Comic Sans, una historia de amor y odio creada por Vincent Connare

La tan odiada como usada Comic Sans no fue diseñada como una tipografía, si no como una solución a un problema. Así lo afirma su creador, Vincent  Connare.

En 1994 en Microsoft a Vincent Connare le encargaron el diseño de una tipografía para una aplicación de gestión, todavía en versión beta, llamada ‘Microsoft Bob’. La interfaz de usuario, que pretendía ser  ‘amable’  y ‘divertida’, recreaba el interior de una casa donde cada mueble u objeto de la habitación estaba asociado a una función. En ‘Bob’ aparecía un perro llamado Rover que ofrecía ayuda al usuario y fue este el que detonó la aparición de la Comic Sans. La mascota hablaba mediante bocadillos de cómic escritos en Times New Roman. Vincent Connare vio que se debía cambiar la tipografía con urgencia ya que esta no se adecuaba al estilo de la aplicación.

El diseñador, inspirado en los cómics que tenía alrededor, empezó a esbozar en Fontographer una nueva tipografía. Se basó en el espaciado programado para la Times New Roman pero trató de imitar el trazo manual y las mayúsculas que se utilizaban en los cómics. De hecho, ‘El Regreso del Caballero Oscuro’ fue uno de sus principales referentes.

Como resultado de todo este proceso de análisis y esbozos, nació la Comic Sans, diseñada con una serie de características que hacen de ella una tipografía muy peculiar y distintiva. Sus rasgos son bastante reconocibles gracias a sus trazos redondeados que imitan a los de un rotulador, a la inclinación variable y el espacio desigual entre las letras. Estas particularidades hacen que el público vea a la Comic Sans como una fuente inmadura, infantil, inestable y divertida.

Finalmente, cuando la Comic Sans estuvo lista ya era demasiado tarde y no se utilizó para la aplicación. A pesar de ello, se incluyó en el catálogo tipográfico de Windows 95 y se empleó en otros productos de Microsoft. El diseñador explica que esto desencadenó la propagación de la fuente, que estuvo en las manos de los usuarios en «el peor lugar y en el peor momento» permitiendo que millones de personas tuviesen la posibilidad de elegir una fuente. Desde entonces, la popular y desenfadada tipografía se ha estado utilizando hasta la saciedad en cualquier ámbito sin importar el nivel de formalidad requerida. Esa es la razón por la que la tipografía despierta todo tipo de fobias y odios, y le salen cientos de detractores cada día.

Por la red circulan críticas y parodias acerca de la Comic Sans, incluso hay una página web especializada en ello bancomicsans.com. Y existen otras como ComicSansCriminal.com en las que se aconseja, a modo de guía, cómo utilizarla y cómo remplazarla por otras fuentes.

La Comic Sans también ha sido objeto de análisis y estudio. En internet se puede acceder a reflexiones sobre su uso como las de Enric Jardí que cuestiona ciertos elementos que componen su diseño afirmando que «Realmente, hay razones objetivas para decir que la Comic Sans es una mala letra»; David Kadavy, autor de Design for Hackers compara la Comic Sans con otras tipografías como la Helvetica y la Garamond. Este, apunta que la principal razón por la que la Comic Sans no es una tipografía legible es la falta de uniformidad en la distribución de pesos visuales que dificulta la lectura en el bloque de texto. Por tanto es poco aconsejable para textos largos e impresos.

A pesar de que es una tipografía con muchos enemigos, hay quienes la defienden. Especialmente por ser una fuente perfecta para disléxicos. En general, las personas que sufren esta anomalía se sienten más cómodas leyendo tipografías que imitan el trazo manual para evitar confusiones en ciertas combinaciones como “oa” y “oo”; “rn” y “m”. Al parecer la Comic Sans cumple con este requisito. Tanto es así, que se han diseñado tipografías basándose en ella con este objetivo, como por ejemplo la Lexia Readable.

Aunque Vincent Connare explicó en el 5º Congreso internacional de Tipografía de Valencia el por que la Comic Sans es tan odiada, tiene claro cuál es la clave de su éxito: «A la gente le gusta porque no es el tipo de fuente que se utilizaría para escribir una carta seria. Es diferente y divertida». Y cuando se le pregunta por qué utilizarla, responde «Porque a veces es mejor que la Times New Roman, por eso».

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