El diseñador español afincado en Toronto explora las ideas que surgen en el proceso creativo, y apunta hacia el siguiente conclusión: «Los buenos artistas copian; los grandes artistas roban». Aprovechamos para hablar con él sobre ‘Art is Theft’, y otros entresijos de la creatividad
Visitas al Museo del Oro y Museo Nacional de Bogotá, en Colombia, y al Royal Ontario Museum, en Toronto, ciudad en la que vive y desarrolla su labor profesional en el estudio Polyester, acabaron conformando el resto de la amalgama de referencias que «desarrollaron el estilo que se puede ver en la pieza animada», y que también incluyen reminiscencias de nuestra historia más antigua. «Fue un proceso muy natural que se fue desarrollando poco a poco», indica el diseñador, que también admite que la idea original del proyecto procede de una charla que concedió sobre Picasso en Granada en 2012 bajo el título de «el Arte es Robo».
‘Art is Theft’ es un homenaje a la creatividad, la inspiración, y, efectivamente, el robo. No en vano, Cordero alude a que robamos el arte y el «alma» de otros artistas para hacer piezas que nosotros consideramos «originales». «Robar el ‘alma’ va más allá de la mera copia», puntualiza el diseñador. «Quiere decir que tomamos un concepto y un estilo y lo hacemos nuestro, que lo llevamos más allá de donde lo encontramos. La originalidad se basa en esto precisamente», añade.
Cualquier proceso de creación es duro, más todavía en una época donde parece que todo está inventado. «Nos empecinamos en crear o ver algo que nunca haya existido, y la realidad es que una creación ‘ex nihilo’ (de la nada) no existe», asevera Daniel Cordero. Por lo tanto, cuanto más bagaje cultural tengamos, y más obras de nuestro pasado conozcamos, mejor podremos desarrollar caminos propios.
Respecto a si la creatividad es una virtud con la que se nace, el diseñador considera que la adquisición de la habilidad procede de la práctica. «Puede ser que haya personas especialmente sensibles o ingeniosas, pero es indudable que la creatividad es como un músculo: hay que ejecutarlo y desarrollarlo». La constancia y el esfuerzo son requisitos fundamentales para ello. Y, por supuesto, «equivocarse infinidad de veces».
La educación también juega un papel en el terreno creativo, que para Cordero no ayuda, precisamente, a «potenciar la creatividad». Tampoco lo hace, necesariamente, Internet. La utilización de cada vez más aplicaciones y herramientas digitales nos enfrenta a dos principales temas: primero, si lo que pervive en Internet es «de todos»; segundo, si cualquiera que utiliza, por ejemplo, Instagram, se convierte automáticamente en fotógrafo. «Las aplicaciones están haciendo todo más accesible, pero eso no quiere decir que nos convierta de manera instantánea en profesionales», indica el diseñador.
Definir la creatividad, a estas alturas, sigue sin estar exento de cierta responsabilidad. «La creatividad es filtrar el mundo que nos rodea y destilarlo de una forma única y personal, propia. La belleza del proceso creativo es que cada persona dará un resultado muy diferente porque somos únicos», opina Daniel Cordero. ‘Art is Theft’ y su firme posición al respecto dan buena fe de ello.