El veganismo cada vez cobra más fuerza en la sociedad y no solo a través de la alimentación. En realidad, se trata de una forma de vida que afecta a otros sectores como puede ser la moda o la cosmética. Un buen ejemplo de ello es Crocus Collector, una marca cosmética vegana nacida en Grecia que ha apostado por el desarrollo de una identidad de lujo. Los autores de este proyecto son el estudio ateniense Luminous Design Group.
El oro, el color y el azul son los elementos que destacan en la marca para reivindicar el elemento de lujo. Esta elección dista mucho de la estética de los productos ecológicos, veganos y que ahondan en los atributos naturales —colores verdes y neutros, tonos suaves y tenues—. ¿A qué se debe esta estrategia de diferenciación?
El nombre de la marca, Crocus Collector ya encierra en sí mismo una interesante historio. En botánica, el Crocus es el nombre del azafrán, la preciada flor de la que se extraen los principios para elaborar estos cosméticos de lujo. Una de las referencias más significativas al Crocus en Grecia, se produjo durante la Edad de Bronce Minoica, de donde data el fresco del Crocus Collectorque se encontró en la parte noroeste del Palacio de Knossos en Creta. También en la antigua Ciudad de Akrotiri en Santorini, con una antigüedad de 1700 a. de C., se ilustra un mono de color azul cosechando suavemente las flores de azafrán.
De esta tradición milenaria, nace el mono como figura principal que articula el storytelling de la marca. Tanto el packaging como los folletos y el material impreso ahondan en el carácter de exclusividad. En cuanto al elemento de lujo que caracteriza al producto, Luminous Design Group optó por que el folleto viniera envuelto en una bolsa de papel de oro. Dicho esto, no podemos evitar que nos surja la duda. En un mundo en el que se pretende estar más en armonía con la naturaleza, ¿no sería mejor eliminar los elementos de packaging superfluos?
Lo más probable es que ese producto esté testado en animales, con el inconcebible sufrimiento que supone provocarles. No dicen nada al respecto pero con no tener productos de origen animal no es ni mucho menos suficiente.
Los sellos “cruelty free” y “vegan” se obtienen tras pasar por exhaustivos estudios de certificadoras que precisan de todos los archivos que deben aportar los fabricantes del productos, donde pone el origen de cada ingrediente, su fórmula, el proceso, etc.
Si una empresa tiene el sello vegano y cruelty free, es verdaderamente complicado que un animal haya sufrido en el proceso.
Es una pena pagar por obtener estos sellos y que haya empresas pequeñas y artesanas que tampoco hagan daño a animales en sus procesos, y no se puedan permitir el lujo de pagar, y que por ello, en ocasiones se pierda su credibilidad.