Hablemos del presupuesto de diseño. 5 pautas a tener en cuenta

Entre otras acepciones que incluye la RAE, un ‘presupuesto’ es un ‘supuesto o suposición’, lo que podría indicarnos que se trata de algo previo y por lo tanto modificable. Aunque la realidad y el uso común del concepto nos trasladan claramente a que una vez se presenta un presupuesto y este es aceptado por el cliente, justificar un aumento del mismo es muy, muy complicado a no ser que te llames Calatrava.
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Lo primero que debemos tener en cuenta en el presupuesto de diseño es que este es un documento que debería existir sí o sí y que en la práctica jamás deberíamos trabajar sin haber presentado un presupuesto/propuesta que no esté aceptado. Numerosos son los casos en que tras el pre-estreno de ‘La emoción de la llamada’ comienza la saga ‘Ilusión tras salir de la reunión’, ‘El diseñador, los bocetos y las maravillosas ideas’, ‘La increíble presentación al cliente’ que culmina con ‘La decepcionante sensación de haber perdido el tiempo y haber trabajado gratis para nada… Otra vez’.

Antes de presupuestar, además de muchos otros temas clave para el desarrollo del trabajo, es conveniente saber si van a recibir más presupuestos e informar al cliente de cuándo lo entregarás. En nuestro caso, a veces hemos pedido presupuestos a un proveedor y hemos tenido que volver a llamarle reclamándolo… Y no hay peor manera de comenzar.

Por todo ello debería existir siempre un presupuesto antes de hacer o decir nada. Un presupuesto que, entre otras muchas cosas, puede constar de:

1. Define claramente el concepto y sé explicito

Todo es cuestión de empatía. Cuando vamos a adquirir un producto o un servicio a todos nos gusta saber por qué estamos pagando. No es lo mismo pasar en un presupuesto ‘Diseño de web-2.000€’, que ahondar en los conceptos del trabajo que se van a realizar. Esto también ayuda a que el cliente perciba que el trabajo que desarrollamos no se realiza en un momento y que cada proyecto conlleva un esfuerzo. Hay que tener en cuenta que en la mayoría de ocasiones que enviamos un presupuesto para su valoración, normalmente, lo ve más de una persona y también puede suceder que lo estén comparando con otros. Es decir, que el documento debería ser claro, explícito y argumentado.

2. ¿Desglose sí o desglose no?

Todo tiene sus ventajas y desventajas, depende de lo que estemos presupuestando, de la forma de trabajar de cada uno y también de las peticiones por parte del cliente. Lo que está claro es que hay cosas que son imposibles de desglosar ya que también los precios que se ofrecen hacen referencia a un conjunto de acciones a desarrollar y pueden ser más ventajosos precisamente por ello. Personalmente el sentido común en la mayoría de ocasiones se lo encuentro sin desglose. También el que no exista un desglose en según qué temas es una ayuda a la hora de la negociación y si se desglosa demasiado siempre incita a una negociación y petición de ‘rebajas’ de cada punto, pero como en casi todo, depende.

3. […]

El artículo íntegro en el segundo número de la revista Gràffica. 

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