Epicene Collection, la última fuente tipográfica creada por Klim Type Foundry, es un derroche de elegancia «barroca» que encuentra su fuente de inspiración en dos maestros punzonistas del siglo XVIII.
Kris Sowersby se ha convertido en uno de los diseñadores tipográficos más prestigiosos del mundo. Su justa fama se asienta en la belleza y profundidad de sus tipografías, además de en el modo en que aborda su trabajo como diseñador tipográfico y en cómo es capaz de contarlo. Muchas veces, el prestigio, sobre todo entre los propios colegas de profesión, no acompaña a la popularidad; en el caso de Sowersby, sí.
Analizar su figura y su obra no resulta sencillo. Es un tipo todavía joven, de tan solo 40 años, pero una autoridad mundial en el campo del diseño tipográfico, que cuenta con clientes como National Geographic, Financial Times, PayPal o Apple. Podría decirse que sus fuentes están, literalmente, en todas partes, como es el caso de Karbon, una sans geométrica presente en los billetes de banco de Nueva Zelanda —país natal de Sowersby— o en el packaging de las vacunas contra la covid-19 de Janssen.
diseñador y ensayista
Sowersby suele acompañar sus lanzamientos tipográficos con un ensayo en el que analiza en profundidad, no solo el proceso creativo, sino que desgrana con la minuciosidad de los antiguos punzonistas cada arista teórica o conceptual y cada paso dado durante la concepción, el diseño y el desarrollo de sus tipografías. No se esconde nada para sí.
Este es el caso de Epicene Colletion, integrada por dos familias, Epicene Text y Epicene Display, su última creación.
Epicene Collection es un derroche de elegancia «barroca» que encuentra su fuente de inspiración en dos maestros del siglo XVIII, Jacques-François Rosart y Johann Michael Fleischmann, diseñadores tipográficos que desarrollaron su carrera en los Países Bajos.
El adjetivo «epiceno» hace referencia a sustantivos animados que con un solo género gramatical pueden designar seres de uno u otro sexo, es decir, sustantivos sin género. Esta es la apuesta teórica de Sowersby al desarrollar «Epicene»: la tipografía no tiene género.
arbitrariedad de género
Una reflexión esta que surge como respuesta razonada y profunda a siglos de binarismo de género, «actitudes primitivas» que, a pesar de la contestación actual, todavía siguen impregnando el diseño actual. Y en buena medida, todo lo demás.
Sowersby discurre a partir del lugar en que la Historia del Arte sitúa el estilo Barroco y cómo los estilos tipográficos nunca viven y se desarrollan al margen de las tendencias generales de su época, aunque llega a afirmar que combinar el estilo tipográfico y la época no siempre es buena idea.
Lo que le lleva a discutir el asunto de las clasificaciones tipográficas, a las que se refiere como «un tema espinoso, que parece desafiar el consenso desde hace décadas». Las letras de Fleischmann y Rosart que sirven de base a Epicene suelen catalogarse como de transición, entre las garaldas (Garamond) y las románticas (Bodoni), un periodo amplísimo de tiempo.
A través de la teoría del arte, estilos tipográficos y género entran en juego en el desarrollo conceptual de Epicene. Para ello, se vale de un ensayo de Susan Sontag, Notes on Camp, y de ahí, al movimiento drag queen, para acabar preguntándose sobre el influjo que aún pervive en la actualidad de la insidiosa idea de que el ornamento es femenino, débil, inútil, corrupto, degenerado. Una idea que eclosionó a finales del siglo XIX y primeros del XX y que Sowersby ejemplifica en dos momentos clave, dos conferencias, la primera, titulada Masculine Printing, impartida por Theodore low De Vinne en 1892, y la segunda, Ornament und Verbrechen (El ornamento y el delito), dictada en 1910 por Adolf Loos, arquitecto austriaco que abogaba por la eliminación del ornamento de los objetos útiles.
Lo masculino asociado a lo positivo y lo femenino, a lo negativo. Y así nos va.
De este modo, Sowersby llega al momento, a mediados del siglo XX en el que la mercadotecnia estadounidense descubre que asignando aleatoriamente un color a cada género, se consiguen vender más productos para bebés. Nace así el artificial y arbitrario binomio niño/azul-niña/rosa, todavía plenamente vigente en amplios sectores de la sociedad que dan por hecho que eso ha sido así desde tiempos ancestrales.
el proceso
Epicene Collection es, podría decirse así, la fusión del trabajo tipográfico de dos punzonistas rivales. En las propias palabras de Sowersby, «a pesar de la amargura de su rivalidad, compartían una dulzura similar en su trabajo. Epicene no es una reedición directa de ninguna de las fuentes de Fleischmann o Rosart. Más bien he reconciliado detalles de toda su obra, integrando gestos y formas en un todo cohesionado».
No hay detalle pequeño en Epicene. Cada gesto, cada sugerencia tiene detrás un proceso de reflexión y elaboración minucioso y profundo. Quizá la gran hazaña de Sowersby al crear Epicene Colletion —aparte de convertir el proceso tipográfico en motivo de discusión sociopolítica— consista en haber alcanzado la intemporalidad. Más allá de clasificaciones —necesarias, sin duda— Epicene Collection no es una fuente tipográfica barroca revivida con instrumentos digitales: es, más allá de todo eso, la belleza sin tiempo de la letra desnuda.