Eduardo del Fraile nos explica el complejo proceso del rediseño de su web. Un proyecto que se extendió a lo largo de 6 meses, pero cuyos resultados son auténtica delicatessen.
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Tener que hablar de uno mismo es una de las cosas más complicadas que a uno le puede pasar. Algo muy similar es lo que le ha pasado a Eduardo del Fraile en el momento en el que se planteó rediseñar su web. Presentar tus proyectos es una tarea difícil cuando tienes un portfolio a rebosar de excelentes trabajos. Al igual que los hijos, ¿quién es capaz de decidir cuál es más guapo, listo, elegante, inteligente…? La criba es necesaria, pero también muy dura. «Siempre he pensado que es difícil unificar proyectos de diseño en una web, organizar el menú de trabajos –dice– esa pantalla donde los diseñadores queremos mostrar nuestro trabajo en un sólo impacto, ser gráfico y distintivo con uno mismo», nos explica. A lo que puntualiza: «imaginarse el tamaño y la convivencia entre esos proyectos es compleja de asimilar».
A la hora de afrontar el nuevo diseño web, Eduardo del Fraile explica: «el concepto del time line es interesante porque muestra una evolución lineal de tu trabajo». En este sentido, «el tiempo es una cuestión interesante en la red, el término infinito se baraja de alguna manera, la pantalla es un medio no material, es una nebulosa de ideas, ideas que no puedes tocar, necesitamos una dosis de realidad que contraste un medio tan digital».
Además de esta nebulosa de ideas, en el caso de Eduardo del Fraile se une otra dificultad, la de mostrar el producto u objeto físico en todo su esplendor: «Es importante poder ver un proyecto en volumen, de la manera más natural posible, la sensación natural de los libros, botellas y demás diseños en una mesa blanca», explica. «Los diseñadores trabajamos en mesas y cuanto más grandes mejor».
Pero aún hay más decisiones que tomar: «aparte está el tema del histórico de trabajos, qué trabajos poner, cuándo ponerlos, cómo conviven entre ellos…», dice.
Entonces, ¿cómo materializar todo ello? ¿Cómo conseguir que el medio digital ofrezca ese matiz de lo que es palpable? En este caso una mesa alargada o una especie de tablero hacen de escenario, «era una solución que podía dar respuesta a estas cuestiones».
«Entiendo que es agradable ver un diseño recortado en Photoshop y limpio sobre un fondo blanco, pero también es demasiado idílico, la naturaleza de los objetos apoyados sobre un fondo neutro, su propia sombra interactuando y haciendo conjunto con el resto de trabajos forman una especie de comunidad natural bien avenida».
Como apunta Del Fraile, este proyecto web ha sido un proceso largo y de pequeños pasos. «Lo primero fue testarlo, seleccionar los trabajos, ir al estudio de gran tamaño para hacer las fotografías y empezar a hacer pruebas», apunta. «Al principio había grandes silencios, no sabíamos cuál iba a ser el resultado, había más de 100 objetos perfectamente envueltos y ocupábamos unos 15 metros de extensión entre bolsas, cajas y paquetes». Finalizada la criba, siguiente paso: «Después de un día de pruebas, discusiones sobre la orientación, iluminación, salieron las primeras pruebas, y apareció una luz en el camino… Las pruebas se veían en pantalla, es decir lo que veías en pantalla era el resultado del trabajo ya que el medio era interactivo».
El trabajo para dar forma a la nueva web llevó varias semanas haciendo fotografías en el estudio La Industrial. «Cada pieza llevaba una animación por lo tanto eran muchas tomas para cada objeto y pruebas, ya que una botella no se comporta como un catálogo o huevo de plástico…». ¿En total? «Hablamos de más de 300 fotografías».
Y partir de ahí el proceso continúa. «Meses después con todo el material reunido estuve moviéndolo en pantalla en una imagen muy grande, ya que la colocación era cronológica, además debía tener una composición efectiva». Pruebas de tamaños, opacidad de los fondos, color, unión de sombras… Un disparate.
«Después el trabajó pasó a programación, y allí empezaron otro tipo de pruebas –dice–. Había momentos que parecía que el proyecto no terminaba con tanta prueba error, el desarrollo era muy parecido a un libro, con la diferencia de que en pantalla los cambios son infinitos, nunca se imprime».
Finalmente el proyecto se extendió a 6 meses, «más de lo que esperaba en un inicio», afirma Del Fraile, «pero el resultado fue completamente diferente». Y todo esfuerzo tiene su lado gratificante. «Recibimos muchísimos correos y felicitaciones por la sensación de trabajo y el proyecto y los trabajos se colgaron en cientos de blogs, algunos nuevos para mí como este: hoverstat.es».
Todo el proceso laborioso comentado por Eduardo del Fraile, aunque no se ve, está presente en el diseño de la nueva web: eduardodelfraile.com. Quien piense Eso sí, quien piense que está finalizada se equivoca, porque cuidadoso hasta el extremo, Eduardo aún sigue retocando detalles.
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+info: eduardodelfraile.com