Este 2017, Pantone eligió como color del año el verde ‘greenery’ (15-0343) al ser un tono refrescante y revitalizante que simboliza los nuevos comienzos. Sin embargo, hay zonas del mundo en las que no queda rastro de este color, como en Alepo.
El nuevo proyecto de Erdem Omur y Merve Kurtulus trata de visibilizar la realidad de Alepo y denunciar lo que allí está ocurriendo. «El color de 2017 es verde para el mundo, pero en Alepo, no queda nada verde», explica Erdem Omur.
Mientras el mundo estaba interesado en un color, en otra parte del mundo la gente tiene que ver tantos colores diferentes: rojo sangre, gris demolición, azul de la esperanza…
Cada año Pantone escoge el color del año, una selección simbólica de colores que represente lo que pasa ante nuestros ojos en nuestra cultura global que sirve como expresión de un estado de ánimo y una actitud, como explican en su web oficial. Sin embargo, esta selección que trata de expresar en un color la situación global excluye realidades como la de Alepo, de igual forma que hacen los medios de comunicación en muchas ocasiones.
El propósito de Erdem Omur y Merve Kurtulus es manifestar cómo la atención pública se centra en asuntos como la elección del color del año de Pantone, mientras en otras zonas la única realidad que envuelve a las personas es la guerra. Por ello, este proyecto trata de remover conciencias, independientemente del posicionamiento político.
Para lograr su objetivo, los creadores del proyecto han utilizado fragmentos de las fotografías los han relacionado con hipotéticos colores de Pantone, que humanizan las situaciones fotografiadas. Entre los colores que plantean Erdem Omur y Merve Kurtulus está el «polvo salado» o «azul esperanza», colores que, a diferencia del verde ‘greenery’ reflejan la situación de Alepo.
Este proyecto está compuesto por imágenes realizadas por fotoperiodistas como Jawad Al Rifai, Mahmoud Raslan, Emin Menguarslan o Cem Genco para plasmar la crudeza de la vida en esta ciudad, sin olvidar la autoría de quien las hizo.