Silicon Valley: la igualdad de género entre creativas a análisis

En 2016, la asociación de diseñadores profesionales AIGA revelaba en un censo realizado en Estados Unidos que por cada dólar ganado por un hombre en la industria, una mujer recibía 81¢. El año siguiente, Eye On Design en asociación con el colectivo Notamuse denunciaban la desigualdad de géneros que permanecía en la mayoría de las conferencias internacionales de diseño. Con motivo de la mesa redonda organizada por la asociación The Design Kids en San Francisco, nos reunimos con Indhira Rojas, Jade Broomfield y Hope Meng, tres profesionales de la área del diseño; tres mujeres de color que desde Silicon Valley nos comparten su experiencia y analizan el estado de la igualdad de género en 2019.

Portadas de Anxy Magazine

Jade Broomfield es diseñadora gráfica, y artista de lettering. Después de estudiar un MFA de Design for Social Innovation en la escuela neoyorkina School of Visual Arts llegó a la costa oeste para trabajar como diseñadora visual en la start-up de zapatos de lana, Allbirds. 

Hope Meng se gradúo de la universidad de Berkeley en economía y trabajó como consultora antes de descubrir que su vocación radicaba en el lado del diseño gráfico. Hoy Hope, es mamá de dos criaturas y cumple 9 años como diseñadora independiente. Enfoca su práctica hacia la tipografía y el lettering, creando puentes con el arte. 

Indhira Rojas empezó su carrera profesional en la industria de la publicidad. Después de cursar un Máster de Diseño Interactivo y Design Thinking, trabajo para varias compañías de Silicon Valley así como Salesforce o Medium. En 2016 lanza Anxy, una revista dedicada a la salud mental a través el prisma del arte. En paralelo, Indhira dirige su estudio de diseño Anagraph. 


¿Creéis que la liberación del discurso de la mujer sobre las desigualdades de género estos últimos años han cambiado las dinámicas y la percepción en el espacio laboral? 

J.B.: Todavía soy junior pero en Allbirds, trabajo por primera vez en un equipo exclusivamente femenino. Es fantástico. Genera conversaciones sobre el feminismo para nuestras campañas o sobre cómo representamos a las mujeres. Es poderoso ver que podemos tratar estos temas.

Jade Broomfield

I.R.: Después del movimiento #metoo, nos estamos abriendo más sobre lo que es ser una mujer en este mundo y lo que tenemos que afrontar. El solo hecho de tener estas conversaciones crea un entorno diferente donde los hombres empiezan a empatizar y a entender realmente qué es lo que está pasando. 

Pero todavía me decepciona ver que las mujeres no son suficientemente celebradas comparado a la proporción que representan en la industria. En este sentido falta mucho por hacer. 

¿En qué medida ser una mujer de color influencia su experiencia laboral?

I.R.: La primera vez que me sentí diferente en el espacio de trabajo fue en Nueva York, al iniciar mi carrera en la industria publicitaria. Soy dominicana y obviamente hay muchos dominicanos en Nueva York, pero éramos solamente dos en la oficina. Los demás trabajaban generalmente en las áreas de servicio. Me di cuenta que no había muchas mujeres hispanas diseñadoras, y especialmente en puestos directivos. Hoy vemos más mujeres y especialmente mujeres de color trabajando en la industria del diseño, pero una vez llegas a niveles ejecutivos, su presencia se hace muy escasa. 

J.B.: Tengo una experiencia similar. En cada uno de mis equipos, siempre he rendido cuentas a un hombre y siempre he sido la única mujer de color. Me siento rara cuando estoy frustrada en el trabajo porque no quiero responder al estereotipo de mujer negra enojada. Aunque nadie me haya hecho una reflexión al respecto, es algo, de lo cual soy muy consciente. Pero debería tener derecho a frustrarme con el trabajo, simplemente porque es frustrante a veces. 

Neo Alfabet, por Jade Broomfield

¿Cómo respondéis a estas situaciones?

J.B.: Es importante ser uno mismo sin disculparse. Hay momentos en los cuales una se siente sola, pero siempre existen aliados y hay que buscarlos. Una tiene que ir a trabajar cada día con la idea de que es capaz de hacerlo todo.

H. M.: También hay que aprovechar cualquier oportunidad de exponerse. Durante muchos años me escondí detrás de mi trabajo pensando, “necesito mostrar mi diseño, no mi cara”. Es hasta hace recientemente poco que me di cuenta que lo necesario era exponerme, simplemente porque para mí, es muy importante ver mujeres asiáticas despuntando en la industria. 

I.R.: La industria del diseño es probablemente una de las más abiertas. Si tienes el privilegio de poder elegir la cultura de empresa con la cual vas a trabajar, hazlo y busca un entorno laboral que aprecie lo que eres. 

Anxy Magazine

Entre las obligaciones que supone llevar un negocio propio y la carga mental que todavía pesa en mayoría de las mujeres, ¿cómo mantenéis el equilibrio?

I.R.: Soy una workaholic. Trabajo muy intensamente y cuando siento que me estoy quemando, me tomo largos recesos. Es lo que me funciona ahora aunque no creo que sea el mejor método. Intento ser más consistente y no esperar entrar en zona roja para desacelerar el ritmo. Pero cuando te apasiona lo que haces, parar es difícil. Aun así, hay que ponerle freno en algún punto porque la lista de cosas que tienes que hacer nunca se acabará. Cuando termino 5 tareas aparecen 5 más. 

H.M.: Cuando mi hija tenía 3 años, aparté muchos compromisos profesionales para dedicarle más atención y acabe en depresión, hasta que caí en la cuenta de que mi creatividad era mi cuidado personal. La gente asocia el tema de cuidado personal con hacerse masajes y aunque siempre me viene bien un masaje, no es lo que me hacía falta.

Los proyectos personales son muy importantes, especialmente si estás trabajando en un proyecto comercial “amarga-vidas. Tener un espacio donde puedas expresar tu creatividad ayuda a sentirte en equilibrio. 

Hablando de lo que queda por hacer, ¿qué es lo más urgente a abordar para vosotras? 

I.R.: El tema que más me apasiona ahora es dar a entender que nuestra carga mental es más pesada y que nos enfrentamos a más barreras para llegar al éxito. Estamos pidiendo a las mujeres que sean competitivas respecto a los hombres, pero tenemos que revelar la realidad detrás del éxito de cada mujer, sin estigmatizarlas. Es decir, cuando ves una mujer exitosa es muy probable que el desafío que presenta sea muy grande y es difícil reconocerlo adecuadamente.

J.B.: Hay que entender que lo que estamos pidiendo es completamente válido. No nos estamos quejando por quejarnos. Trabajamos mucho y a veces más que los hombres para llegar al mismo nivel. Este nivel de respeto es lo que tenemos que pedir.

H.M.: Cuando vas a eventos de diseño, más de la mitad de los espacios se componen de mujeres. Se tiene que reflejar a niveles ejecutivos, en el cartel de conferencias y talleres, en los equipos pedagógicos de las universidades.

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