El dibujo y la ilustración como un bello arte comercial. Tal parece ser la consigna del estudio argentino Hola Bosque, quienes cumplen diez años trabajando en identidad, ilustración y dirección de arte para proyectos comerciales y artísticos de Argentina y el mundo. Entrevistamos a Bernardo Henning, uno de los cuatro integrantes de Bosque.
Ante todo nos gustaría saber: ¿de dónde proviene la fijación de los integrantes de Hola Bosque por la ilustración y la tipografía manual?
En Hola Bosque somos cuatro diseñadores gráficos, pero siempre nos destacamos por dibujar. Es por eso por lo que, desde nuestros inicios, intentamos sumar algo de ilustración a cada proyecto de diseño; creemos que es lo que “ablanda” y le da un sello particular a cada campaña. Con la tipografía nos pasa lo mismo, cada vez que comenzamos a trabajar intentamos hacerlo desde el papel o generando recursos nosotros mismos, dibujando para tener material que sea único y no limitarnos a las tipografías de catálogo.
¿Cómo es el proceso creativo de HolaBosque para llegar a la identidad de una marca?
Dibujar para diseñar es la base de nuestra metodología de trabajo. Comenzamos pensando en lo que quiere contar cada marca para poder aplicarlo a una identidad que muestre y cuente la esencia del cliente, además de ser visualmente atractiva y única.
Creemos que los clientes nos buscan para obtener esa frescura.
En cuanto al proceso, trabajamos en equipo para definir el rumbo. En 2018 grabamos un curso para Domestika con este concepto, estamos dictando ese workshop en Buenos Aires y en varias provincias en modo presencial, con planes de llevarlo a otros países.
Y de parte del cliente, ¿qué ejemplo de marca comercial pueden mencionar con este concepto?
En la identidad para Perro Lobo, trabajamos con tipografía integrando ilustración. Además de una serie de iconos que luego se aplicaron a un foodtruck. Los resultados de los proyectos más interesantes son aquellos donde logramos ver aplicado el trabajo en un soporte particular; que salga de la pantalla, poder verlo aplicado en bolsas, libros o en productos de consumo masivo.
Y así llegaron a la campaña de Spotify. ¿Cómo comenzó el vínculo creativo con la plataforma y en qué consiste el proyecto de animación?
Como en la mayoría de los casos en los que trabajamos para grandes marcas, llegó a través de una agencia de publicidad o de marketing. Ellos son lo que tienen el vínculo con las marcas y están en la búsqueda constante de personas creativas que puedan llevar adelante sus campañas. En el caso de Spotify trabajamos por primera vez con Circus para desarrollar seis videos como parte de una campaña que intenta atraer a sus clientes a que redescubran viejas canciones o que descubran nuevas, para escucharlas en diferentes momentos del día, paseando al perro, camino al trabajo o en la cama.
¿Cómo logran diferenciar entre sí los proyectos, a partir de una estrategia de estilo similar en su abordaje?
El abordaje es similar desde lo técnico y el desafío se resuelve desde lo conceptual generalmente ya que proyecta el trabajo de diferente manera.
Dependiendo del caso también aportamos nuestro estilo en mayor o menor porcentaje y eso hace que no todos los resultados sean los mismos.
Un desafío que intentamos sostener en el tiempo es no hacer siempre el mismo tipo de proyectos, creemos que es necesario ir moviéndonos entre la ilustración, el diseño de identidad, de personajes, animación y hasta proyectos artísticos o murales. Eso genera un rango más amplio y variado de resultados.
¿Qué otros estudios siguen con la personalidad y narrativa de HolaBosque?
Hay varios estudios que tienen una personalidad similar desde el espíritu del trabajo en equipo, la ilustración, la tipografía y el uso del color. Por nombrar algunos que nos gustan, nos inspiran o creemos que siguen con nuestra narrativa: Hey, Human Empire, Los Caballos, Ganz Toll, Yani & Guille.
Por último, cumplieron diez años como estudio y lo festejaron en Trimarchi. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue increíble, realmente terminó de cerrar un círculo para nosotros ya que nos conocimos en Trimarchi de 2006 y gracias a ese encuentro formamos el estudio en 2008. Estar cumpliendo diez años juntos y poder contarlo en el mismo lugar donde empezó todo, fue perfecto.
En cuanto a la experiencia, Trimarchi es genial pero siempre fuimos espectadores y de repente estar en el escenario nos emocionó mucho. Poder contar nuestra experiencia real como grupo, familia, y trabajo a través de imágenes. Tuvimos una muy buena recepción del público y nos fuimos contentos.