Estar atrapado en una rutina creativa es increíblemente frustrante. La buena noticia es que no importa la disciplina, ya sea diseño 3D, diseño editorial o algo completamente diferente, las recetas para escapar de la rutina son las mismas. Para impulsar la creatividad, hay una serie de consejos básicos: dar un paseo, escuchar música o buscar inspiración por la web. Pero, si necesitas algo más radical, como, por ejemplo, reiniciar tu pensamiento de diseño y enviarlo en direcciones nuevas, te presentamos 10 maneras de transformar tu modo de pensar y encender la imaginación.
1.Encuentra a un colaborador totalmente diferente a ti
Cuando buscas a un socio para colaborar en un proyecto creativo, sueles buscar a alguien similar a ti en cuanto a experiencia, estilo de trabajo, background y comportamiento. Sin embargo, es poco probable que esta colaboración de dos personas casi idénticas se transforme en algo más original que en un resultado final predecible. Y si, en cambio, unes sinergias con alguien que parece completamente inadecuado para el tipo de proyecto que estás buscando, quizá obtengas resultados únicos. Por ejemplo, si eres un diseñador 3D que trabaja en una serie de animaciones para una marca de ropa de alta gama, pregúntate si un ilustrador en 2D para libros infantiles podría aportar alguna nueva visión, por ejemplo.
2. Empieza un proyecto diario
La creatividad es como un músculo que necesita trabajo constante, esfuerzo y dolor para convertirse en algo realmente poderoso y transformador. Y una buena forma de entrenar la creatividad es iniciar un proyecto de diseño diario. En lugar de reflexionar durante horas sobre las diferentes direcciones que puede tomar tu creatividad, es buena idea sumergirse en una rutina regular, en la que debes tomar decisiones rápidas e imaginativas. Puede que no todas las ideas creativas funcionen, pero esa es la belleza de un proyecto diario: no hay tiempo para llorar y decepcionarse, solo tienes que continuar desarrollando tu idea; explorar la imaginación e intentar hacerlo mejor la próxima vez. Porque, en realidad, no importa conseguir un resultado cualquiera cada día, sino lo que importa es conocerte a ti mismo, ganar la experiencia y confiar en tus habilidades profesionales, algo que es invaluable.
Empieza con un proyecto de 100 días, elige el objetivo, piensa bien qué quieres conseguir con esto proyecto, pon las reglas muy concretas y estrictas, y dale play a tu creatividad. Puedes dedicarte hacer fotografías de café, diseñar portadas de álbumes musicales, crear collages o moodbards, ilustrar tu vida, diseñar GIFs o crear historias cortas en formato de vídeo, imaginar eslóganes o frases motivadoras, crear tarjetas de visita o logotipos… Los resultados pueden ser sorprendentes, pero, lo más importante es la progresión, de ti, de tu creatividad, de tu experiencia.
3. Haz algo que hacías en tu infancia
¿Recuerdas haber tenido una imaginación salvaje cuando eras niño? Crecer y ajustarse a las normas de la sociedad tiende a quitar esa creatividad que uno tenía, pero hay formas de recuperarla. Un método simple es hacer algo que hiciste en tu infancia, pero que nunca repetirías como adulto. Volver a involucrarse en actividades infantiles puede ayudar a reactivar las áreas inactivas de tu cerebro. Dependiendo de la década en que creciste, elige lo que te encantaba hacer, sin tener miedo al rechazo social. Las asociaciones de nostalgia que descubre tu cerebro pueden ser sorprendentemente exitosas para hacer que tu cerebro funcione de manera más creativa.
4. Mira una película en blanco y negro
Cada vez que tus fuerzas creativas se agotan en un proyecto, es muy tentador hacer un descanso y recargar tus baterías paseando en tranquilidad o viendo una película. Pero, la mayoría de las películas actuales no son la mejor opción para dejar que tu cerebro se relaje. Si realmente quieres entrar un “espacio mental” diferente, ¿por qué no ver una película clásica en blanco y negro? Aunque el estilo de dirección, montaje y narración son muy diferentes, hay una atmósfera acogedora en películas clásicas, una estética peculiar, un genuino caleidoscopio emocional.
5. Describe tu proyecto a alguien que no sea especialista
Esto sucede, en un momento u otro, con cada profesional. Te has estancado en unos detalles pequeños pero importantes de un proyecto creativo hasta tal punto que ya no puedes “ver los árboles del bosque”. En estos momentos de bloqueo creativo es imprescindible dar un paso atrás y obtener una nueva perspectiva y visión del proyecto, y una buena manera de hacerlo es hablar con alguien que no sea creativo profesional. Esto te obliga a traducir la esencia del proyecto y sus problemas en un lenguaje comprensible para los no especialistas. Al explicarlo en una perspectiva sencilla y con claridad, es posible que acabes viendo cuál es la solución.
6. Compra revistas impresas
Sí, existen muchos lugares en Internet donde pasearse en búsqueda de inspiración, ¿pero cuándo fue la última vez que pasaste las páginas de una revista impresa? Una revista impresa, que ofrece contenido único, exclusivo y con un gran trabajo de diseño editorial, es una experiencia altamente aconsejable. Es un gran modo de involucrar a tus sentidos e imaginación en una actividad que dista mucho del modo mecánico con el que se navega por internet. Hazte con una revista y seguramente te sorprenderá la rapidez con la que se dispararan tus neuronas creativas.
7. Atenua las luces
Suena contraproducente, pero una luz tenue puede encender grandes ideas creativas. Según el estudio psicológico de Anna Steidle y Lioba Werth, la oscuridad –las luces suaves– provoca una sensación de estar libre de restricciones y desencadena un estilo de procesamiento arriesgado y exploratorio.
8. Ve a clases de improvisación
Todos somos infinitamente creativos. Lo que impide que nuestras ideas más creativas lleguen a nuestra subconsciencia es el miedo de parecer estúpido delante de los demás. La creatividad, vista desde esta manera, se convierte en una cuestión de confianza y autoestimación. Citamos a la leyenda del jazz Miles Davis: «No temas a los errores. No hay ninguno». ¿Pero cómo lograr llevarlo a la práctica? Una de las opciones es ir a clases de improvisación. Trabajar en un grupo de improvisación es, en realidad, trabajar en un ambiente muy acogedor, dinámico y enriquecedor, porque nadie es criticado y se permite fallar. La improvisación también es excelente para aumentar las habilidades de hacer asociaciones, lo que, en parte, forma la creatividad.
9. Rompe las reglas
Todos conocemos la frase ‘Debes conocer las reglas para romperlas’. Pero, ¿con qué frecuencia lo ponemos en práctica? El problema es que pasamos tanto tiempo interiorizando las reglas que olvidamos que existen. De vez en cuando, vale la pena hacer un esfuerzo consciente para hacer algo intencionalmente mal. Romper algunas teorías en diseño, usar una combinación de colores no esperada, crear una tipografía con imperfecciones, mezclar estilos… En la mayoría de los casos, el resultado será un desastre, pero existe la posibilidad de que de 100 intentos caóticos encuentres algo increíble y verdaderamente original.
10. Conviértete en un nómada digital
Sin embargo, no hay nada mejor para impulsar y transformar tu pensamiento como pasar tiempo en un país totalmente diferente, con una cultura totalmente diferente. Como el trabajo creativo cada vez se digitaliza más, la mayoría de freelance no tienen que estar obligatoriamente en el mismo lugar que sus clientes. Si te apetece la idea de vivir y trabajar en el extranjero como un nómada/cosmopolita digital, consulta la web de Nomad List; está llena de consejos prácticos para comenzar.
¡Que buen reportaje!, trataré de aplicar estas ideas cuando me vea atascado creativamente.