Cuando era pequeña, Laia ya sabía que quería ser escultora y artista. Empezó a estudiar conjuntamente Ingeniería Técnica en Diseño Industrial y Diseño Industrial en la escuela Elisava. Tras acabar sus estudios, empezó su carrera profesional en diferentes estudios de Barcelona y Milán y, actualmente, lidera el suyo propio. Laia, «madre de dos hijos, diseñadora, mujer y muy feliz de serlo», come delante del ordenador para no perder ni un minuto. Diseña a todas horas, mientras se ducha, camina, sube por el ascensor… Su cabeza siempre está pensado, observando y creando. Ha reservado unos minutos para contestar a las preguntas de Gràffica.
¿Consideras que el día de la Mujer es el único momento en el que se le reconoce por su trabajo?
Claro que no. Cada publicación, blog, artículo, o manifiesto feminista, son momentos de reivindicación con el objetivo de mejorar la situación de inferioridad de la mujer y reconocer su trabajo.
Cada vez más medios incorporan noticias relativas a mujeres. ¿Responde a una moda o es algo que ha llegado para quedarse?
Cada vez hay más noticias sobre las mujeres, porque cada vez hay más mujeres en el entorno laboral. No hace muchos años que teníamos dificultades para acceder a un puesto de trabajo digno, pero también la falta de reconocimiento de nuestro trabajo, ha complicado nuestra visibilidad. Esta realidad vivida durante tanto tiempo, poco a poco se irá equilibrando gracias a la lucha de mujeres y hombres, pero sobre todo de mujeres que reivindican la abolición de las barreras causadas por la discriminación por género.
Cada vez hay más mujeres formándose en el sector. ¿Cómo crees que va a evolucionar y afectar al futuro?
Sí, actualmente el número de mujeres diseñadoras se está incrementado en las escuelas y universidades de diseño. Este hecho, juntamente con la revolución en la búsqueda por la igualdad de género, hará que poco a poco tengamos más visibilidad y que se nos tenga en cuenta para participar en más conferencias, blogs, libros… Sin embargo, creo que queda un camino largo por recorrer para acceder a lugares de trabajo de responsabilidad, que mayoritariamente siguen copadas por hombres.
Dentro de tu ámbito, el diseño, ¿crees que habrá igualdad en algún momento?
La lucha para la igualdad de género no es exclusivamente femenina. Hasta que no cambie el modelo actual, marcado por los estereotipos de género y la dificultad para combinar la crianza de los hijos, no habrá igualdad.
¿En alguna ocasión te has sentido discriminada en tu trabajo o has sentido que tenías que demostrar más por el hecho de ser mujer?
Sí, tuve un trabajo donde cobraba la mitad que mi colega hombre, cuando los dos hacíamos exactamente lo mismo. Claramente, estaba infravalorada por ser mujer.
¿Por qué crees que faltan mujeres en puestos de liderazgo?
Porque cuantas más mujeres haya en posiciones de liderazgo, más fácil será abrir las puertas a otras mujeres y contribuir de este modo a tener un abanico más amplio de sensibilidad, democracia, participación y de menor competitividad.
¿Existen temas de mujeres y temas de hombres o miradas femeninas y masculinas?
Existen miradas femeninas también por parte de hombres, así como miradas masculinas por parte de mujeres.
¿Dentro de tu sector a qué mujeres admiras? Recomiéndanos el trabajo de alguna de ellas.
Admiro profesionalmente a Patricia Urquiola, Lupi Asensio, Astrid Stavro, Laura Meseguer, Núria Vila… Siempre me ha fascinado la facilidad y excelencia con la que Patricia Urquiola combina los estampados, texturas y materiales.
Esta última pregunta está abierta a cualquier reflexión que quieras lanzar…
Siempre he tenido muy claro que quería tener una carrera profesional como diseñadora y vivir bien de ella, pero también siempre he querido ser madre. Combinar estas dos facetas de la vida, ha sido y está siendo muy complejo. Mi marido tiene una carrera profesional que le requiere mucho tiempo, pero en casa, todo es 50-50, tanto él como yo hemos renunciado parcialmente a nuestra profesión para hacer un hueco a nuestra familia. Gran parte de la sociedad, todavía entiende que el hombre es quién tiene que mantener económicamente a la familia y la mujer tiene que ocuparse de los niños. Cambiar este hecho tan arraigado es complejo, en gran parte, por cómo hemos sido educados y educadas y por lo que hemos visto en nuestras casas. Mi granito de arena en este sentido es el de educar a mis hijos con visión de género para que ellos vivan la igualdad entre hombres y mujeres de forma natural.