Los cómics de Max hace tiempo que no conocen fronteras. Su amplia trayectoria se extiende desde los años 70 e incluye carteles, portadas de libros y de discos, ilustraciones para prensa, revistas y libros infantiles. Max ha recibido varios premios, entre ellos el primer Premio Nacional de Cómic (2007), que se añade al Nacional de Ilustración (1997), el Ignatz (EEUU 1999) y el Gran Premio Internacional del Cómic de Barcelona (2000), entre otros. En el campo de la animación ha dirigido videoclips para Radio Futura y Los Planetas. Francesc Capdevila, Max, (Barcelona, 1956) nos habla hoy de sus inicios como ilustrador, sus próximos proyectos en forma de ‘conciertos dibujados’ y ‘Panótica’, la retrospectiva que estos días le dedica el Instituto Cervantes.
El Instituto Cervantes expone actualmente Panóptica, una retrospectiva de tu carrera como dibujante. ¿Qué se siente?
Pues satisfacción, claro, y también cierto aturdimiento. Hay mucho trabajo detrás de tantos años, pero también mucho por hacer aún. Ojalá la mano fuera tan rápida como el cerebro.
¿Cómo definirías ‘Panóptica’?
Con el significado de la propia palabra: visión total. Mi obra es como un poliedro, ofrece caras diversas según desde dónde se llegue a ella. En ‘Panóptica’ se puede ver el conjunto de toda esta obra desde todos los ángulos y comprobar que hay un hilo coherente que la recorre de principio a fin.
¿Cómo y cuándo empezaste a hacer garabatos, a dibujar?
Ya emborronaba los libros en el parvulario. Nunca he dejado de mancharme los dedos con tinta.
¿Cuál fue el primer cómic por el que te pagaron?
A mediados de los 70 me encargaron una versión reducida de El capital, de Marx, en cómic. Lo hice a medias con otro dibujante y creo que fue mi primer trabajo pagado.
¿Y el momento en el que dijiste: «sí, puedo vivir de mis dibujos»?
En el año 80, tras los primeros doce números de El Víbora. No pensábamos que fuera a durar más allá del tercero o cuarto, y acabó durando más de veinte años.
Si no te hubieras dedicado a los lápices y a las viñetas, ¿qué te gustaría haber hecho en tu vida?
Música: guitarra eléctrica y mucho ruido.
¿Qué tebeos/cómics recuerdas cuando eras niño?
El TBO, el Pulgarcito, el Pumby… y Tintín y Asterix.
Si te tuvieras que identificar con uno de tus personajes, Peter Pank, Bardín… ¿con cuál sería?
Preferiría no tener que hacerlo, identificarse con el personaje no es lo más aconsejable para ningún autor. Pero supongo que Bardín es el que me cae más cerca. Al fin y al cabo compartimos ciertas obsesiones, ¡ja, ja!
Uno de los cómics de Paco Roca acaba da saltar de las viñetas a la animación. ¿Crees que podría suceder lo mismo con uno de tus cómics?
Podría, desde luego, y algún intento hubo en el pasado, pero no ha sucedido hasta ahora, y casi que mejor así. El cine es un tinglado demasiado grande: mucha gente, mucho dinero, mucha negociación y yo estoy muy a gusto solito en mi mesa. He hecho mis pequeñas cositas de animación (clips, etc.) y ese formato es más manejable.
Tres dibujantes de cómic/ilustradores españoles que crees que te han influenciado o en cierto modo marcado tu estilo.
Opisso, Vázquez, Gallardo y Mediavilla.
¿Y tres extranjeros? Crumb, Hérgé, Ever Meulen.
Dibujar cómics es…
Un acto de amor.
A la hora de trabajar, ¿prefieres hacerlo sólo o acompañado?
Solo, pero de vez en cuando mola tener un cómplice y emprender aventuras inciertas.
A lo largo de tu carrera has trabajado con muchos músicos, ¿qué significa la música en tus proyectos?
Siempre he escuchado música mientras dibujo, así que algo de ella se habrá colado en mi trabajo. Me interesa mucho explorar la relación entre dibujo y música. Los ‘conciertos dibujados’ me parecen una vía muy interesante. Ya he hecho alguno con Pascal Comelade, en Madrid, y pronto habrá más.
Un homenaje a un dibujante o ilustrador olvidado.
A mí me tiene fascinado Gus Bofa, ilustrador francés de la primera mitad del siglo pasado. Allí no lo han olvidado, pero aquí es un perfecto desconocido. Ilustró un Don Quijote sensacional.
¿Qué se debería enseñar en las escuelas y no se enseña?
A pensar por uno mismo, a asumir riesgos, a ser aventurero.
Un consejo para quienes aspiren a vivir de sus viñetas.
El consejo vale en realidad para todo: si tienes un sueño, persíguelo, insiste, no desfallezcas.
Algo que te gustaría dibujar y aún tienes pendiente…
¡Tantas cosas! Aunque creo que todas cabrían en un bosque extenso, un bosque de bosques: cada árbol un dibujo, detrás de cada árbol un personaje y una historia. Algo sin fin, como las mil y una noches.