Coco Dávez: «No creo en nada que se consiga sin esfuerzo»

Autodidacta convencida, renunció a estudiar para perseguir su vocación: el dibujo. Fruto de su constancia y esfuerzo, la oportunidad llegó y, años más tarde, ha logrado hacer de su pasión su trabajo. Hablamos con Coco Dávez en la revista Forever Young.

FOTO: COCO DÁVEZ.

Calificada por la industria como una «joven talento», considera que en el campo del arte la experiencia es un valor al alza frente al seductor brillo que desprende la juventud. Si la inestabilidad es un peligroso mar enfurecido, Coco Dávez (Valeria Palmeiro) sabe navegar por él a la perfección.

Se fue a Londres para estudiar fotografía, pero finalmente no realizó la carrera. En 2010 comenzó a dedicarse al dibujo y publicar sus trabajos a través de la red del momento, Facebook. Entre su cartera de clientes se encuentran Chanel, Shiseido, Desigual, Dior, Vogue, Pepe Jeans, Bimba y Lola, o Kenzo, entre otros.

(in)estabilidad

Creo que ha sido un fenómeno que se ha producido a raíz de la crisis. Gente creativa, y también de otros sectores, se quedó sin trabajo y, frente a eso, no hubo otra opción que arriesgar y ver si se podía trabajar con esa autonomía que aporta el ser freelance. En ese sentido, creo que la crisis nos ha beneficiado mucho a los sectores creativos.

Me di cuenta de que podía trabajar de freelance de lo que me gustaba para varios clientes alrededor de 2011, cuando comenzaba la crisis. Sí es cierto que, mientras tanto, busqué trabajos (no necesariamente creativos) para tener una estabilidad y seguir formándome; y ya fue en 2013 cuando me lancé a ello 100%. Desde entonces, he notado un crecimiento exponencial en este tipo de campo.

«Creo que la gente de mi generación que se dedica a algo parecido tiene una gran ventaja: no hemos conocido otra cosa».

Coco Dávez

Partiendo de eso, a mí el concepto de «inestabilidad» es lo que me hace ponerme las pilas. Es lo que me da esa «vidilla», un motor que no puedes parar. Hay baches y momentos que asustan un poco, pero a mí me gusta ese reto.

juventud como actitud

Prefiero pensar que es así: un estado mental. Un periodo que todo el mundo asocia a la libertad, la experimentación, el conocer cosas nuevas.

No sé si me costaría más o menos encontrar trabajo si fuera mayor. Creo que depende un poco. El título de «joven talento» o «joven promesa» vende muy bien. Es atractivo. Sin embargo, también considero que muchos artistas de más edad tienen una mayor experiencia que, bajo algunos contextos, se valora más.

redes y promoción

Es un poco lo que decía antes: he nacido con esto y es casi la única manera que he encontrado de mostrar mi trabajo. Más allá de que, además, me lo paso muy bien (en el sentido de que tengo toda la libertad del mundo para crear ese escaparate o carta de presentación al mundo), resulta una enorme ventaja y trampolín a cualquier parte del planeta y a cualquier hora. Resulta una enorme ventaja en comparación con otras décadas pasadas.

He descubierto en los últimos años que Instagram es la plataforma que más trabajo (Facebook tuvo su declive). Me he dado cuenta de que es una herramienta de trabajo como puede ser una página web, o un correo electrónico, y que tenía un gran potencial. A partir de ahí, he trabajado más que en mi portfolio, en mi marca personal; en que todo se unificara.

Considero que tienes que cuidar mucho la galería que publicas porque, al final, es como una tienda. Tienes que mantener la puerta abierta a todo el mundo, impecable, y prestar la mejor atención posible. Es lo que he ido extrayendo de estos años, además de facilitar o mostrar ese universo que hay más allá de la obra, en mi caso detrás de la pintura. Esto te permite conocer mejor qué hay detrás del artista y, además, de primera mano, qué es lo más interesante.

reconocimiento

Es difícil el tema de los premios… Creo que el auténtico reconocimiento, al final, es dedicarte a lo que gusta. No hay premios o likes suficientes que compensen el que estés a gusto, y hagas lo que realmente quieres con tu trabajo.

todo para ya

Hay una parte que es cierta. Nos movemos en un momento de enorme inmediatez pero, más allá de eso, creo que el esfuerzo es el mismo que de otras generaciones. Aunque ahora existen más facilidades, sin esfuerzo y perseverancia no se conseguiría nada. Al final es el método que se utiliza para conseguir lo que quieres. No creo en nada que se consiga sin esfuerzo.

«No creo que un cliente no quiera encargarle algo a Mariscal porque pueda ser más “lento” que una persona joven»

Coco Dávez

a los 25

Más que cambiar, se evoluciona y aprende con la experiencia. Y es maravilloso. Miro hacia atrás y me hago gracia o me desprende ternura, depende de qué momento. En el fondo sigo siendo la misma persona que se esfuerza por lo que quiere, y a lo que desea llegar. En ese sentido no ha cambiado nada salvo que ahora tengo más «tablas» y me puedo tomar las cosas de diferente manera.

A nivel de estilo, y al no tener estudios y ser autodidacta, creo que he padecido un poco el «síndrome del impostor». En mi caso, antes tocaba otras técnicas y otros palos más cerca del realismo que lo que hago ahora, que es más pop y divertido. También creo, en ese sentido, que he perdido el miedo a defraudar. Antes no lo disfrutaba y ahora mismo sí. Ahí es donde está esa madurez de poder hacer realmente lo que tú quieras más allá del qué dirán.

FOTO: COCO DÁVEZ.

estudios vs. preferencia

Siempre fui muy mala estudiante. Se me hizo creer durante muchos años que yo no podría llegar a ciertos puntos. Tenía muy claro que no encajaba en el sistema de educación al uso porque, lo que me interesaba, sí que me lo aprendía todo y me lo sabía. No obstante, bajo esas estructuras, no se me daba bien.

Siempre he estado en contra de los «titulitos», aunque también quiero resaltar que mi carrera, al fin y al cabo, tampoco es medicina. Con esto quiero decir que quizá no necesito necesariamente un título que corrobore que tengo ciertos conocimientos.

La suerte es un factor importante pero todavía más el trabajo y la actitud. Aquella típica frase de «estar en el lugar adecuado en el momento adecuado» no sé si es del todo real. A mí, al menos, no me ha funcionado eso, o el tema de los contactos. Ha sido una mezcla de suerte, esfuerzo y actitud.

el ritmo de la industria

Lo cierto es que no sé si el modo de trabajar en las industrias creativas facilita que haya más o menos jóvenes. Puede que, por nuestra edad, hayamos aceptado cierto tipo de condiciones que casi se imponen cuando empiezas porque, al final, tienes que comer. Pero, al final, no creo que un cliente no quiera encargarle algo a Mariscal porque pueda ser más «lento» que una persona joven. No creo en eso y espero que no sea así. Lo que sí considero es que de alguna manera los clientes se aprovechan de esa inexperiencia o esa «hambre» de los jóvenes.

trabaja gratis

No beneficia a nadie. Todos lo hemos hecho y hemos dicho que sí a algunos trabajos que deberían haber sido pagados. De todas maneras, creo que es relativo, porque algunos proyectos que puedan no ser remunerados sí pueden ser interesantes porque estás aprendiendo o te permiten una entrada en el mundillo… Pero, en cualquier caso, estoy a favor de que se pague todo trabajo.

Lo que pasa es que una vez estás metida en el mundo, digamos con un trabajo estable (entre comillas), a nadie nos beneficia prostituir el trabajo. Como cualquier otro realizado, debe ser remunerado. En España hay una mentalidad de que lo creativo no vale dinero y mucha gente se aprovecha de ello.

A mí me ha pasado. Me han dicho: «Como te gusta dibujar, no te costará nada hacerme un dibujito». No se valora. Y ese es en parte el problema. Por otro lado, están los medios que exponen tu trabajo y solo se benefician ellos y te lo venden como «será un gran escaparate para ti» o «te vas a dar a conocer…».

FOTO: COCO DÁVEZ

juventud y experiencia

Es cierto que en carreras como el cine o la moda parece que es un valor añadido el ser joven. Se castiga ser mayor y, además, mujer. Ya lo dijo Carmen Maura, que en el momento en que cumples 50 años «ya pasas a ser la abuelita», mientras que si es el hombre el que alcanza esa edad es el «tío buenorro soltero». En esa industria creo que hay mucho achaque.

En el arte, me da la sensación de que los referentes que yo puedo tener mayores son importantes por su obra, no por su imagen, y creo que esta dictadura de la juventud no ha sido tan agresiva aquí.

«La experiencia es un valor añadido también, y con el paso del tiempo, si todo va bien, la obra de alguien se puede ir revalorizando. Tenemos esa suerte, si se cumple. Por lo otro, espero que cambie».

Coco Dávez

consumo de arte

Mi público es bastante amplio. Es cierto que llego a un público más joven por las redes sociales, pero el comprador de obra no suele estar en ese segmento, sino que suele rondar más los 30 años y estar iniciándose en el coleccionismo de arte. Los precios ayudan también porque son más amplios y no tan selectivos, y aunque pueda haber un público mayor en general, también es accesible para otro tipo de gente. Si dijera una edad media, quizá serían los 35 años.

Por el tema de la crisis la gente no podía hacerse con una obra en lienzo. Y entonces resurgió el papel. A lo mejor no puedes adquirir un cuadro de miles de euros, pero sí una ilustración por un precio más reducido. En ese sentido, creo que se ha abierto la puerta a un poder adquisitivo más corriente.

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