La entrevista ‘inédita’ a Daniel Gil

Daniel Gil no ha dejado ningún escrito reflexionando sobre su propio trabajo, ni ningún texto que pueda considerarse plasmación directa de un ‘pensamiento artístico’ (Daniel Gil fue, ante todo, un ‘práctico’). No obstante, sí concedió a lo largo de su carrera diversas entrevistas a partir de las cuales puede extraerse una idea bastante aproximada sobre lo que pensaba acerca de su método de trabajo, sus propósitos a la hora de elaborar una cubierta o sus opiniones sobre el ser del diseño o las relaciones entre éste y el arte. Para exponer de forma unificada y coherente sus ideas, hemos elaborado una ‘entrevista ficticia’ con Daniel Gil. Esta entrevista (por desgracia) no sucedió nunca, pero las respuestas son reales, construidas a partir de declaraciones auténticas. Entrevista Daniel Gil

¿Cómo definiría la figura de un diseñador?
En el siglo XVIII se hizo muy famoso un grabado en el que se podía ver a un músico que tocaba a la vez los platillos, la flauta, un bombo con los pies… El diseñador es un poco eso, un hombre orquesta: utiliza la fotografía, pero ni es fotógrafo ni tiene su mentalidad: emplea el grabado, y otras muchas técnicas… En realidad, sabe de todo pero no sabe de nada. En ese sentido, la preparación intelectual y la cultura del diseñador son necesarias para hacer guiños cómplices al lector y tan importantes como la preparación técnica. El diseñador requiere de una cultura extensa, no muy profunda pero sí extensa, más quizá que una formación académica. No obstante, hay un mínimo común divisor que caracteriza la profesión de diseñador: el dibujo. Si no existiera el dibujo, no existiría la idea. El dibujo es la letra, el sentido de la proporción, de la distribución.

¿Cuál es su método de trabajo?
Mi método de trabajo puede explicarse como un acto de objetivar el mundo subjetivo, que empieza como un juego en el que van entrelazándose las formas y los colores a la búsqueda de un significado, en un dejarse llevar por impulsos meditados. No me planteo un esquema previo de trabajo, sino que es el libro el que sugiere lo que hay que hacer. No adopto una actitud fría y contemplativa, por el contrario dejo que el libro penetre en mí.

Diseñar una cubierta implica crear una imagen que guarda una relación inevitable con un texto. ¿Cómo entiende la relación de significado entre una cubierta y el libro?
Indudablemente, el motor de todo es la obra escrita, pero, con todo, la cubierta, no tiene por qué reflejar el contenido del libro. El diseñador también tiene algo que decir. Hace una proposición visual de una obra literaria. Yo tomo como pretexto el libro para dar mi visión estética, para contar otra historia. Se trata de no traicionar al libro pero tampoco aniquilarse a sí mismo creativamente.

Hace veinte años, las cubiertas estaban al servicio del contenido del libro. En cambio, en la actualidad, el creador puede utilizar el libro como pretexto para crear una imagen plástica y proponer así una reflexión sobre su contenido. Los diseñadores hemos pasado de tener una actitud sumisa, de limitarnos a adornar un libro, a querer tener una cota de participación tan elevada como el autor. En mi caso, de hecho, no me planteo la cubierta como una representación del contenido de un libro, sino como una apropiación.

Intento que el libro se recuerde por mi cubierta, que es una reflexión gráfica sobre el libro.

He querido dar al lector las claves de lo que llamo apropiación estética e intelectual del objeto diseñado. En cierta medida, yo también participo en el libro, en un grado distinto al del autor. Intento que me sirva de soporte, que la cubierta, aun estando relacionada con el texto, tenga entidad y libertad propias. En definitiva, se trata de estar presente, formar parte del libro. Una cubierta, aparte de ser el umbral del libro, es un valor plástico y eso le da una dimensión distinta. Una buena cubierta de un libro puede vivir por sí misma.

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Puedes leer la entrevista completa en el libro Daniel Gil de la Biblioteca Gràffica.

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