Como cada año, la Junta de Cofradías de Cuenca convocó hace unos meses un concurso público abierto para la elección del diseño del cartel oficial que daría imagen a la Semana Santa de la ciudad, declarada además, fiesta de Interés Turístico Internacional. Una vez más, el diseño del cartel ganador no ha dejado indiferente a nadie.
De entre las 48 obras presentadas para anunciar la Semana Santa de Cuenca en esta edición, la obra ganadora del concurso ha sido Espíritu, del arquitecto y docente Jesús Soriano, quien ha recibido un premio en metálico de 1.000 euros. El dibujo garabateado, como si de un boceto se tratara, es sencillo y minimalista, siendo bastante enigmático en cuanto al mensaje que pretende comunicar.
Como suele ser habitual en este tipo de concursos, el resultado no ha sido el óptimo que podría esperarse de un cartel anunciador. De ahí, que hayan surgido algunos comentarios en las redes sociales, como por ejemplo: «Cuando te acuerdas en el último momento de que te encargaron el cartel de la Semana Santa de Cuenca», comentaba un usuario en Twitter. O también como señalaba otro usuario: «Tengo menos ganas de trabajar que quien hizo el cartel de la semana santa de Cuenca».
«He querido recoger la historia de mis recuerdos y de mis sentimientos. Es el recuerdo del frío en los ojos. Cuando uno se toca la no-cara con una mano enguantada, cuando agacha levemente la cabeza, el aire entra de otra manera. Se respira por los ojos. Es el recuerdo de la respiración. Es más mía que nunca. La oigo, me calienta y humedece», explicaba el propio autor.
Jesús Soriano añadía, también, que este cartel «es el recuerdo del olor. No me preguntaba si era a frío, a cera, a gente, a noche o a todo en su conjunto. Es el recuerdo de la luz. El recuerdo de una belleza plástica incomparable. Sobrecogedora. Es el recuerdo de los sonidos: todos somos melodía. La música, austera. Melancólica casi. Tu caminar sordo. Las horquillas inestables, frágiles, rítmicas y quedas». Y es que, para Soriano, «cuando uno crea una obra plástica se deja en ella parte de lo que es».
El jurado ha estado compuesto por Manuel Fontán, director del Museo de Arte Abstracto; el diseñador gráfico Emilio Palacios; el fotógrafo Vicente López-Tofiño; el pintor migue Ángel Mosset; el director del Centro de Iniciativas Culturales de la UCLM y el profesor de grabado Ramon J. Freire; y el vicepresidente de la Junta de Cofradías y responsable de Publicaciones, Antonio Abarca. Solo un profesional que se dedica al diseño gráfico entre el jurado para valorar un trabajo de estas características en que la estética no lo es todo.
Dejando a un lado la opinión personal sobre si el resultado final gusta o no gusta al público, el principal objetivo que tiene el diseño de un cartel es la identificación y la representación de una entidad o evento creado para cubrir ciertas necesidades comunicativas. Y este, evidentemente, no las cumple. ¿Qué función tiene pues hacer un cartel si no es la de comunicar? ¿Qué objetivo cumple si no se entiende a simple vista la información que se está queriendo expresar?
Además, el cartel ganador ha recordado a un dibujo inédito de Aristizábal que protagonizó la portada del programa de la Exposición que en abril de 1050 se celebró en la Diputación Provincial de Cuenca. A nosotros nos recuerda también al ‘logotipo’ realizado para conmemorar el 40º aniversario de la Universitat de les Illes Balears. Un proyecto que bien podría haberse confundido con el de un cartel como este, porque presentan ambos la misma estética y carecen de elementos destinados a cumplir objetivos básicos de comunicación.