciones y propuestas han aportado al arte una nueva comprensión del fenómeno cromático, convirtiéndolas en unas de las más importantes del arte cinético. Cruz-Diez logró demostrar que el color, en interacción con el observador, se convierte en una realidad autónoma que existe sin ayuda de la forma o necesidad de un soporte.
El artista franco-venezolano falleció el sábado 27 de julio de 2019 en París a los 95 años.