Castelló convoca concurso especulativo para el cartel de las fiestas de la Magdalena 2026

El Patronato Municipal de Fiestas lanza una convocatoria abierta a cualquier persona mayor de edad, sin requisitos de formación ni remuneración por participación, a pesar de la oposición de la asociación de diseñadores local La Exprimidora y de los grupos políticos de la oposición.

El Ayuntamiento de Castelló ha hecho públicas las bases del concurso para elegir el cartel oficial de las fiestas de la Magdalena 2026. El certamen permite participar a cualquier persona mayor de edad, sin exigir titulación, experiencia o formación en diseño. El resultado es una convocatoria popular que equipara en condiciones a profesionales, estudiantes y aficionados, desdibujando el valor de la práctica profesional del diseño.

Este modelo, ampliamente criticado por el sector, se considera un ejemplo de trabajo especulativo: se piden propuestas completas sin remuneración, y solo una —la ganadora— recibirá compensación económica. Las demás quedarán sin reconocimiento ni contraprestación.

Según el comunicado emitido por La Exprimidora, “el nuevo planteamiento implica pedir múltiples propuestas sin compensar a los diseñadores, para luego pagar solo a la obra ganadora”. Esto, añaden, supone “hacer trabajar gratuitamente a todas las personas que se presentan” y perpetuar una práctica que consideran nociva “tanto para el sector del diseño como para la propia calidad del cartel municipal”.

Desde la asociación advierten además de los riesgos que se repiten en este tipo de convocatorias: “plagio, ausencia de criterios técnicos claros, soluciones que no soportan el paso del tiempo, e incluso el uso inapropiado de inteligencia artificial”. Temen que, al recibir muchas propuestas “del lado de amateurs que compiten gratis”, se sacrifique el resultado final que merece un evento con tanto peso simbólico y visual para la ciudad.

La Exprimidora ha solicitado la retirada del concurso y ha propuesto sustituirlo por un encargo profesional en condiciones justas y transparentes. “Desde la asociación proponemos fórmulas alternativas a los concursos especulativos”, explican. “Fórmulas que son respetuosas con los y las profesionales del diseño, basadas en criterios de representatividad y publicidad, y que garantizan un buen resultado”.

Reacciones institucionales y políticas

Las críticas no proceden solo del ámbito profesional. Según se ha publicado en medios locales, los grupos políticos de la oposición también han expresado su desacuerdo con el procedimiento. El PSPV-PSOE de Castelló ha acusado al concejal responsable, Juan Carlos Carrasco, de “ningunear a los diseñadores” al modificar las bases del cartel y de “incumplir los compromisos adquiridos durante el IV Congrés Magdalener”, donde se acordó avanzar hacia fórmulas más respetuosas con el trabajo creativo.

Por su parte, la presidenta del Patronato de Fiestas, Noelia Selma, defendió el proceso y anunció que el Ayuntamiento recuperará “el sistema tradicional de elección mediante jurado”, asegurando que permitirá “visualizar todas las propuestas y elegir entre ellas a la ganadora”. No obstante, las bases publicadas mantienen el modelo abierto, sin limitación en el número de participantes ni compensación a quienes presenten trabajos no premiados.

El plazo de presentación de las obras estará abierto hasta el 31 de octubre de 2025, y el premio será de 5.000 euros. Cada participante deberá entregar su propuesta en formato físico y digital, incluyendo la alegoría de una gaiata y el escudo de la ciudad.

A pesar de los matices anunciados, la comunidad creativa considera que el Ayuntamiento da un paso atrás respecto a ediciones anteriores, cuando se había apostado por la llamada a proyecto como fórmula más profesionalizada. Desde el sector se recuerda que los concursos de carteles con participación libre “banalizan la creación” y “reducen la responsabilidad del diseño a una cuestión de gusto popular”.

Cartel de la Magdalena 2025 diseñado por Joanrojeski estudi creatiu

Un conflicto que trasciende el cartel

Más allá del caso concreto, el debate reabre una cuestión recurrente: el reconocimiento institucional del diseño como profesión. En una ciudad con una Escuela de Arte y Superior de Diseño pública, donde se forman cada año decenas de futuros profesionales, la decisión del Ayuntamiento lanza un mensaje paradójico.

Mientras los estudiantes invierten años en adquirir conocimientos técnicos y metodológicos, el concurso les dice que “cualquiera puede hacerlo”. Para el sector, esta es la raíz del problema: una política cultural que convierte el diseño en afición, en lugar de asumirlo como una herramienta estratégica de comunicación pública.

La participación ciudadana no puede usarse como excusa para obtener trabajo gratis. Si el Ayuntamiento quiere implicar a la gente, que organice talleres o actividades abiertas, pero no concursos donde se explote la creatividad de forma gratuita.

El caso de Castelló se suma a una larga lista de ejemplos similares en municipios españoles donde la cultura del concurso persiste. Y aunque las reacciones han sido contundentes, las bases siguen en vigor. Por ahora, el mensaje institucional es claro: el cartel de las fiestas más importantes de la ciudad podrá ser diseñado por cualquiera, no nos importa si eres profesional o no.

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