Cómo ganar un concurso de diseño. El caso de Pràctica

En ocasiones, surgen proyectos que le piden al diseñador mucho más recorrido de lo que en un principio el encargo necesita, obteniendo un proyecto muy extenso con infinitas posibilidades; un proyecto de larga trayectoria del que es posible que finalmente solo se use una parte pero que, precisamente por ello, resulta muy atractivo. 

Este es el caso de Pràctica y, posiblemente, la razón por la que el estudio de diseño ganara el concurso para diseñar la marca de l’Any del Turisme Cultural 2018 de Catalunya que lanzó ADG-FAD junto a la l’Agència Catalana de Turisme. De las propuestas de los tres finalistas (Atipus, Folch y Pràctica) seleccionaron la de este último.

Según nos indica Albert Porta—cofundador de Pràctica—, la clave fue la versatilidad que consiguieron aportarle a la nueva marca; una propuesta que, además de solucionar los problemas corporativos que el cliente tenía en ese momento (y de solucionar los problemas corporativos que pudiera tener en un futuro), se presentaba de una forma muy atractiva. 

«El ADG FAD convocó un concurso junto con l’Agència Catalana de Turisme para desarrollar la identidad del Any del Turisme Cultural 2018. Como anticipa el nombre, la temática de ese año y el elemento en el que se quería poner el foco era la Cultura», explica Albert Porta. Así, el encargo era diseñar la imagen de esta iniciativa entendiendo como Cultura todo patrimonio material o inmaterial, lo que se traducía en millones de elementos que no se pueden representar en una sola imagen o en un solo símbolo.

logo

Según nos cuenta Porta, el briefing subrayaba que el logotipo debía traducirse a múltiples idiomas. «Este factor fue importante para decantarnos por una opción que funcionase con cualquier traducción o alfabeto. El único elemento que no variaba en todas ellas era el año, 2018, y ahí vimos un filón».

Aunque al principio dudaron un poco por temor a haber llegado a la misma conclusión que las otras propuestas que se presentaban, decidieron ir por ese camino.

«Generamos un símbolo donde lo que siempre estaba presente y nunca cambiaba era el 2018. Eso hacía que, a pesar de que el texto ‘Any del Turisme Cultural’ cambiara con el idioma, la marca funcionara igualmente ya que la cifra siempre permanece igual», explica. Esta fue la base de todo el proyecto. 

universo abstracto

Después de dar bastantes rodeos y probar distintos caminos, finalmente dieron con que les era muy difícil, por no decir imposible, representar la heterogeneidad de la cultura en una única imagen. «Por eso huimos del mundo figurativo y representamos esta diversidad y riqueza cultural a partir de un universo abstracto». Eso les permitía generar un sistema gráfico que ilustraba múltiples interpretaciones del 2018 y las escenas más representativas del Año del Turismo Cultural.

 «De la abstracción puedes generar cosas más completas».

convivencia de marcas

Otra complicación que encontraron a lo largo del proyecto fue que había que crear un símbolo que tenía que convivir con el logotipo de la Agencia Catalana de Turismo y con el de la Generalitat, así como con otros logotipos. Por ello, crearon un sistema que permitía esta convivencia de una forma visualmente coherente. 

tipografía y color

Se utilizó la tipografía de la Agencia Catalana de Turismo y se intentó aproximarse a sus colores corporativos con el objetivo de que desde a la agencia le supusiese el menor trabajo posible a la hora de implementarlo en su marca.

Además, de la creación de la marca y el diseño de un sistema que permitiera su convivencia con otras, también se generaron aplicaciones con la marca, así como un dossier de uso interno.

Portada del dossier.
aplicaciones de la marca

Según nos cuenta Albert Porta, aunque finalmente no se usaron, diseñaron y presentaron al cliente piezas gráficas como parte de la imagen de marca; como ejemplo del juego que podía dar esta en diferentes aplicaciones: «A pesar de que no llegaran a emplearse finalmente, es muy probable que fueran todas las posibles aplicaciones que permitía la marca las que hicieron al jurado decidirse por nosotros. El hecho de que además de poner solución a nivel corporativo, las piezas fueran atractivas, fue lo que hizo que ganáramos el concurso». 

Una vez ganado el concurso, Pràctica se reunió con el cliente con el objetivo de ultimar y acabar de perfilar el proyecto: «nos reunimos para ver qué era lo que iban a utilizar de todo aquello que habíamos presentado en el concurso. A medida que iba avanzando el proyecto, nos dimos cuenta de que quizá sí que había alguna cosa que en un futuro podía tener sentido pero que en el momento en el que estábamos no era primordial».

Ahora, y con el objetivo de que todas estas piezas no se queden relegadas al ostracismo, Pràctica ha decidido publicarlas en sus redes: «Creemos que tiene el suficiente interés como para dedicarle tiempo y acabar de desarrollarlas y mostrarlas. Es una lástima que se queden en un cajón».

Any del Turisme Cultural 2018

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